'Cometierra' llega al streaming: cómo es la novela de Dolores Reyes y su impactante recorrido a seis años de su salida
Tal como relató hace unos años en diálogo con elDiarioAR, fue en un taller de escritura donde Dolores Reyes descubrió el germen de Cometierra, su primera novela. Mientras un compañero leía un texto a ella se le apareció una imagen muy potente en la cabeza: una niña sentada en un cementerio que se metía tierra en la boca. Ese disparador la llevó a escribir un libro que, desde su salida en 2019 a través del sello independiente Sigilo, se ha convertido en un éxito de ventas y en un fenómeno editorial que sigue sumando lectores. Desde el 31 de octubre, esa historia se podrá ver convertida en una serie dirigida por el argentino Daniel Burman a través de la plataforma Prime Video.
La novela comienza con una dedicatoria de impacto: “A la memoria de Melina Romero y Araceli Ramos. A las víctimas de femicidio, a sus sobrevivientes”. Es que el femicidio y en general la violencia contra las mujeres es uno de los asuntos centrales de la novela.
Traducida a 14 idiomas, considerada por el New York Times en 2019 como uno de los libros del año, la novela de Reyes tiene en el centro a una joven del conurbano bonaerense apodada Cometierra por su particular don: luego de tragar un puñado de tierra donde estuvieron por última vez, ella puede descubrir qué ocurrió con esas víctimas. Por lo general se trata de personas que están desaparecidas o muertas. La mayoría son mujeres.
“Antes tragaba por mí, por la bronca, porque les molestaba y les daba vergüenza. Decían que la tierra es sucia, que se me iba a hinchar la panza como a un sapo (...) Después empecé a comer tierra por otros que querían hablar. Otros, que ya se fueron”, se lee en la primera página del libro.
“Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres”, se lee en la contratapa de la publicación.
Tal como Reyes contó a este medio, desde su salida Cometierra le ha cambiado la vida. No solo porque la llevó a presentar la novela por todo el mundo –la escritora fue invitada a participar de varias ferias y presentaciones en distintos países de Europa y América Latina y también en los Estados Unidos– sino porque la publicación la llevó a ponerse en contacto con familiares de víctimas de femicidios y con una gran cantidad de lectores que se sienten identificados con los personajes del libro.
“Trato de contestarle a todxs. Tanto en persona como por redes. Aunque a veces no llego porque me escriben un montón, me mandan fotos con los libros, dibujos, videos que hacen representando escenas...son tremendamente creativos”, dijo en 2023 cuando se anunció que el libro llegaría a las pantallas convertido en una serie.
Ese mismo año, Reyes se vio obligada a pedir una licencia sin goce de sueldo en el colegio donde trabajaba como docente en la localidad de Pablo Podestá, en el conurbano bonaerense, porque ya no podía combinar el trabajo en las aulas con los viajes que surgían cuando la invitaban a hablar de la novela. En paralelo, se multiplicaban las reimpresiones del libro y sus traducciones.
Un spin-off
También en 2023, y luego de cuatro años de trabajo, Reyes publicó Miseria, una suerte de “spin-off” de su novela debut, esta vez a través de la multinacional Penguin Random House y su sello Alfaguara. En Miseria, Reyes retoma el universo y el tono de su libro anterior otra vez con Cometierra en primer plano, aunque con un desplazamiento. Porque Cometierra ya no está sola, porque su cuñada Miseria la sigue por todas partes y se convierte casi en su sombra y porque, lejos de sus primeras andanzas y de todo lo conocido, la joven se instaló ahora en un barrio lleno de misterios.
“No termino de acostumbrarme a los carteles. Uno atrás del otro, peleando por los pocos pedazos de cielo libre. Esto no es solo el shopping del conurbano, estamos en la capital nacional de las videntes, pero a Cometierra ninguna de todas esas charlatanas le llega ni a los talones. Ella en serio puede ver”, describe en la novela la joven apodada Miseria.
A Cometierra le surgen de esta manera rivales y también una cómplice como Miseria, que es cercana y al mismo tiempo muy distinta. “Me encantaba eso de sacar una historia a dos voces y enfrentarla o contraponerla con una pibita que es tan distinta y a la vez tan próxima. Tienen casi la misma edad, el mismo sociolecto, hay una cercanía y a la vez las personalidades son muy distintas”, señaló la escritora ante la publicación de la novela en diálogo con elDiarioAR.
Sobre el desafío de retomar aquel universo de su primer libro, Reyes aseguró: “Fueron cuatro años de trabajar esta novela. Yo sabía lo que quería contar, eso lo tenía muy claro. En la escritura siempre acontecen miles de cosas y todo se va enriqueciendo en el momento en que te sentás a escribir. Al principio sí sabía que esta novela iba a ir desde acá hasta acá. Pero el tema del tono y las voces era el gran desafío. A mí me interesa mucho eso además: que se pueda ver un personaje justamente con el tratamiento que una hace ahí con la lengua. También los matices, ese juego con la proximidad. Porque si te pongo a una mujer más grande, de Recoleta por ejemplo, a hacer el contrapunto con esta piba es muy fácil. Pero con pibas que se llevan apenas un par de años y están tan pegadas vital y existencialmente era mucho más complicado”.
La arremetida ultraconservadora
Mientras Cometierra y Miseria seguían cosechando lectores en Argentina y buena parte del mundo, la primera novela de Reyes se convirtió, junto con otros libros de autoras argentinas, en un disparador de debates insólitos que ocuparon horas de televisión y espacio en los principales medios. Ocurrió a finales de 2024, luego de que distintos representantes del oficialismo, grupos ultraconservadores y algunos sectores políticos aliados al gobierno de Javier Milei cuestionaran una serie de publicaciones que se entregaron de forma gratuita a bibliotecas escolares de la provincia de Buenos Aires como parte de un plan de incentivo de la lectura llamado Identidades Bonaerenses.
Una de las voces que se escuchó con más intensidad fue la de la vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, quien desde sus redes sociales se refirió a estos libros como publicaciones que “exaltan la pedofilia y sexualizan a los niños”.
En particular, y luego de una curiosa búsqueda por esos textos para dar con supuestas escenas de contenido sexual, los cuestionamientos de representantes del gobierno y sectores ultraconservadores aliados recayeron sobre Cometierra y sobre su autora, que además fue hostigada en las redes sociales. Por aquellos días, también fueron víctimas de ataques Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara; Las primas, de Aurora Venturini y Si no fueras tan niña, de Sol Fantin.
La arremetida oficialista, que se manifestó sobre todo en las redes sociales y que provocó que varias de las autoras que formaban parte de aquella colección bonaerense llegaran a ser cuestionadas y hasta insultadas por los aliados libertarios, llevó a un grupo de escritores y escritoras a organizar una suerte de acto de desagravio de esos textos.
Bajo el lema “Leer Cometierra y otros textos” se llevó adelante el 23 de noviembre de 2024 una lectura colectiva de toda la novela Cometierra y también de extractos de los otros libros impugnados en el Teatro Picadero del centro porteño.
“Ante disparates que se escucharon acerca de Cometierra y otros textos, y frente a la preocupación genuina que ocasionaron a algunos padres, escritores y escritoras contestamos leyendo en un acto colectivo e invitamos a adherir En defensa de los libros”, expresó por aquellas horas la escritora Claudia Piñeiro, una de las principales impulsoras de la iniciativa.
Ante una sala colmada y con la propia Dolores Reyes sentada con mucha emoción en primera fila, se reunieron un centenar de escritores y escritoras. Participaron, entre otros, autores como Martín Kohan, Liliana Heker, Gabriela Cabezón Cámara, Alejandra Kamiya, Sergio Olguín, Inés Garland, Federico Jeanmaire, Julián López, Luisa Valenzuela, Santiago Loza, Gabriela Borreli y Juan Sasturain.
Después de casi tres horas de lectura ininterrumpida, la propia Dolores Reyes cerró la jornada, visiblemente conmovida por los aplausos de la sala repleta. “¡En un momento pensé que me iba a desmayar!”, dijo ese día Reyes a elDiarioAR.
“Esto fue muy emocionante, pero no me lo tomo como un homenaje personal: es una defensa a los libros, a la lectura y de la escuela, que es la institución que forma lectores en este país. Ante tanto ataque, hicimos lo que ellos no hacen: nos pusimos a leer”, concluyó la autora de Cometierra.
AL
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