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La interna opositora

Puja de poder entre Larreta y Macri, el conurbano en la trama Schiaretti y la fantasía del nuevo nombre: ¿El fin de JxC?

Macri y Larreta, en un cierre de campaña de JxC en 2019. La marca opositora parece tener los días contados.

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Un encuentro fortuito tras un vuelo que conectaba Buenos Aires-Córdoba le dio al macrismo de paladar negro la seguridad de que Juan Schiaretti no iba a cerrar un acuerdo –al menos por ahora– con Horacio Rodríguez Larreta. “Él no va a ser vice de nadie”, le dijo tajantemente Alejandra Vigo, senadora nacional y esposa del gobernador mediterráneo, a su contraparte del PRO. 

La anécdota fue un ingrediente más en la espesa ensalada que se cocinó esta semana en Juntos por el Cambio y que dejó a la coalición al borde de su ruptura definitiva. El ingreso del mandatario cordobés se enfrió, pero la disputa abierta entre el jefe de Gobierno y Patricia Bullrich seguirá más que caliente. Sobre todo porque Larreta –acompañado por sus aliados internos, Gerardo Morales, Elisa Carrió y Miguel Ángel Pichetto– desacredita a su rival: no la reconoce como tal, sino que ve en su obstinada negativa la mano invisible de Mauricio Macri. “Es una pelea de puja de poder”, sintetizó un operador del jefe de Gobierno. 

La “operación Schiaretti” quedó condenada al fracaso el lunes, en el preciso momento en que Luis Juez –que es candidato a gobernador– se subió a un auto para recorrer los 700 km que separan Córdoba de la Ciudad Autónoma. Irrumpió mediáticamente en la reunión de la mesa nacional de JxC en el comité de la UCR. Allí estaba por discutirse esa incorporación, aunque la orden del día era habilitar la de José Luis Espert

Las “palomas” cambiemitas no se esperaban esa reacción en contra. Buscaron dar un golpe de efecto para imponer el tema y que se pueda empezar a discutir en la mesa chica de la coalición. Les salió al revés: no solo porque justo Juez es archirrival de Schiaretti –y su verborragia sumada a la Bullrich es un cóctel explosivo–, sino porque tampoco previeron el movimiento de Macri. El ex presidente viajó especialmente a la provincia para darle al senador –hasta hace poco su enemigo– un fuerte espaldarazo en la Bolsa de Comercio local. El evento fue el martes, pero estaba agendado hacía por lo menos una semana. Nadie cruzó las agendas. “Reaccionó muy mal el factor Mauricio. Él sabe lo que estamos jugando porque fue presidente”, recogió elDiarioAR de una calificada fuente radical.

Larreta esquivó hablar entre semana con Macri, pero sí lo hizo Pichetto. El ex presidente le reiteró sus contraargumentos de que la “forma” desestabilizaba a la alianza opositora. “Le hizo el cuento”, dijeron a este medio sobre esa conversación. Poco podría decir el ex mandatario del “contenido”: hace pocas semanas se encontró con Martín Llaryora, el alfil de Schiaretti.

Una mirada conspiranoica aportó que habrían pactado la continuidad del peronismo cordobés –lleva 24 años de hegemonía– a cambio de que entregue la Capital cordobesa a JxC. En la ciudad de la Cañada el candidato opositor es Rodrigo de Loredo, un radical del espacio de Martín Lousteau –aliado de Morales y de Larreta– pero que llegó a recibir una propuesta de Bullrich para que lo acompañe en la fórmula.

Macri tiene el poder de veto en JxC para que ingrese el gobernador. En la alianza tiene que haber consenso entre sus socios y el órgano del PRO que tiene la potestad de definir la política de alianzas del partido es la Asamblea, donde domina el ex mandatario. Son 166 miembros, con mayoría de Macri y Bullrich. Cualquier aprobación requiere el mínimo de dos tercios de los presentes. Larreta, en cambio, tiene mayoría en el Consejo Nacional, un órgano que integran los presidentes del partido en las provincias, pero que es meramente consultivo. Fue la herramienta que utilizó el martes por la noche para pedir que se acelere el ingreso de Espert. La novela opositora tiene el guión de Succession.

Schiaretti y los radicales

Larreta y Morales buscaron a Schiaretti porque temen que un hipotético gobierno no peronista fracase con el kirchnerismo abroquelado en el conurbano. Su única salida a la crisis económica es un ajuste y no quieren que una chispa incendie la seca pradera. “La gobernabilidad se juega en el conurbano. El ‘Gringo’ es valioso en todos lados y él como otros peronistas pueden ser buenos interlocutores”, explicó a elDiarioAR un operador que estuvo en esa negociación con Florencio Randazzo, Diego Bossio y Carlos Gutiérrez.

En la agenda de contactos de Schiaretti aparecen varios teléfonos del Movimiento Evita, una de las organizaciones sociales garantes de que el Frente de Todos siga en pie con más de 100% de inflación interanual. La agrupación de Emilio Pérsico está en la administración de Schiaretti con cargos en líneas subalternas. “En Córdoba somos parte del gobierno, pero por supuesto diferimos en la estrategia nacional”, aclaró un dirigente evitero. Juró que no se habló en estos días con el gobernador. “Schiaretti sería un gran candidato a presidente”, había dicho en diciembre Fernando “Chino” Navarro.

En Córdoba el Movimiento Evita de Emilio Pérsico es parte del gobierno de Juan Schiaretti

A la incorporación de Schiaretti también la había abrazado Maximiliano Abad, el presidente de la UCR bonaerense. Habló al respecto con Morales y lo avaló en la jugada. Curiosidades de la política: el diputado bonaerense está siendo sondeado por Bullrich para ser su compañero de fórmula presidencial o el de Néstor Grindetti en Buenos Aires. Hasta la semana pasada Abad pidió una lista de unidad en la pelea por La Plata –el favorito opositor sigue siendo el larretista Diego Santilli–. Su argumento es que “la provincia es la garantía de la gobernabilidad nacional”. 

Si la cúpula de JxC vive en estado de guerra, en el armado bonaerense hay un paradójico orden. El lunes pasado Santilli, Grindetti, Cristian Ritondo y el resto del PRO provincial se reunieron en el edificio de la calle Balcarce. Determinaron interlocutores para establecer reglas electorales de la interna, utilizando como base las de 2021, donde el piso electoral en los municipios fue del 25% de los votos. “El Colo” nominó en el rol a Agustín Forchieri –ex legislador porteño y prosecretario del club River– y el intendente de Lanús designó a Adrián Urreli, vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense. Ritondo ayer confirmó que jugará en el equipo de Bullrich.

Ayer, Morales se apareció por el conurbano. Se mostró con Lousteau y Martín Tetaz, el radical de Evolución que suena como vice de Santilli. Presentó propuestas sobre temas “calientes” para la provincia. Fue en Esteban Echeverría, terruño peronista, donde la UCR quiere imponer como precandidato a intendente al rector de la Universidad Nacional Guillermo Brown, Pablo Domenichini

Cualquier definición entre la UCR y el PRO sobre los “vices” quedará para después de la convención nacional radical de mañana en Parque Norte. El presidente de ese órgano partidario es Gastón Manes, hermano de Facundo. “Se va a ratificar la política de alianzas con JxC y se va a votar la ampliación para fortalecer la competitividad electoral y la gobernabilidad”, le contó a elDiariAR un testigo de las negociaciones. ¿Se hablará del tema Schiaretti? “No tiene sentido meterlo, pero puede aparecer”, no descartó otra fuente consultada. 

El eje Morales-Lousteau reúne al 75% de los convencionales, por lo que cierto ruido en contra solo podrían hacer los referentes del disidente grupo Malbec, que protagoniza Alfredo Cornejo y donde está el formoseño Luis Naidenoff y coquetea Manes. Hasta ahora no hubo de ellos referencias explícitas al gobernador cordobés. Hoy Cornejo espera festejar su victoria en las PASO de Mendoza junto a Bullrich. Mañana el jujeño espera recibir en la convención a Larreta, quien pasaría “a saludar”.

Libertarios y el fin de JxC

Schiaretti también era parte de la apuesta de Larreta para quitarle votos a Bullrich en Córdoba. Un armador calculó que una fórmula PJ-JxC sacaría en la provincia 70 puntos. El alcalde –al igual que en otros distritos no kirchneristas– está corriendo desde atrás. Incluso entre los halcones dicen que está “diez puntos abajo” en su propia CABA.

El martes un nutrido grupo de operadores federales del jefe de Gobierno hicieron un movimiento de pinzas: se reunieron con alfiles de Schiaretti, pero también con el equipo de campaña de Juez-De Loredo. Buscaron convencerlos de que no habría interferencia con la contienda local. “Si no ampliamos no ganamos. Hay que sumar hasta que nos dé el estómago”, dijo un protagonista que estuvo en ese encuentro. La reunión no terminó bien: “Horacio no puede pisar más Córdoba”, fue el mensaje que se llevaron los larretistas. 

Pero la amenaza a la ex ministra de que podría perder votos cordobeses también sigue latente: Schiaretti confirmó que irá como precandidato e inscribirá su propio sello electoral el miércoles. En el búnker halcón leen que lo que quiere es capturar votos peronistas para negociar mejor con quien sea el futuro huésped de la Casa Rosada. Recuerdan el experimento de UNA en 2015 entre José Manuel de la Sota y Sergio Massa, que en la previa tuvo negociaciones con Macri. Sacaron 21 puntos en las generales, poco más de 5 millones de votos. “El ‘Gringo’ quiere recuperar esos votos para que le den volumen político y poder negociar con el peronismo o JxC ser la llave de la gobernabilidad”, comentó una voz amarilla con expertise. Ya su puñado de legisladores son decisivos para cualquier votación en Diputados y el Senado.

La diferencia abismal del contexto es que hace ocho años no existía el fenómeno Javier Milei. Si para el eje Larreta-Morales la gobernabilidad la da Schiaretti, para Macri-Bullrich eso lo obtienen con el libertario: podría sumar una decena de diputados con una performance de veinte puntos, según el promedio de las últimas encuestas. 

“Me llena de esperanza”, consideró el ex presidente empresario sobre la posibilidad de ir a un balotaje contra Milei. La incertidumbre está en qué cheque le daría el resto de JxC a Bullrich si es que gana las PASO. “Su propuesta tiene patas cortas”, avisó un radical. Carrió, que sabe meter el dedo en la llaga, advirtió que pueden cometer “delitos de lesa humanidad”. 

Línea aparte es que Lilita recibió con bombos y platillos a Espert, pese a que el diputado fue aliado de Milei en 2021 y llegó a pedir “cárcel o bala” para Juan Grabois. 

La bienvenida al economista tampoco trajo paz entre Larreta y Bullrich. A la foto que se armó el viernes faltó Federico Angelini, presidente del PRO, que antes que bullrichista es macrista. Y a otra que se había agendado para ayer habían sido especialmente invitados De Loredo y su mano derecha, el intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer. Rechazaron el convite. Finalmente no hubo encuentro.

Sumado Espert, es inevitable que la coalición modifique su nombre. “Se está viendo cambiarlo para que también impacte la idea de que ahora somos más amplios”, adelantó un larretista. El sello fue el paraguas que adoptó la oposición cuando quedó fuera del gobierno; si aspira volver al poder, hasta Bullrich coincide en que habría que actualizarlo. “El nombre es de fantasía”, acotó una voz en su armado. Una lectura ácida aporta además que los opositores no parecen estar ya “muy juntos”. La definición se revelará el miércoles, cuando sea el momento final de la inscripción de los frentes electorales. JxC ya no será lo que era.

MC

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