ENTREVISTA

Serhii Plokhy, historiador: “Sabemos cómo terminará la guerra de Ucrania a largo plazo: el imperio se desmorona”

Icíar Gutiérrez

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A Serhii Plokhy el inicio de la invasión rusa de Ucrania le sorprendió en Viena. En las primeras horas de aquel 24 de febrero, tomó su teléfono móvil y revisó sus correos electrónicos. Las tropas rusas se agolpaban cerca de las fronteras ucranianas y un compañero de Harvard acababa su email con un “espero que estés bien”. Aquella primera mañana se vistió con camisa blanca y chaqueta para visitar los archivos del Organismo Internacional de Energía Atómica, donde investigaba el desastre de Chernóbil. El reconocido historiador ucraniano se preguntaba cómo había llegado a ocurrir, y reconoce que no estaba preparado ni emocional ni profesionalmente para reflexionar ni explicar lo que sucedía. Después, aprendió “a pensar de forma analítica de nuevo”.

Del “impacto, del dolor, de la frustración y de la indignación” causados por el comienzo de la invasión nació su nuevo libro, La guerra ruso-ucraniana, publicado ahora en España de la mano de Península. Lejos de ese lugar tranquilo y distante desde el que normalmente se escribe la historia, Plokhy aborda en sus páginas los orígenes de la guerra, su evolución, las posibles consecuencias futuras. Sostiene que las raíces hay que buscarlas en la historia del hundimiento imperial de los siglos XIX y XX y argumenta que no es un fenómeno completamente nuevo.

“Esto es una guerra de desintegración de imperios”, reitera durante una videollamada con elDiario.es desde el despacho de su casa cerca de Harvard, donde es profesor de Historia de Ucrania y dirige el Instituto Ucraniano de Investigación de la universidad. Detrás de él hay estanterías llenas de libros, globos terráqueos y mapas antiguos, lo que cualquiera imaginaría en un despacho de un profesor de historia. “Me encantan los mapas, aunque delatan que empecé como historiador del periodo medieval y moderno”, dice entre risas.

¿Qué lo llevó a escribir el libro y cómo ha sido la experiencia, teniendo en cuenta que se trata de un conflicto vivo?

Al principio no quería escribirlo. Ni tenía planes de hacerlo, ni creía que pudiera. Intelectualmente, se podía entender que la guerra podía llegar, pero emocionalmente fue un shock. Los historiadores normalmente escriben sobre historia, es decir, sobre procesos y acontecimientos que ya se han completado, y sobre personas que están muertas y que no pueden venir a cuestionarte. Escribir sobre acontecimientos contemporáneos es diferente a varios niveles. Además, no eres la autoridad final, como lo son los historiadores. Los acontecimientos pueden ir en direcciones diferentes. 

Así que fue un gran reto, pero pensé que tenía algo que ofrecer. La idea surgió básicamente de entrevistas como esta, cuando los periodistas me pedían mi opinión sobre lo que estaba ocurriendo. No estaba allí, no era reportero, no estaba en medio de la batalla... pero podía ofrecer un marco histórico. El marco histórico de lo que está sucediendo ante nuestros ojos es la esencia de esta guerra.

De alguna manera, la historia fue un arma en esta guerra, en la que la interpretación de Vladímir Putin parece desempeñar un papel importante. 

El ensayo de Putin planteó una disyuntiva muy difícil para los historiadores como yo. Los conceptos procedían de los modelos de pensamiento procedentes del siglo XIX, la historiografía imperial rusa. La cuestión es cómo abordar que alguien piense en esos términos sin legitimar esa narrativa. Para mí fue difícil tratar eso en forma de artículo, me pareció mucho mejor el formato de un libro. En él abordo lo que se dice en el artículo de Putin, pero tengo páginas suficientes para hablar de la historia de Rusia y Ucrania. Esa fue mi solución. En muchos sentidos es una respuesta a ese ensayo, pero lo hago en mis propios términos.

Es un libro de historia, pero también es personal. Cuenta que hace un año perdió a un primo en Bajmut víctima del fuego ruso.

Hay mucho trasfondo personal en cuanto a mi familia, mis amigos o algunos de mis alumnos. Empiezo con mi historia personal, pero en realidad está en segundo plano. A veces me preguntan: '¿No se supone que un historiador debe ser objetivo?'. Si te conviertes en parte de la historia, ¿qué pasa con tu objetividad? Yo tenía esas preguntas en mente cuando estaba escribiendo el libro. Decidí que lo mejor que puedo hacer como historiador es ser objetivo, porque es la única manera eficaz de hacer justicia a lo que está ocurriendo sobre el terreno en Ucrania. Si yo en mi análisis intento elegir de alguna manera unos hechos sobre otros, por ejemplo, el libro no tendrá efecto.

Considero claramente que esta guerra es una agresión no provocada y criminal, estoy del lado de las personas que defienden su derecho a elegir. Eso no es negociable y es algo que probablemente también acepte la mayoría de mis lectores. Una vez establecida esa posición, todo sobre lo que escribo e investigo tiene que ser objetivo y basarse en las interpretaciones válidas que ofrece nuestro pensamiento actual de la historia. Esa fue mi manera de aunar la parte personal con escribir un libro que sea lo más objetivo posible, dadas las circunstancias.

¿Por qué apuesta por hablar de la “guerra ruso-ucraniana”?

Esta guerra ha recibido varios nombres. Se me criticó hasta cierto punto porque hablar de guerra ruso-ucraniana podía significar en cierto modo poner a los dos bandos al mismo nivel cuando en realidad se trata de una agresión rusa contra Ucrania.

¿Por qué este título? La razón es que esta guerra es, en gran medida, una guerra de desintegración de la Unión Soviética y fue planeada por la parte rusa como una expedición colonial clásica: se envía un número limitado de tropas, se captura la capital... Todo eso, en dos semanas, una empresa muy imperial. Lo que los rusos y el mundo descubrieron es que había un ejército que se defendía y que no solo había un pueblo y una nación, también un Estado que no era fallido y no se derrumbó. La guerra planeada como una expedición colonial se convirtió en la guerra entre los dos Estados. Al utilizar este término, no estaba intentando justificar ni trivializar la agresión rusa, sino que quería dar a Ucrania la capacidad de acción que tiene y había demostrado al mundo entero.

Considero claramente que esta guerra es una agresión no provocada y criminal, no es negociable

¿Por qué es importante Ucrania para Rusia?

Hay dos niveles. El primero es geopolítico. Ucrania era la segunda república más grande de la Unión Soviética y su voto a favor de la independencia puso fin a la existencia de la URSS. Para que Rusia se restableciera como gran potencia y uno de los centros del mundo multipolar, tenía que recuperar su control sobre el espacio postsoviético. Sin Ucrania, era difícil y problemático. Geopolíticamente, es muy importante para Rusia.

El segundo nivel es el colapso del imperio. Rusia ha pasado al menos los últimos 500 años gobernando bajo diferentes formas de imperio, un imperio multiétnico, con la cuestión de sus propios orígenes e identidad muy indefinida. Hay una gran confusión entre el imperio y la identidad rusa, y los rusos creen que los orígenes de su Estado están en Kiev. Esto forma parte de la mitología imperial. Putin cree personalmente que rusos y ucranianos son el mismo pueblo, así que también es el relato de la redefinición de la nación después del imperio. Esta historia puede ser tan dolorosa para los de fuera como para los de dentro, porque esta guerra es horrible para Ucrania, pero tampoco es buena para Rusia en términos económicos, políticos y militares, en cuanto a las pérdidas. Rusia intenta restaurar el imperio y su propia identidad imperial y se encuentra una respuesta que no esperaba.

En el libro compara las diferentes trayectorias de Ucrania y Rusia tras el colapso de la URSS. ¿A qué se refiere cuando afirma que la democracia ucraniana es una seria amenaza para el régimen político ruso?

Hubo intentos, sin duda, por parte de Putin de explicar esta guerra al mundo apuntando a la expansión de la OTAN. Mi convicción es que ninguna OTAN es tan peligrosa para el régimen ruso como la democracia ucraniana. Si el argumento de Putin ante los rusos es que no se les puede gobernar de otra manera que no sea autocrática y que la democracia les destruye, y al lado hay un desarrollo democrático exitoso y una integración en las estructuras mundiales y europeas por parte de Ucrania –cuya población cree que en realidad también es rusa–, eso socava los cimientos de su reivindicación de su legitimidad como gobernante autocrático.

Esa es la amenaza a la seguridad del Kremlin que no plantea la OTAN. Cuando Finlandia se unió, ni un solo soldado ruso fue retirado de Ucrania para defender la frontera con la OTAN. Nadie está contento en Moscú por la expansión de la OTAN, pero no se percibe como una amenaza importante.

Ninguna OTAN es tan peligrosa para el régimen ruso como la democracia ucraniana

Enmarca el conflicto actual como una guerra de independencia, y a la vez lo describe como “una guerra imperial desfasada”.

En el libro escribo que es una guerra del siglo XIX –en cuanto a la ideología– librada con tácticas del siglo XX –ahora la comparamos con la Primera Guerra Mundial– y con armas del siglo XXI –por la tecnología militar–. Es una guerra de primer nivel, en la que la ciberseguridad es extremadamente importante. Es una guerra de independencia en la era nuclear. Hay múltiples capas.

El mundo ha visto muchas guerras de desintegración de imperios, incluso a finales del siglo XVIII y el XIX. En ese sentido, quería decir que está desfasada. Debido a esto, sabemos más o menos cómo terminará la guerra a largo plazo: el imperio se desmorona, surgen Estados independientes y se establecen nuevas relaciones.

¿Ha perdido ya Rusia?

En términos históricos, Rusia ya perdió tras las dos primeras semanas. Ya lo he dicho antes, lo cual fue muy arriesgado por mi parte. Lo que quería decir era que, dado que Ucrania no se desmoronó en los primeros días, aunque Rusia se apoderara de Ucrania, habría resistencia y a largo plazo Ucrania saldría victoriosa. El primer día demostró que estamos en un lugar diferente en cuanto a las invasiones y agresiones rusas.

Si nos fijamos en el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética se apoderó de partes de Rumanía y de la mitad de Polonia con poca lucha, de los Estados bálticos sin ninguna lucha. El único país que luchó fue Finlandia. Después de la guerra, Budapest duró dos o tres días. No hubo resistencia real, militar o de otro tipo, cuando la Unión Soviética se metió en Checoslovaquia. Los ucranianos resistieron. Rompieron con esa idea y el miedo de que si el horrible Ejército ruso está en tus fronteras y las cruza, tu mejor estrategia es rendirte. Era el modelo. A todo el mundo en Europa le aterrorizaba que eso sucediera.

Ucrania se defendió y eso, históricamente, ya significó que ese Estado existiría fuera cual fuera el resultado inmediato. Cuanto más dura la guerra, más claro está que los objetivos rusos de aplastar al Estado ucraniano, de eliminar la nación ucraniana como tal, ya se están decidiendo. Lo lamentable es que no sabemos cuánto durará la guerra, cuánta destrucción, dolor y víctimas habrá. Pero si miramos desde la perspectiva histórica la desintegración de los imperios, el surgimiento de Estados independientes, el comportamiento imprevisto de Ucrania... todo ello apunta en una sola dirección: la supervivencia final de Ucrania como nación y Estado independiente.

En términos históricos, Rusia ya perdió tras las dos primeras semanas

Parece optimista.

Soy optimista a largo plazo. Estoy muy preocupado a corto plazo.

¿Qué Ucrania podemos esperar después de la guerra? ¿Cómo ha cambiado el país?

Uno de los principales errores de cálculo de Putin y de los planificadores de la guerra rusa fue que, en mi opinión, atacaron Ucrania en 2022 creyendo que era la Ucrania de 2014. La anexión de Crimea cambió drásticamente la nación ucraniana. Hay un presidente de origen judío, un ministro de Defensa tártaro y así sucesivamente. Ucrania se unió en torno a las cuestiones de la libertad, la democracia, el derecho a decidir por sí mismos qué camino tomar. Esa fue la base de la transformación que comenzó en 2014.

Cuando Rusia entró en 2022, esperando un poco más de resistencia que en 2014, se encontró con que el Estado, el pueblo y el Ejército eran uno, todos luchando juntos. Esta unidad no existía en 2014: por eso se perdieron Crimea y partes del Donbás. Pero Ucrania en 2022 era un país diferente, y cada día de esta gran guerra supone también un cambio en Ucrania. Ucrania sigue siendo un lugar muy multilingüe, pero cada día de guerra aumenta la presión para separarse realmente de Rusia en todos los sentidos, incluido el idioma. Gente de ciudades de habla rusa bombardeadas tienen el deseo de pasarse al ucraniano solo como una forma de resistencia, aunque no siempre es fácil. Creen que ese es su frente. Así demuestran que existen y quieren seguir existiendo.

¿Veremos una Ucrania en la UE y la OTAN?

A largo plazo, creo que es algo que va a ocurrir. Ya hay indicios de que está ocurriendo. Hay ciertas negociaciones que se han iniciado en lo relativo a la Unión Europea. Lo que esta guerra produce es que la zona gris que existía en Europa después de 1991 ahora desaparece. Es un proceso que duró varias décadas con la expansión de la UE y la OTAN, que en realidad no fue tanto una expansión de esas instituciones como de los países de Europa Oriental y Central llamando a las puertas de esas instituciones para poder entrar. 

Detrás de las puertas cerradas, estaban la OTAN y la UE, así que es muy importante tener en cuenta que no es la UE la que conquista nuevos territorios. Es básicamente la gente tratando de escapar de la zona gris. Esta guerra pone fin al período de las zonas grises, será la nueva realidad. Mi impresión es que las fronteras de esas instituciones y las de Ucrania acabarán coincidiendo. No sabemos cuándo ni dónde estarán esas fronteras, pero sabemos que Ucrania formará parte de ellas. Estoy bastante seguro de que sus fronteras orientales también serán las fronteras de las instituciones europeas.

Uno de los principales errores de cálculo de Putin es que atacó Ucrania en 2022 creyendo que era la Ucrania de 2014

¿Se podría haber evitado la invasión?

Por supuesto. Por un lado, la Unión Soviética, que controlaba una sexta parte de la Tierra, se desmoronó con algunos conflictos, como en Chechenia, pero sin grandes guerras. Resulta que esa guerra fue pospuesta. Pero no creo que fuera inevitable, porque hay un factor humano. Podemos aprender de la historia, el problema es que no queremos. 

Mi opinión es que si la reacción de Occidente a la guerra ruso-georgiana hubiera estado al menos al nivel de la de la anexión de Crimea, no habría habido anexión de Crimea. Y si la reacción a la anexión de Crimea hubiera estado a la par de la reacción actual, no habría guerra hoy.

Como historiador, me recuerda mucho a los años 30 y a la agresión nazi, a cómo todo el mundo tenía la esperanza de que Alemania no iría más lejos. La lección es que cuanto más se sobrerreaccione ante la primera infracción menor del derecho internacional, menos habrá que reaccionar ante la gran infracción, ya que disminuirán las posibilidades de que se produzca.

La disputa sobre Crimea es una parte central del libro. ¿Qué papel puede desempeñar la península en el fin de la guerra y el futuro?

La posición de Ucrania es que el objetivo último de la guerra es volver a las fronteras de 1991, lo que significa incluir Crimea. No espero que Ucrania cambie esa posición porque, en primer lugar, eso sería una violación del orden y las normas internacionales y, en segundo lugar, porque históricamente las reivindicaciones de un territorio concreto pueden no resolverse y durar décadas. Pero en el caso de que Ucrania consiga Crimea, será un reto muy importante para la democracia ucraniana. No se trata solo de una cuestión ruso-ucraniana. Hay una población autóctona en Crimea, los tártaros de Crimea, que han demostrado cierta lealtad a Ucrania y al orden internacional.

Yo vería Crimea como parte de Ucrania, pero tampoco puedo prever que pase a formar parte plenamente de Ucrania sin algún tipo de período de transición. Y eso es casi la norma cuando se observa la devolución de los territorios que fueron tomados por las potencias imperiales a la parte continental. Siempre hay un proceso y estoy seguro de que será complejo.

Sé que es difícil pedirle como historiador que mire al futuro, pero ¿cuándo y cómo cree que terminará la guerra?

A largo plazo, no veo razones para que esta guerra termine de otra forma que no sea la forma en que terminan la mayoría de las guerras de desintegración de imperios: la pérdida del imperio, la retirada de las fuerzas, etcétera. No está garantizado, pero es la norma. Cualquier cosa que veamos hoy en el campo de batalla respaldará que esta norma probablemente se reproducirá en el caso de la guerra ruso-ucraniana.

¿Cuándo y en qué condiciones? Es una pregunta muy difícil. Lo que puedo decir desde la perspectiva de hoy es que hay un estancamiento. Hay cierto movimiento en el frente, pero no significativo. Y a pesar de ese estancamiento, las dos partes en realidad todavía creen que pueden mejorar su posición, en particular en el sur de Ucrania. Parece que ambas partes se preparan para, al menos, una campaña militar más en la primera mitad del próximo año. Tal vez Rusia piense más a largo plazo en cuanto a su transformación industrial para poder producir más equipos y proyectiles.

Pero creo que la guerra continuará al menos en primavera, y entonces estaremos en un lugar diferente en muchos otros niveles. La campaña presidencial estadounidense es y será un factor importante. Y veremos también cómo está el campo de batalla. Me gustaría que la guerra acabara hoy con la victoria de Ucrania. Pero creo que habrá al menos un año más de hostilidades. Estaremos en una situación militar y política probablemente diferente para el verano o principios del otoño, dentro de un año, donde tal vez se puedan hacer algunas otras predicciones a medio y corto plazo. A largo plazo, mi predicción es una victoria de Ucrania, como historiador, y a corto, que nos dirigimos al menos a una campaña militar más en primavera y verano del próximo año.

Nos dirigimos al menos a una campaña militar más en primavera y verano del próximo año

¿Se está congelando el conflicto? La contraofensiva ucraniana que está teniendo lugar ahora en su zona, Zaporiyia, está siendo más lenta de lo esperado

En 2014, recuerdo que pensaba en un conflicto congelado como el mejor de los casos. Y no se materializó. El conflicto no se congeló. La guerra y los bombardeos continuaron, pero a un nivel relativamente bajo. El escenario más probable para mí es que esto se repita, que tal vez la intensidad de los combates pueda bajar, pero veo difícil imaginar que el conflicto pueda congelarse, para lo que se necesitaría algún tipo de armisticio en el que ambas partes estén interesadas y también respaldadas por la comunidad internacional.

En este momento, Rusia no está preparada para cualquier tipo de negociaciones que no incluya su control sobre territorios de Ucrania que incluso no ha capturado –los puso en su Constitución–. Ucrania se basa en los principios del derecho internacional y no veo a nadie en Kiev dispuesto actualmente a hablar de algo que no incluya las fronteras de 1991, o al menos las fronteras de febrero de 2022, que serían inconstitucionales para cualquier ruso que participe en negociaciones.

En el libro también toca el nuevo orden internacional y dice que su futuro dependerá del resultado de la guerra. ¿Hacia qué mundo nos dirigimos?

La guerra ya ha dado un gran impulso a la recreación del mundo bipolar. Rusia se ha visto mermada por esta guerra militar y económicamente, y es una muy mala candidata para ser uno de los polos del mundo multipolar. Pero ha quedado reducida al tamaño de un actor básicamente secundario en el campo de otro. Y ese otro es, sin duda, China. Las relaciones de Rusia y China se estrechan y cada vez son menos iguales.

Otro cambio es la reconstrucción de la alianza transatlántica entre Estados Unidos y Europa, de la que esta guerra es en gran medida responsable. Las cosas pueden cambiar en el futuro, pero se trata de dependencias que existían en el mundo y que esta guerra ha acentuado o acelerado.

Pero también hay una dimensión más de esta guerra. Si Ucrania gana, eso significa una victoria también para los principios del orden internacional. Significa una victoria de los principios de soberanía de los Estados y de su capacidad para proteger sus fronteras y elegir sus alianzas. También significa una victoria para la democracia. Sé que queremos que sea un valor universal. Quizá lo sea, quizá no. Pero sin duda es muy querida por los europeos. Y esa democracia está amenazada en la propia Europa y también en EEUU. Ciertas cosas ya están claras de hacia dónde nos movemos en términos de geopolítica. Independientemente de cómo termine la guerra, ya ha cambiado el mundo. Pero el final de la misma es extremadamente importante para el mantenimiento de los principios del orden internacional.