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Manes, la foto que obsesiona a Larreta

Horacio Rodríguez Larreta se reveló como un apasionado de los onomásticos. Las últimas semanas, rastreó las fechas de cumpleaños de conocidos que tienen contacto con Facundo Manes. Metódico, anda detrás de una oportunidad, de un evento que le allane un encuentro “casual” con el neurocientista radical, la escenografía de una foto que Larreta busca y que Manes le niega.

Esa instantánea se convirtió en una doble obsesión: el jefe de gobierno la busca con cierta desesperación y el candidato radical la gambetea sin pudor. Larreta, un acumulador de vínculos y relaciones, que suele iniciar y terminar las conversaciones con un “qué necesitás”, quiere incorporar a Manes a su ecosistema, no solo por el silvestrismo del neurocientista sino porque teme que se convierta en un átomo libre de la familia radical.

Larreta proyecta para Manes una órbita vincular, de inicial rebeldía y posterior sociedad, similar a la que hizo Martín Lousteau, quizá el aliado más fuerte tiene en el radicalismo donde, a pesar de sus gestualidades, el jefe de Gobierno se toma con desplantes de distinto calibre. Así como Manes le escapa a un encuentro o una foto, Mario Negri no lo escoltó en la visita a Córdoba donde si estuvo Lousteau.

Negri tenía agenda en Entre Ríos y Santa Fe, y priorizó esas giras, aunque Larreta puede ser un factor clave para que el cordobés continué, en 2022, como jefe del interbloque de Juntos. Manes, según le avisaron al buró radical, no tiene interés en conducir la bancada de la UCR; donde Negri seguirá, mientras que Elisa Carrió se mueve como la dadora de vetos que puede impedir que Cristian Ritondo se quede con el interbloque. Hay un dato más: si Ritondo queda al frente de Juntos, el nivel de exposición de Larreta sería quizá contraproducente para sus pretensiones de flotar hasta el 2023.

Carrió, que resiste a Ritondo, puede ser la autopista para que Negri continúe al frente del bloque, una dinámica que requiere algunas destrezas que, en la previa electoral, van a ser necesarias. La necesidad, de mínima indirecta que tiene el cordobés, no parece relevante para Manes, cuyo encuentro con Carrió, en la casa de Exaltación de la Cruz, tiene detalles que animan anécdotas de todo tipo.

Larreta quiere dar vuelta la página de la PASO bonaerense, insumo del malestar de Manes que dice que el jefe de Gobierno, a fuerza de pauta, lo “invisibilizó”. El neurocientista tuvo, incluso, agarradas con algunos conductores televisivos con los que se conoce hace décadas, a los que solía invitar a cenar en su casa, y que, contó en alguna sobremesa, le jugaron mal. Esos cortocircuitos, en el cerebro político de Manes, conducen a Larreta.

“Larreta es jefe político de un distrito donde Facundo no está y dirigente de un partido político distinto al de Facundo. ¿Por qué tendrían que sacarse una foto juntos?”, explicó un vocero de Manes a elDiarioAR, con algo de extrañeza por la consulta. Por lo pronto, participa en la campaña de Juntos en la provincia de Buenos Aires, donde va tercero en la lista que encabeza Diego Santilli aunque, admiten en el PRO, les gustaría que Manes tengan más protagonismo.

Hay, en la negativa de Manes, otras razones que deslizó en distintas conversaciones. Una refiere a que Larreta se lanzó a candidato presidencial y que mostrarse con él podría “interpretarse” como que el nerocientista apoya esa postulación, algo que difícilmente ocurra porque Manes se asume, sin decirlo tan claramente, como aspirante a presidente. Otra, más profunda, está vinculada con el formato de conducción del jefe de Gobierno, a quien ve como un defensor del stato quo, un político clásico, con hábitos y vicios de jefe territorial como los que el PRO suele achacar a los gobernadores peronistas.

Eligen, en el entorno de Manes, una analogía interesante: dicen que Larreta hace lo que hizo Néstor Kirchner en Santa Cruz, esa idea de manejo territorial pero, también, en lo referido al supuesto uso de poder y los recursos del Estado para sostener una aventura presidencial. La paradoja de citar a Kirchner es sugestiva porque otros gobernadores -Sobisch de Neuquén o Urribarri de Entre Ríos, por ejemplo- lo hicieron aunque Kirchner fue de los pocos que resultó exitoso en el proceso.

La obsesión de Larreta con Manes, al margen del factor psicológico ligado a los que se le resisten, radica en que advierte el acecho de Mauricio Macri, su protagonismo en el dispositivo de Juntos, y el riesgo de que el expresidente proyecte, para sí, una candidatura en el 2023. Esa amenaza es política y electoral que Larreta tiene medida: Macri tiene 12% de intención de voto, dejó de caer y empezó una lentísima recuperación.

Con ese número, Macri es competitivo en una PASO de Juntos. Si hubiese, además, un candidato radical, el “centro” larretista podría convertirse en una avenida del medio muy delgada. La sociedad inevitable contra Macri es, entonces, el radicalismo y es ahí donde Manes le resulta particularmente necesario.

Este jueves, con el patrocinio del jefe del comité Provincia de la UCR; Maxi Abad, Manes será el orador de cierre de un acto en el microestadio de Ferro por los 38 años de la victoria, el 30 de octubre de 1983, de Raúl Alfonsín, elección que coronó el regreso democrático. Algo así como el neoalfonsinismo.

PI