La imagen será demoledora: el gobierno que está cometiendo un genocidio tomará la palabra en persona en la Asamblea General de Naciones Unidas. Benjamín Netanyahu, sobre quien pesa una orden detención por parte del tribunal de la ONU por crímenes de guerra y genocidio, se paseará por Nueva York con total libertad gracias al amparo del presidente de EEUU, Donald Trump. Y el presidente del pueblo masacrado, Mahmud Abás, tendrá que enviar un vídeo con su intervención porque Trump no le deja entrar en el país.
“Es que ustedes no se acuerdan del 7 de octubre, y yo sí”, decía el presidente de EEUU ante la prensa el pasado jueves en Londres, al ser preguntado por qué no paraba la matanza en Gaza, en tanto que es la única persona con capacidad para hacerlo. Es más, la masacre en Gaza se hace gracias a las armas, el dinero, el combustible y el paraguas diplomático de EEUU.
Y lo que no ve Trump y sí están viendo cada vez más gobiernos y organismos internacionales, es que desde los ataques de Hamás, donde fueron asesinados 1.200 israelíes y secuestrados otros 200; ya han muerto más de 65.000 palestinos, la mayoría niños y mujeres; el territorio ha sido arrasado y los planes declarados del Gobierno israelí pasan por “un negocio inmobiliario”, en la línea del “resort de la riviera de Oriente Medio” enunciado por el propio Trump.
Así, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU como Francia y Reino Unido están reconociendo –Londres lo ha hecho oficialmente este domingo– el Estado palestino en el marco de la Asamblea General de la ONU. Y junto con ellos, otros países como y Bélgica y Canadá, Australia y Portugal –estos tres últimos lo han anunciado este domingo–, que se sumarán a los 147 –de los 193 miembros de la ONU– que ya reconocen a Palestina como Estado.
En este contexto, el presidente de EEUU se reunirá con líderes árabes este martes en Nueva York aprovechando la Asamblea General de la ONU, según publica Axios, para abordar la guerra en Gaza.
Los países que reconozcan el Estado palestino este lunes en Nueva York reconocen, en la práctica, el Gobierno de la Autoridad Palestina encabezado por el presidente Mahmud Abás –quien no ha podido viajar a EEUU porque la Administración de Trump le ha negado el visado a él y a otros representantes de la Autoridad Palestina (AP) y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)–.
Actualmente, la AP gobierna sobre un territorio muy reducido de Palestina, en la Cisjordania ocupada, y no tiene soberanía absoluta sobre él, ya que el control militar lo tiene Israel. No es un Estado de facto porque no controla sus fronteras terrestres ni su espacio aéreo, ni puede evitar las frecuentes incursiones del ejército israelí. Políticamente está deslegitimado porque Mahmud Abás lleva en el poder desde 2005 y no ha vuelto a convocar elecciones desde entonces.
El reconocimiento es más bien un respaldo diplomático a la Autoridad Palestina –frente al grupo islamista Hamás– y a la idea de un futuro Estado palestino, ya que la comunidad internacional sigue apostando por la solución de los dos Estados (uno palestino y otro israelí). Ese hipotético estado debería incluir el territorio ocupado por Israel desde 1967, también la Franja de Gaza, y Jerusalén Este sería su capital, tal y como establecen las resoluciones de la ONU.
Sin embargo, Israel ha rechazado repetidamente esa fórmula y, sobre el terreno, ha ocupado y anexionado cada vez más territorio que correspondería al Estado palestino.
El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha acelerado esa ocupación en los pasados dos años y planea anexionarse la mayor parte del territorio que ahora gobierna la AP en Cisjordania, además de haber tomado militarmente casi la totalidad de Gaza. Frente al reconocimiento o a las promesas de reconocer Palestina por parte de varios países, Tel Aviv ha respondido con amenazas y ha dejado claro que no permitirá que ese Estado se haga realidad.
El problema para Netanyahu es que, aunque cuenta con el apoyo incondicional de Trump, llega a la Asamblea de Naciones Unidas cada vez más solo. Este viernes, además, se ha convocado una marcha en Nueva York para protestar contra el genocidio israelí durante la intervención del primer ministro.
Este viernes 145 países votaron a favor de que interviniera Abás en el debate, y sólo 5 votaron en contra: EEUU, Israel, Paraguay, Nauru y Palaos, estos dos últimos son pequeñas islas del Pacífico que apenas suman 30.000 habitantes entre las dos. Ese es todo el capital político que puede exhibir ahora el Gobierno de Israel, pero cuenta con Trump.
Y Trump volvió a vetar el jueves una resolución del Consejo de Seguridad que pedía un alto el fuego en Gaza. Pero lo que no puede vetar es la celebración de una Conferencia de Alto Nivel este lunes en Naciones Unidas, la víspera de abrirse el debate de jefes de Estado y de Gobierno en la Asamblea, para la solución pacífica de la cuestión de palestina y la implementación de dos Estados, y la reunión estará presidida por Francia y Arabia Saudí.
Lo que tampoco han podido vetar ni Trump ni Netanyahu es que la Asamblea de Naciones Unidas aprobara hace una semana, por una amplia mayoría de 142 estados, una resolución, promovida por Francia y Arabia Saudí, que busca revitalizar la solución de dos estados: recibió el apoyo de 142 de los 164 países presentes, con 12 abstenciones y apenas 10 votos en contra, entre los que se encuentran los habituales de Estados Unidos e Israel además de aliados de la administración estadounidense como Argentina o Paraguay.
Pero no sólo: la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas concluyó el pasado martes que “Israel ha cometido genocidio contra los palestinos en Gaza desde el 7 de octubre de 2023”. En su informe, de 72 páginas, destaca la existencia de cuatro de los cinco criterios de genocidio: “asesinatos, causar daños corporales y mentales graves, infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción y la imposición de medidas destinadas a impedir nacimientos”.
Esos crímenes son características propias del genocidio y fueron cometidos por las autoridades y las fuerzas de seguridad israelíes “con la intención específica de destruir, total o parcialmente, a los palestinos en Gaza”.
Estas conclusiones se suman a otras emitidas este año o en 2024, como las de la relatora de la ONU, que en marzo de ese año ya emitió un informe denunciando la existencia de un genocidio en curso, o las del Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio. Además, este verano la máxima autoridad académica en el tema, la International Association of Genocide Scholars, también se pronunció de forma similar, al igual que lo habían hecho antes organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o B'Tselem. El de hoy es un pronunciamiento importante en el entorno de la ONU.
La Comisión Independiente constituida por Naciones Unidas enumera los ataques contra civiles, personas y bienes protegidos, la imposición deliberada de condiciones de vida que provocaron muertes, el maltrato severo contra detenidos palestinos, torturas, violaciones y agresiones sexuales, desplazamientos forzosos, destrucción ambiental, de infraestructuras y de tierras esenciales, bloqueo de ayuda necesaria, violencia reproductiva, ataques directos contra niños o negación de atención médica.
España, de los más activos en Europa
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, está siendo uno de los más activos dentro de la UE en relación con la respuesta al genocidio israelí, si bien esa respuesta aún está lejos de la ejercida con Rusia por su invasión de Ucrania –el Gobierno no ha roto relaciones diplomáticas ni comerciales con Tel Aviv, por ejemplo. No obstante, España ha sido de los primeros países que reconoció el Estado de Palestina y está pendiente de formalizar en un Consejo de Ministros el embargo de armas.
En este contexto, Sánchez ha reclamado este lunes que “llegue a todos los rincones del mundo” el eco de las protestas en Madrid. “¿Por qué se expulsó a Rusia y no a Israel? Nuestra posición es clara: hasta que no cese la barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más. Israel no puede utilizar cualquier plataforma internacional para blanquear su presencia. Las instituciones deportivas deben plantearse si es ético mantener a Israel en las competiciones internacionales”, exigió, quien recordó el impulso español al reconocimiento del estado palestino o la solicitud para que la Unión Europea suspenda su acuerdo comercial con Israel por violar los derechos humanos.
Así, el presidente del Gobierno participará en la Conferencia de Alto Nivel del lunes, y dejará el discurso ante la Asamblea General, el miércoles, al jefe del Estado, el rey Felipe, cuando se cumplen 70 años del ingreso de España en la ONU.
Está por ver si el rey, en su discurso, describe como genocidio la masacre israelí en Gaza en la línea del presidente del Gobierno y sus aliados de coalición y de investidura, o prefiere no hacerlo –teniendo en cuenta que los discursos del rey pasan por el visto bueno del Gobierno–.