Las pistas sobre ‘Lux’ que Rosalía deja con ‘Berghain’: por qué la artista apuesta ahora por este sonido
A Rosalía no le gusta jugar sobre seguro. La artista, que se volvió una figura esencial en la industria musical con El Mal Querer (2018), disco que le valió su primer Grammy al combinar de forma espléndida los universos del flamenco y del pop contemporáneo, dio un giro de 180 grados con el lanzamiento de Motomami (2022). La intérprete apartó el sonido más folclórico de su aclamado trabajo para sucumbir a una mezcla electrónica de géneros, convirtiéndose en una superestrella que cantaba reguetón, lo reinventaba mezclándolo con una bulería o lo apaciguaba fusionándolo con una bachata. La artista catalana no solo volvió a hacerse con el codiciado gramófono, sino que demostró que nadie podía dar por sentado el futuro de su sonido.
Desde entonces, el escepticismo con respecto a su siguiente movimiento ha crecido en tanto su nombre lo ha hecho internacionalmente. Tras su tercer álbum de estudio, Rosalía se volvió a rendir al reguetón con el sencillo Tuya (2023), que incorporaba el uso de cuerdas de koto —el instrumento nacional de Japón— para romper con beats ruidistas a lo Motomami, y más tarde rapeó junto a la cantante de k-pop Lisa en el tema New Woman (2024). Pero, si había alguna pista sobre cómo sonaría su cuarto proyecto, que desde su presentación en Callao sabemos que se titula Lux, esa ha sido sin duda su siempre tan presente inspiración björkiana. El estreno de Berghain, el primer adelanto de su próximo disco, trae a la propia Björk, a Yves Tumor e incluso a la Orquesta Sinfónica de Londres para romper todos los esquemas de sus oyentes.
Es probable que pocas personas vaticinaran que la última propuesta de Rosalía estaría más cerca de Mozart que de cualquiera de sus canciones anteriores, al menos en lo que musicalmente se refiere. No es de extrañar, por ende, que la artista pusiera a todo volumen al clásico compositor austríaco en su viaje en coche a la Gran Vía de Madrid, que sonó junto a Guitarricadelafuente y The Strokes justo antes de que anunciara su nuevo disco. La carta de presentación de Lux es un tema radical en el que la cantante se entrega por completo a los cuatro movimientos propios de una ópera, envolviendo la atmósfera de una melodía aupada por violines y combinando el español, el inglés y el alemán.
Con un lanzamiento tan arriesgado, inverosímil y disruptivo como Berghain, la artista deja más dudas que certezas sobre lo que pretende hacer con su música. Quizás precisamente por ello Rosalía ha seleccionado ese tema para iniciar su nueva etapa, tratando de mostrar virtuosismo. Si Lux sigue la estela de lo que aventura esta canción, distanciándose a lo grande del sonido que venía haciendo, este puede ser el álbum que la diferencie de sus compañeros de profesión para impulsarla a un estatus similar al de Björk. Esta artista islandesa es reconocida por hacer música alternativa y vanguardista sin tener demasiado en cuenta el éxito comercial, y lo cierto es que Rosalía ahora puede permitirse trabajar a un nivel que antes no le era posible.
Aun así, y pese a publicarse a las cinco de la tarde, la canción fue la más escuchada ayer en España con 500.000 reproducciones solo en Spotify, acumulando 1,6 millones mundialmente en la plataforma. El videoclip, por su parte, ha obtenido 4 millones de visualizaciones en YouTube durante sus primeras 24 horas. Son cifras que dicen mucho más de la expectación que había en torno al regreso musical de Rosalía que de la valía de Berghain como hit, pues no parece que este título vaya a convertirse en un éxito radiofónico ni tampoco que sea esa su intención. Saltando de un género a otro en menos de tres minutos, sin que haya tiempo suficiente para que la orquesta respire y con un final explosivo, su objetivo bien podría ser reivindicar su nueva obra y poner sobre la mesa lo que es capaz de hacer.
No obstante, la intensidad de Berghain y su locura instrumental, que recuerda a la banda sonora de cualquier película épica, hacen que la canción sea poco accesible para el público convencional, alejándola de audiencias más mainstream y anulando por completo su potencial de repetición —no es una canción que inste al oyente casual a escucharla en bucle—. ¿Está Rosalía priorizando asombrar por encima de todo? En una entrevista en el pódcast Radio Noia reveló que este disco es el primero que hace “sin miedo al fracaso”. La incógnita que todavía no se ha disipado es si las 15 pistas de Lux seguirán este camino o si habrá canciones más digeribles. Berghain ocupa la sexta posición, por lo que existe la posibilidad de que sirva de interludio entre temas con fórmulas más apacibles para quienes busquen algo no tan experimental.
Una declaración de intenciones a lo 'Saoko'
El efecto sorpresa que ha provocado la nueva canción de Rosalía es idéntico al que hace tres años se adjudicó Saoko (2022). Era el segundo adelanto de Motomami tras La fama con The Weeknd y tuvo un recibimiento mixto. El siguiente single, Chicken Teriyaki, aumentó la incredulidad en torno al cambio musical de la artista. Sin embargo, una vez que la gente pudo escuchar el álbum en su totalidad, el concepto caló y estas canciones pasaron a convertirse en himnos imprescindibles del proyecto. En esta ocasión, las reacciones ante Berghain han sido mayoritariamente positivas, pero el concepto aún no se entiende a la perfección: después de prescindir de los instrumentos tradicionales en su anterior disco, Rosalía mete ahora a toda una orquesta en un autobús y se la lleva consigo en un tema rupturista.
No tan chocante puede resultar la novena canción, De Madrugá. Se trata de una pista inédita que Rosalía interpretó en directo durante toda la gira de El Mal Querer, aunque no acabó formando parte del trabajo. Un fragmento de la versión de estudio se ha escuchado en septiembre de este mismo año como parte de la campaña de la artista con Calvin Klein y, de no haber cambios en la versión que ha sido anunciado para Lux, supone una vuelta indiscutible a los orígenes, con una instrumental mucho más afable que Berghain que apreciarán los amantes del segundo disco de la cantante. De mantenerse esa misma grabación, será interesante ver cómo pueden convivir ambos sonidos en el mismo disco.
Asimismo, la imaginería cristina de la nueva era de Rosalía, que protagoniza el vídeo dirigido por Nicolás Méndez y que ha llevado a la intérprete a ser una monja en la portada del álbum, da un giro oscuro en la narrativa de Berghain. “La única forma de salvarnos es a través de la intervención divina”, proclama Björk, como si de un dios se tratase, en el puente de la canción. “Te follaré hasta que me quieras”, canta el estadounidense Yves Tumor en la parte final. Esto, que contrasta con la pacífica imagen de Rosalía que sirve como carátula del álbum, va en la línea del título de la décima canción: Dios Es Un Stalker. La letra de Berghain prevé una reflexión mucho más sombría de la luz y la religión en un proyecto que promete abordar todos estos temas a partir del 7 de noviembre.
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