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Los países de América Latina piden a la UE “un proceso de paz negociado” para la guerra de Ucrania

Foto de familia de la cumbre UE-Celac, el 17 de julio de 2023 en Bruselas.

Andrés Gil

Bruselas —

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El sur global no ve la guerra de Ucrania como el norte. Ni África ni América Latina tienen la misma percepción que Europa, en cuyo suelo se vive la guerra de Ucrania desde que se produjo la invasión rusa el pasado 24 de febrero de 2022. Eso sí, las regiones más pobres del planeta sufren las consecuencias de falta de suministros, alza de precios e inestabilidad geopolítica. Pero también saben que en muchos territorios del planeta hay conflictos abiertos que no despiertan tanto interés en la UE o la OTAN.

Y así se ha constatado en la primera sesión de la cumbre UE-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños): la declaración conjunta no termina de cerrarse por la redacción relativa a la guerra, así como la alusión al colonialismo europeo. Hasta tal punto divide la visión de la guerra, que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, decidió no convocar al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a intervenir en la cumbre.

En las votaciones de Naciones Unidas, hay países latinoamericanos como Nicaragua, que ha votado contras las resoluciones de condena a Rusia, y otros que se han abstenido, como Cuba y El Salvador, o que se han ausentado, como Venezuela. Y ese es el reto de estos días en Bruselas: encontrar un texto que puedan suscribir a la vez Nicaragua y Polonia, por ejemplo, principal halcón europeo sobre la guerra en Ucrania.

En las intervenciones inaugurales, el presidente de Brasil, Lula da Silva, ha afirmado: “La guerra de Ucrania es otra confirmación de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no es capaz de afrontar los retos que tenemos hoy en día frente a la paz y la seguridad. A menudo sus propios miembros no respetan la Carta de Naciones Unidas. De acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas no aceptamos el uso de la fuerza como un medio para resolver los litigios”.

“Brasil apoya todas las iniciativas fomentadas por los distintos países y regiones pidiendo un alto el fuego inmediato, un cese de las hostilidades y una paz negociada”, ha insistido: “Utilizar las sanciones y los bloqueos sin el apoyo del derecho internacional es algo que solo sirve para penalizar a las partes más vulnerables de la población. Necesitamos la paz para superar los grandes retos que tenemos que afrontar. Y eso supone cambios sistémicos profundos. Dividir el mundo en bloques antagonistas sería una locura. No podemos dejar para más tarde la gobernanza global”.

Lula ha recordado que “la guerra en el corazón de Europa ha supuesto un aumento del hambre de la desigualdad y a la vez está aumentando el gasto militar global. En vez de eliminar el hambre de tantos millones de seres humanos, estamos gastando miles de millones de dólares en alimentar la maquinaria de guerra que solo causa guerra, destrucción y más hambrunas. Esta cumbre entre la Unión Europea y Celac es el momento de decir basta. Otro mundo es posible, que es el que tenemos que construir entre todos”.

En una línea similar se ha manifestado el presidente de turno de Celac, Ralph Gonçalves, jefe del Ejecutivo de San Vicente y Granadinas, quien ha sostenido: “La guerra sigue consumiendo abundantes recursos y provocando el derramamiento innecesario de sangre. Y la economía mundial también se desangra innecesariamente, ya que la guerra y los combates provocan un enorme dolor y sufrimiento adicionales a los pobres en tierras lejanas a través del aumento de los precios de los alimentos, el petróleo y los créditos. Dejemos que haya conversaciones de paz constructivas, no posturas improductivas en busca de la hegemonía o la dominación imperial”.

“Por supuesto”, ha proseguido, “Ucrania no es el único escenario de guerra o conflicto armado que hace estragos entre la población y destruye vidas y medios de subsistencia más allá de la inmediatez de los peligrosos campos de batalla: el pueblo de Haití, los palestinos, las poblaciones de diversas partes de África, Oriente Medio y Asia tienen retos más inmediatos. Y se preguntan por la desproporcionada importancia mundial que se le concede [a Ucrania] y por las inquietantes preguntas sin respuesta que surgen de un mundo desequilibrado, inundado de fantasmas del pasado que aún no han sido exorcizados de las mentes de quienes han dominado la economía política mundial desde el siglo XVIII”.

“Sin embargo”, ha asegurado Gonçalves, “lo que ocurra en Ucrania tiene una importancia perdurable, no sólo para los combatientes implicados, sino para toda la humanidad. De ahí la razonable exigencia de un cese de las hostilidades y una paz negociada”.

Por su parte, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, próxima presidenta de Celac, ha dicho en su intervención ante el plenario: “La guerra de Ucrania debe de llegar a su fin. La Unión Europea y Celac estamos obligados a encontrar una vía para poder alcanzar la paz. No podemos vivir con la pesadilla de que cualquier día se pueda desencadenar el infierno sobre todos nosotros. Se envían miles de millones de dólares en armamento para la guerra, pero no somos capaces de construir el desarrollo integral de la humanidad con los Objetivos del Desarrollo Sostenible propuesto por Naciones Unidas en la agenda 2030”.

La dignataria hondureña, además, ha reclamado que la cumbre apruebe “una resolución demandando el fin del bloqueo contra Cuba”. Y ha pedido: “Hay que terminar la piratería y la confiscación de bienes, porque todos estamos expuestos a que un día nos encontremos con que nuestras reservas han sido congeladas en bancos extranjeros. Elevamos nuestra voz por que todo el patrimonio ilegalmente retenido al pueblo venezolano sea reintegrado, y que se eliminen las barreras que nos impiden normalizar nuestras relaciones comerciales con países hermanos como Nicaragua”.

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