En el regreso presencial del festival

Gorillaz cerró su presentación en el Quilmes Rock con el rapero argentino Trueno como invitado

elDiarioAR

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Gorillaz, el grupo comandado por Damon Albarn, cerró la noche del sábado la primera jornada del Quilmes Rock con el rapero argentino Trueno desplegando su talento para las barras improvisadas sobre el clásico “Clint Eastwood” y sellando así una colaboración que agiganta aún más el alcance y la trascendencia de la escena urbana argentina en el mapa mundial.

Mateo Palacios Corazzina, el joven rapero que unas horas antes había copado el mismo escenario para la despedida definitiva de su disco Atrevido, reapareció otra vez para dejar su sello bien argentino en esta alianza inesperada.

“Quiero la gente con las manos en el aire como los músicos y los freestylers. A esto ya nunca lo para nadie. Un saludo para Damon; esta es toda tu gente de Buenos Aires”, obsequió.

“Yo soy un guerrero que defiende su aldea. Y yo lo hago pa' la calle, soy el papi. Bien argentino como los Damas Gratis. Esos raperos no son ratis, aunque me quieran lastimar 'i'm happy'”, cerraba el argentino ante las miradas cómplices y la sonrisa brillante de Albarn y más de 60.000 personas que colmaron el predio de Tecnópolis para el regreso presencial del Quilmes Rock.

Con una grilla dominada por la presencia de artistas locales, el universo ficticio y virtual de Gorillaz ostentó con altura su gran cartel como la única banda internacional de esta edición con una actuación épica que sumó los aportes de otros raperos como De La Soul en “Superfast Jellyfish” y “Feel Good”; de Bootie Brown –del grupo The Pharcyde- que hizo de las suyas en “Dirty Harry”, y de Sweetie Irie para una versión remixada como dancehall de “Clint Eastwood”.

El grupo creado por el cantante de Blur y el artista visual Jamie Hewlett en el 2001 puso toda su parafernalia electrónica al servicio de un repertorio inaugurado con “M1A1”, “Strange Timez” y “Last Living Souls” y “Tranz”, para luego revisitar algunas de las joyas de sus siete discos de estudio e incluso estrenar una nueva “Cracker Island” con la voz sampleada de Thundercat.

“Es una noche maravillosa, estoy muy feliz de estar con ustedes”, devolvió el vocalista ante las muestras de agradecimiento, y en otro momento hasta instó que sean “cuidadosos” con el prójimo en la zona del campo: “Si hay alguien en problemas, por favor ayúdenlo. Quiero que tengan el mejor show posible, pero a la vez que se cuiden entre todos, por favor”, añadió cuando a esa altura ya habían sonado algunas infaltables como 'Thomorrow Comes Today' y '19/2000'.

Con las creaciones animadas más relegadas de protagonismo respecto de aquellos primeros tiempos en los que Damon incluso hacía su acto ocultándose detrás de las pantallas, Gorillaz exhibe hoy un costado más humano con un show híbrido que combina el pulso electrónico de las pistas y sintetizadores con la interpretación ajustada de sus músico que llevan la experiencia a otro nivel.

Recreando un futuro distópico en las pantallas, Gorillaz repasó cuatro décadas de una cultura musical británica que tuvo su epicentro en la disquera Factory Records y la discoteca La Hacienda de Manchester, que albergó a los primeros referentes del chicago-house y sentó las bases para la cultura rave a nivel mundial, desde el mismo club donde los ex Joy División hicieron su conversión hacia el post-punk como New Order, y cuya esencia estuvo presente en “Aries”, la canción en la que colaboró el bajista Peter Hook para el último disco titulado “Song Machine”.

Por momentos tan efervescentes y punks como The Clash –cuyos miembros originales Mick Jones y Paul Simonon grabaron en “Plastic Beach” y hasta giraron con la banda- y en otros enarbolando el sonido hipnótico del trip-hop de grupos como Massive Attack, se destacaron dentro de la lista “Momentary Bliss”, “O Green”, “Kid With Guns” y “Stylo”, con la corista Michelle Ndegwa dando un paso al frente para lucirse con un solo vocal descomunal que remitió al de “The Great Gig in the Sky” de Pink Floyd.

El bueno de Albarn –quien alternó entre la guitarra eléctrica, la acústica, el piano y la melódica- se prestó a todo tipo de juegos con los privilegiados que siguieron el show a metros del escenario, a veces cantando sentado arriba de la valla y otras enarbolando una bandera argentina que decía “Gracias, I Love You”, un gesto por el que se llevó una de las más grandes ovaciones de la noche, como las que recibió después de brindarse con las sensibles “El Mañana” y “On Melancholy Hill”.

El Quilmes Rock, que volvió a la presencialidad tras nueve años de ausencia y una edición virtual realizada en 2020, tendrá este domingo desde el mediodía su segunda y última jornada, con Nathy Peluso, Divididos, Los Auténticos Decadentes, Turf, Los Tipitos, Lit Killah y el homenaje a Catupecu Machu, entre lo más destacado.

Por Javier Berro de la agencia Télam

JB