Mientras el mundo mira indignado la hambruna en Gaza, donde la gente está comiendo hojas de los árboles o pienso de animales para sobrevivir, Israel libra una guerra en la sombra contra Cisjordania, el otro enclave palestino, con la peor operación militar jamás vista desde el inicio de la ocupación ilegal de todo el territorio en 1967.
Israel lanzó la operación ‘Muro de Acero’ aprovechando el inicio del alto el fuego en Gaza en enero de 2025. Desde entonces, ciudades del norte como Jenin se han convertido en zonas de guerra con imágenes calcadas a las de Gaza. Destrucción total. En los campos de refugiados de Jenin y Tulkarm no queda prácticamente nadie. Decenas de miles de personas fueron expulsadas de sus hogares quizá para no volver nunca. La escala de la destrucción y el desplazamiento no tiene precedentes desde 1967. Este miércoles, soldados israelíes dispararon contra una delegación de decenas de diplomáticos europeos, americanos y árabes en una visita a la ciudad de Jenin.
“Lo que está pasando en Cisjordania no es menos importante que la guerra en Gaza”, explica a elDiario.es Nasser Khdour, analista para Palestina de ACLED (Armed Conflict Location & Event Data). “Israel utiliza tácticas similares a las de Gaza, especialmente cuando se trata de destrucción generalizada y desplazamiento de más de 40.000 personas. La destrucción no es solo física, sino que la operación también está agravando la crisis económica y puede dañar el tejido social y la identidad de estas comunidades”.
Shawan Jabareen, director de la ONG palestina Al Haq en Ramala (Cisjordania), vivió y participó tanto en la primera como en la segunda intifada. “Aun así, nunca antes había visto esto. La operación israelí no tiene precedentes”, dice a elDiario.es en conversación telefónica. “Lo que ocurre en Cisjordania es un genocidio, pero a cámara lenta. Nunca pensé en mi vida, y eso que creo que conozco muy bien a los israelíes, que podrían hacer algo así. Pensé que tenían límites”.
La operación Muro de Acero evidencia un cambio notable en la estrategia militar israelí en Cisjordania. “Como gobernante de facto de la zona, el ejército de Israel controló el territorio y mantuvo su status quo durante décadas”, señala el analista de ACLED. “Tradicionalmente ha limitado el uso de la fuerza a lo que considera útil para sus necesidades operativas y lo ha aplicado con un propósito claro. Esta estrategia se adoptó sobre la idea de que una fuerza excesiva lleva a una escalada de seguridad en un entorno complejo en el que palestinos y colonos viven juntos”. Eso ya no es así: “Muro de Acero marca un cambio a largo plazo que va más allá de las necesidades operativas”.
Kamal Alazraq, periodista, vive cerca de Belén, pero tiene familia en Jenin. “Israel está persiguiendo ahora a una velocidad alarmante lo que no pudo lograr en muchos años —arrebatando tierras, construyendo asentamientos, aislando las ciudades palestinas, incrementando la violencia de los colonos contra civiles…—”, dice a elDiario.es.
No responde a objetivos militares
Un análisis de los datos demuestra la desproporcionalidad de esta operación, cuyo objetivo eran los campos de refugiados de Jenin, Tulkarem y Nur al Shams. Desde el 2 de marzo no se registra ninguna actividad de los grupos palestinos armados en la zona y, sin embargo, en los dos meses siguientes, el Ejército ha incrementado notablemente la violencia contra los civiles. “Se han producido más de 200 incidentes de violencia contra civiles desarmados en los campos, principalmente disparos durante registros de casas sin causar daños”, sostiene un análisis de ACLED sobre la situación en Cisjordania. En marzo y abril se han producido, además, “al menos 50 incidentes de explosiones controladas y destrucción de edificios, carreteras y otras infraestructuras en los campos”.
“Su principal actividad actual consiste en demoler casas y edificios, así como arrasar carreteras. La operación ha empleado métodos que exceden de lejos las medidas contra los grupos armados”, dice Khdour. “La presencia prolongada israelí en estos campos, el desplazamiento de residentes y el creciente nivel de destrucción, especialmente tras desmantelar a los grupos armados palestinos, sugiere que los objetivos operativos de Israel pueden ir más allá de neutralizar a las facciones armadas”, añade.
Azraq recuerda indignado que Cisjordania está gobernada por la Autoridad Palestina, no por Hamás. “Entonces, ¿por qué toda esta agresión contra Cisjordania?”, se pregunta.
La operación comenzó el 21 de enero, tan solo dos días después del inicio del alto el fuego en Gaza. “Aunque Israel presenta la operación como una medida de seguridad contra los grupos armados en el norte de Cisjordania, el anuncio fue recibido con entusiasmo por las facciones de extrema derecha dentro del Gobierno, que llevaban tiempo pidiendo la expansión de las operaciones militares a Cisjordania y su anexión”, explica Khdour. “En mi opinión, lanzar Muro de Acero ayudó a estabilizar el Gobierno de coalición abordando algunas de las demandas de la extrema derecha”, añadió.
Eliminar la identidad de los refugiados
Uno de los objetivos, dice Khdour en su análisis para ACLED, es eliminar la existencia de estos campos de refugiados e integrarlos en las ciudades. “Eliminar su identidad particular, que durante décadas ha tenido un valor simbólico y político que ha ayudado a mantener vivo el asunto de los refugiados palestinos”, señala. Se trata de palestinos que fueron desplazados en el 48 tras la creación del Estado de Israel y sus sucesores. La ONU ha pedido y exigido a Israel en múltiples resoluciones que permita su regreso, pero Israel no ha cumplido.
La eliminación de estos campos es otra vieja demanda de la extrema derecha. “La prohibición militar israelí de reconstruir las casas y los hogares demuestra una intención de desplazar de manera permanente a sus residentes”, añade.
Además, la creciente presencia de soldados israelíes en Cisjordania y, sobre todo, en las áreas A, teóricamente bajo control total de la Autoridad Palestina, debilitan y agravan la crisis de legitimidad del Gobierno palestino porque no mantiene la seguridad de sus ciudadanos al tiempo que sigue cooperando en materia de seguridad con Israel. “Una autoridad Palestina debilitada dificulta aún más cualquier posibilidad realista de una solución de dos Estados y permite a Israel evitar concesiones reales a los palestinos mientras consolida su control sobre Cisjordania”, explica el analista.
“No pedimos que nos apoyen por ser palestinos, sino por la defensa de los valores y la conciencia humana”, dice Jabareen. “No hay necesidad militar para esta operación, es una decisión política e ideológica en la que el silencio es complicidad”, concluye.