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Crónica

Entre carpas, “pulseras de la amistad” y estampitas, los fans de Taylor Swift vuelven a pedir que “no voten a Milei”

Los carteles que pegaron los fans de Taylor Swift en la puerta del Monumental

Macarena Romero

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Se rumorea que dentro del estadio Monumental, en la intersección de las avenidas Figueroa Alcorta y Udaondo, en el barrio de Belgrano, uno de los camarines está siendo tapizado de cristales Swarovski. Afuera hay una hilera de carpas iglú sin colchón, reposeras, algunas colchonetas, y frazadas de lana a cuadros en el piso. Al inicio de la fila hay un refugio improvisado con una lona azul, que parece parte de una pileta pelopincho atada a las vallas. La estructura se sostiene, precaria, con un escobillón en el centro.

Los cristales Swarovski son para Taylor Swift, la cantante estadounidense que se presentará el 9, 10 y 11 de noviembre en el marco de su gira The Eras Tour. Afuera sus fans pasan el tiempo armando “pulseras de la amistad” con mostacillas de plástico de colores compradas en Once, una tradición que viene de una frase del tema “You are on your own, Kid”. Las pulseras llevan nombres de canciones. Las swifties dicen que son “un ritual de intercambio para estar todas conectadas”. La carpa número uno está instalada sobre la Avenida Figueroa Alcorta hace cinco meses, la armaron un día antes de que se anuncie la venta de entradas.

Una de las chicas, que tiene 21 años y estudia administración hotelera, explica la organización: “tenemos un grupo de Whatsapp donde están las administradoras de cada carpa, y nos preguntamos también entre nosotras: vos que necesitás, voy, te ayudo.” Dice que “los días feos” son los de partido, que los hinchas “les dicen cosas” o les sacuden la carpa “estamos atentas entre todas, por si a alguna le pasa algo. Una vez nos hicieron pis al lado cuando estábamos durmiendo”, cuenta. Por eso entre las botellas de agua y los paquetes de galletitas hay limpiador de piso y lavandina.

Ella trabaja a la mañana y estudia a la noche, pero por cada iglú hay 50 swifties, entonces los turnos son cortos y coordinados. Conoce la publicación del grupo “Swifties contra La Libertad Avanza” donde 10 fans argentinos emitieron un comunicado de prensa en el que le hablaron a los seguidores: “Milei es Trump. Como dijo Taylor: tenemos la necesidad de estar en el lado correcto de la historia”, refiriéndose a las propias declaraciones de Swift contra Trump en el documental Miss Americana. “Milei representa un peligro para las mujeres y diversidades” cierra el comunicado. Ella no está de acuerdo con el posicionamiento. Lo que le preocupa es que por esa declaración los militantes de la Libertad Avanza las agredan. “Nosotras, al estar en la carpa, somos la cara visible, y todos saben dónde estamos, nosotras no tenemos nada que ver con el comunicado”, concluye. 

Gise y Marisa tienen 21 y 23 años, Gise es de Guatemala y Marisa de Santa Cruz, Bolivia, están en la carpa seis desde el domingo, vinieron sólo por el concierto “tres aviones para llegar acá” dice Gise y se ríe. Tienen un amigo que está revendiendo entradas a 250 dólares. Ellas pagaron $35.000 para el concierto del jueves, pero están prendidas al celular porque hoy liberaron entradas oficiales para las otras fechas. Cuando se les pregunta por el comunicado de las swifties contra Milei se escucha de fondo que alguien dice “no contesten nada de política”. Gise no oye, o hace caso omiso. Cree que se trata solo de sentido común entender que “un mensaje de odio como el de Milei no es algo correcto”. Aclara que ella es católica y que su religión está en desacuerdo con el movimiento LGBT “pero eso no te da el derecho a discriminar. Taylor siempre ha apoyado a los gays, incluso tiene una canción You need to calm down, que habla de eso”. “Esa canción no habla de los gays, habla de amor”, dice, a manera de corrección, Marisa.        

Cristian está mirando un partido de Boca en el celular, a las ocho de la noche es el único varón del acampe. Tiene una camiseta del Barcelona, una gorrita y un tatuaje de Riquelme en el brazo. Está guardando el lugar para su hermana más chica. Cristian es albañil y viene de Merlo. No tiene carpa, solo una frazada. Habla orgulloso de sus tres hermanas, dos estudiaron contaduría en la UBA y la más chica estudia para ser agrimensora. “Se enganchó con eso porque me ayudaba a mí en la construcción con el AUTOCAD”, dice. “Ellas me ayudan, hacen la parte de la inteligencia y yo la más bruta. ¿Cómo no voy a venir a guardarle el lugar?”. Hace un gol Boca, las swifties lo gritan para acompañarlo. 

Yasmin y Aira llegaron hace cinco horas, son de Claypole, zona sur, tienen 18 años. Yasmin habla del documental Miss Americana, de la opinión de Swift acerca de Trump: “Trump y Milei tienen ideologías bastante parecidas, la declaración acá fue algo que surgió del fandom, ahora hay medio una grieta entre las swifties, creo que son más las que apoyan a Massa, por lo menos por lo que pasa en twitter”, dice. María está en la puerta del estadio, viene de La Plata, está con su novia esperando a que Taylor salga de la prueba de sonido junto a otras 500 personas. No pudo comprarse la entrada porque está sin trabajo. Tiene 22 años y el pelo cortísimo, un aro en la ceja y muchos tatuajes en los brazos, entre ellos la tapa del álbum 1989 de Swift y también sus iniciales: TS. Su novia la agarra de la cintura, tiene una remera de La Berisso. María no sabe qué decir sobre Milei: “Hasta que no gobierne no sé, yo no he escuchado que él haya dicho que está en contra de las diversidades o algo así”. La política no la entusiasma. 

En la vereda hay vendedores de empanadas veganas y también de stickers. Tienen tres: la bandera LGBT, una Taylor con la camiseta de la selección argentina y una estampita de Jesús con la cabeza rubia de Swift. A las fanáticas no les molesta la imagen religiosa, dicen que la religión también es un fandom, y que “Taylor es una religión”. Igualmente la que más se vende es la de la camiseta.

Comprando empanadas están dos amigos chilenos, Rudy y María José, que vinieron desde Santiago para el concierto, tienen 29 y 27 años. Son tecnólogos médicos. Están al tanto de la situación política local, hasta vieron los debates, creen que Milei es peligroso para Argentina, pero también para toda la región. “Es muy parecido a José Antonio Kast”, el candidato ultraconservador que compitió en las elecciones de 2021 contra Boric. Dicen que Kast llegó a la segunda vuelta a base de TikToks. Creen que los jóvenes están atiborrados de información: “las redes son una bomba atómica, una pequeña noticia, por lo general falsa, explota en segundos y en una hora tienes una idea política estructurada en base a esa mentira, es muy peligroso. Con el rechazo a la reforma constitucional progresista en Chile pasó eso, ganó la desinformación”, dice Rudy. María José completa “yo sólo puedo decir que confío en las pibas, yo las admiro, perdí mi pañoleta verde, la iba a traer. Confío en las mujeres de este país que van a sacar adelante esta votación”. Rudy cree que “acá empezaron movimientos que son muy importantes para la región, como el Ni Una Menos, o la legalización del aborto. Esos movimientos replicaron en América Latina y todos avanzamos, no veo por qué se perdería esa memoria de lucha, de derechos”. María José tiene un sticker de corazón con los colores LGBT en su celular, “las lesbianas presentes”, dice al despedirse. 

En la esquina de Libertador y Congreso espera en el semáforo un grupo de ocho chicas y un chico con pinceles, baldes y afiches enrollados. Se organizan para trabajar lo más rápido posible, una pasa el pincel cargado de pegamento, otras dos se apuran atrás con el cartel. Los demás buscan lugares, aunque no pertenecen a ningún partido político evitan pegar sobre los carteles de Massa. Dos de los afiches que traen son rosas. Uno dice “Swiftie no vota Milei. #MileiEsTrump”, el otro tiene un dibujo de Taylor sentada frente a un plato de galletitas que tienen la leyenda “Massa 2023”. El tercero tiene la gráfica de The Eras Tour, pero con fotos de Massa. La bajada dice “The presidential Tour”. Vienen empapelando desde el barrio chino y quieren llegar hasta el estadio. Ana tiene 25 años y estudia sociología. “Estamos haciendo lo que Taylor hubiese hecho”, dice. Paula, que tiene 31 y cursa en Puan explica: “Usamos las imágenes que ella usó en la campaña contra Trump, lo trasladamos a Argentina, creemos que Milei es lo más similar a Trump que podemos tener acá, por eso salimos a posicionarnos. No hay que ser tibios en estos momentos”, completa mientras intenta acomodarse los anteojos con cinco afiches bajo el brazo.

Cuentan que la impresión y el diseño lo costearon ellos, aunque una de las chicas no va al recital “porque las entradas estaban muy caras. Eran dos expensas”. Mariano, el único varón del grupo, tiene 32 años y una remera con la estampa del afiche de The president tour. Es becario del Conicet. “Muchas cosas de las que ella encarna están sirviendo para interpretar este momento histórico. No vamos a estar tocando el arpa mientras Roma arde” dice. “De hecho todo lo que está pasando de cara al balotaje con las swifties me dio más ganas de venir al recital, ahora es más que un concierto, aunque yo no sé a quién votaría Taylor”. 

La celebridad que más contamina con los vuelos de su jet privado (8.293 toneladas de CO2 vs las 7 toneladas de una persona promedio) ,y que descansa entre cristales, deviene pulsera de plástico de Once, estampita, afiche político, organización, redes de cuidado y comunidad. 

MR/NB

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