Caso Spagnuolo

La encrucijada libertaria: blindar a Karina en los tribunales y sostener a Milei en la campaña bonaerense

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El lunes amaneció espeso en la Casa Rosada. Los audios de Diego Spagnuolo, el exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), ya habían dejado de ser un rumor de pasillo para convertirse en un estruendo que atravesaba a todo el oficialismo. Las grabaciones en las que el funcionario desplazado habla de presuntos pedidos de coimas con la droguería Suizo Argentina y menciona a Karina Milei y a Eduardo “Lule” Menem transformó el presente del Gobierno en una carrera contra el tiempo: por un lado, la Justicia se mueve con rapidez; por el otro, La Libertad Avanza busca blindarse sin frenar la campaña.

Este lunes, temprano, Santiago Caputo encabezó una reunión en el Salón Norte de Casa Rosada junto al armador bonaerense Sebastián Pareja, su equipo de campaña y los consultores de Move Group, su otrora consultora que hoy tiene a Tomás Vidal al frente de la estrategia. El diagnóstico fue unánime: el escándalo no podía ser silenciado, pero sí encapsulado. Allí apareció la voz decisiva: Karina Milei había pedido este domingo que fueran los Menem quienes salieran a dar la cara. La secretaria general de la Presidencia, siempre celosa de su propia exposición, eligió correrse del foco y trasladar la presión a su alfil riojano y a su primo, el presidente de Diputados, Martín Menem.

La primera voz fue la de Lule. Este lunes por la madrugada, desde una cuenta de X con apenas un puñado de seguidores, publicó una carta abierta para negar cualquier intervención en la ANDIS y hablar de una “burda operación política”. Fue la primera declaración pública del subsecretario de Gestión Institucional desde que asumió como funcionario. Lo siguió Martín, que esta mañana dio una entrevista con Antonio Laje, en la que repitió en loop que ponía “las manos en el fuego” por su primo y por Karina. Según pudo saber elDiarioAR, en privado admitía estar “mal dormido” y golpeado por la intensidad mediática, pero hacia afuera se mostró como el fusible dispuesto a inmolarse.

El movimiento fue sintomático: hasta la semana pasada había sido Guillermo Francos quien salía a defender públicamente al Gobierno, pero con el estallido del caso Spagnuolo quedó corrido a un segundo plano. El jefe de Gabinete se reservó para el informe de gestión que dará en el Congreso, mientras la exposición mediática se trasladaba al apellido Menem. Fue una señal interna de que la crisis debía ser contenida por la rama política más cercana a Karina, sin involucrar al resto del gabinete.

Mientras tanto, la Justicia acelera. El juez Sebastián Casanello, a cargo del Juzgado Federal 11, y el fiscal Franco Picardi dispusieron allanamientos en la sede de la ANDIS y en domicilios vinculados a los hermanos Kovalivker, dueños de la droguería Suizo Argentina. En los tribunales se concentraban además en abrir el teléfono de Spagnuolo, considerado una caja de resonancia capaz de comprometer aún más al oficialismo. A lo largo del día, en la Casa Rosada se multiplicaron las especulaciones: ¿qué otros nombres podían aparecer? ¿Cuántas grabaciones más podrían filtrarse? La respuesta llegó por la tarde, cuando se conocieron nuevas grabaciones atribuidas a Spagnuolo en las que menciona a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y a la excanciller Diana Mondino.

El clima interno en Balcarce 50 refleja la tensión. Los pasillos, normalmente cargados de funcionarios y asesores, este lunes estuvieron más vacíos. Algunos ministros esquivaban a los acreditados y evitaban mostrarse en los patios internos. “Si hay que hablar cada vez que nos pegan, no salimos nunca de los estudios de TV”, se resignaba un funcionario de segunda línea.

A pesar de ese tembladeral, Milei no alteró la hoja de ruta. Al mediodía se mostró en la inauguración del nuevo edificio de Corporación América, el holding de Eduardo Eurnekian, su viejo jefe. Evitó mencionar el escándalo, pero dejó frases que parecieron aludirlo de manera indirecta: “No me importa el daño que puedan hacerme de acá hasta el 7 de septiembre o hasta el 26 de octubre”, lanzó, en alusión a las elecciones que definirán su capital político. Fue un gesto calculado: mostrarse en público, hablar de economía y polarizar con la oposición, sin darle entidad al caso Spagnuolo.

El verdadero plato fuerte llegó más tarde. Esta noche, Milei viajó a Junín para encabezar un acto en el Teatro San Carlos, con capacidad para dos mil personas. Fue su primera aparición masiva desde que estalló el escándalo. La escena es como si nada pasara: banderas violetas, cánticos contra el kirchnerismo y un discurso de campaña idéntico a los anteriores. La instrucción a los candidatos es precisa: evitar el tema de la ANDIS, o limitarse a defender al Presidente y a su hermana.

La elección de Junín tiene un condimento político propio. Allí gobierna Pablo Petrecca, un intendente radical que no se plegó al acuerdo bendecido por Mauricio Macri para que el PRO se fusione con La Libertad Avanza. Mostrar a Milei en ese distrito es, en sí mismo, una jugada política: pese al ruido judicial y al tembladeral mediático, el oficialismo quiere dar la señal de que todavía disputa la provincia de Buenos Aires.

En los pasillos de la Casa Rosada, sin embargo, nadie ignora la fragilidad del blindaje. “No todo tiene un impacto lineal”, se defienden los estrategas, convencidos de que la inflación pesará más que los audios en la cabeza del votante. La advertencia de que nuevas filtraciones están al caer mantiene a todos en vilo.

El dilema libertario se resume en una imagen que cristalizará esta noche, a partir de las 20: un Presidente desafiante en un escenario bonaerense, arengando como si nada ocurriera, mientras en Comodoro Py los jueces acumulan pruebas y en Balcarce 50 se multiplican las reuniones de crisis. Entre actos de campaña y expedientes judiciales, Milei juega su supervivencia política en dos canchas al mismo tiempo.

PL/MG