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THE GUARDIAN

La estrategia de Ámsterdam para disuadir el “turismo del bardo”: “¿Te gustaría visitar la ciudad con un porro?

Barrio Rojo, Ámsterdam. Foto: María Neupavert

Senay Boztas

Ámsterdam —

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Ámsterdam ha probado distintas formas de acabar con el turismo molesto: desde el lanzamiento de la campaña “No vengas” que buscaba disuadir las visitas de gamberros borrachos británicos hasta la prohibición de fumar cannabis en público en el centro de la ciudad y el cierre de bares a las dos de la mañana.

Ahora la ciudad ha optado por un nuevo enfoque, haciendo uso de la típica franqueza holandesa. En una nueva campaña interactiva, el Ayuntamiento ha lanzado un cuestionario en línea que pretende ahuyentar a aquellos turistas que pretendan visitar la histórica ciudad por cualquier cosa menos por sus tulipanes y sus particulares galletas tipo gofre.

“¿Te gustaría comprar cocaína?”, plantea una pregunta del cuestionario (en inglés) “Amsterdam rules” (Las reglas de Ámsterdam). Otra pregunta plantea si “te gustaría descubrir la ciudad con una bebida o un porro en la mano”.

Quien quiera organizar una ruta de bar en bar para tomar copas o una despedida de soltero se encuentra con este mensaje: “Va a ser un problema. Está prohibido” (igual que comprar drogas a vendedores en la calle o vagar por el empedrado mientras fumas cannabis o bebes cerveza, por cierto).

A quienes digan “sí” a la pregunta de “¿te gustaría una visita guiada por los escaparates de las trabajadores sexuales?” también se les informa de que eso ya no es una opción.

La campaña interactiva del Ayuntamiento, lanzada el mes pasado y que pronto estará también disponible en español, italiano, francés y holandés, pretende mostrar que muchas de las cosas que los turistas asocian a Ámsterdam, en realidad están prohibidas.

Hasta nueve millones de turistas al año

La capital holandesa está desesperada por obtener ingresos de los impuestos a los turistas a la vez que se enfrenta a la vuelta del turismo postpandémico, incluidos los visitantes no deseados que vomitan en los portales, corren gritando por las calles y orinan en público. A pesar de los esfuerzos de la ciudad para disuadirlos, los visitantes que pernoctan en Ámsterdam aumentaron un 21% el año pasado, hasta los nueve millones.

Sofyan Mbarki, teniente de alcalde de Ámsterdam, contó en el pleno del Ayuntamiento la semana pasada que este cuestionario es una nueva versión de la campaña disuasoria que tantas críticas recibió. “Estamos haciendo esto de una forma un poco distinta”, dijo. “Los futuros turistas que busquen en Google ‘Ámsterdam coffee shop’, ‘Ámsterdam barrio rojo’ y ‘Ámsterdam despedida de soltero’ llegarán a este cuestionario a través de [los anuncios de] Google Ads”.

Y añadió: “La página web debe desmentir las ideas que tienen los turistas fiesteros de desatarse en Ámsterdam, por ejemplo, con preguntas como: ‘¿Qué famosos productos holandeses te gustaría probar?, ¿cocaína?'”

El cuestionario ha costado al menos 165.000 euros, financiado parcialmente por el Ministerio de Justicia, con el objetivo de acabar con los planes de esos fiesteros antes de que compren sus billetes de avión. Quien cliquee en suficientes opciones contra las reglas, obtendrá esta respuesta: “Mala suerte… Teniendo en cuenta lo que te gusta, puede que Ámsterdam no te ofrezca las experiencias que buscas”.

Sin embargo, algunos expertos señalan que un cuestionario en línea puede no llegar al público objetivo. “Parece que la ciudad de Ámsterdam quiere meter miedo a visitantes potenciales que están dispuestos a rellenar la encuesta”, dice Maarten Bruinsma, presidente de Amsterdam Gastvrij, que representa a los dueños de los alojamientos más modestos, como hostales y pensiones.

El experto en turismo Vincent van Dijk, que organiza cada año “Hotel Night” para compartir ofertas turísticas con los habitantes de la ciudad, cree que está bien dejar claro que hay reglas, pero que la página web es “triste e infantil”; e inútil, a no ser que se establezcan multas.

Rogier Havelaar, presidente del partido local Llamada Cristianodemócrata, dice que el Ayuntamiento está enviando mensajes contradictorios. “A la vez salimos en la prensa internacional con [planes para] el mayor burdel de Europa y la legalización de la cocaína”, dijo en el pleno. “¿Cómo encaja esto en la campaña de marca?”.

La alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, ha pedido la regulación de la venta y uso de la cocaína como una forma de torpedear los beneficios de las bandas criminales.

Mientras tanto, Bert Nap, un vecino del barrio Rojo, se mantiene escéptico: “En Ámsterdam todo va sobre la fruta prohibida. ¿Por qué no ofrecer una alternativa mejor como respuesta? [Por ejemplo,] ‘¿Fumar porro en la calle? Preferiríamos que no. Hazlo en casa y entonces no obtendrás comentarios desagradables de los habitantes de Ámsterdam”.

Traducción de María Torrens Tillack

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