Diputados sesiona a partir del mediodía

El Gobierno busca evitar la sesión opositora para activar la comisión $LIBRA y aumentar las jubilaciones

Este miércoles al mediodía, la oposición buscará ponerle fin a la euforia libertaria tras la victoria del domingo en la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo es reactivar la comisión investigadora por el caso $LIBRA y aprobar una reforma previsional destinada a recomponer los haberes jubilatorios: dos temas sensibles para la gestión Milei que la multipartidaria opositora pretende utilizar para desinflar el triunfalismo libertario. El Gobierno, sin embargo, se siente invencible, y viene trabajando hace 48 horas para voltear el apoyo de los gobernadores y desactivar, así, la sesión opositora. 

El modus operandi del Gobierno es el mismo de siempre: promesas de ATN y alianzas electorales. El oficialismo, que viene de derrotar al PRO en su bastión histórico y se siente más empoderado que nunca, está decidido a terminar con el escándalo que salpica a Javier Milei y su hermana desde que publicitó la cripto $LIBRA en la noche del Día de los Enamorados. Ya eliminó la Unidad de Tareas de Investigación que el Ejecutivo había creado, apenas se desató el escándalo, para acallar las críticas. Y ahora es el turno de la comisión investigadora.

La primera estrategia es vaciar el quórum de la sesión. El teléfono de los gobernadores está al rojo vivo, pero la oposición confía en que podrá llegar a las 129 voluntades con la ayuda de la multipartidaria –peronismo, radicalismo díscolo y pichettismo de Encuentro Federal– junto a la ayuda de los cordobeses que responden Martín Llaryora. Ni el radicalismo de Rodrigo de Loredo ni el PRO darán quórum, aunque hay coqueteos con algunos díscolos, como Álvaro González o Julio Cobos.

Hay, sin embargo, unas cinco ausencias por enfermedad en el peronismo que generan intranquilidad. Y hay gobernadores que no terminan de confirmar su asistencia. “Los cordobeses te dicen que están viendo cuando llegan a CABA y los veo caminar por el Congreso”, ironiza, entre risas, uno de los armadores de la oposición. El número está fino, y el Gobierno aprovecha que el quórum se definirá por una o dos ausencias para presionar. Cuenta con ventaja, y es que la oposición no definió, aún, quién será el diputado designado para presidir la comisión. 

No es un cargo menor. Quien ocupe la presidencia será quien tendrá el poder de desempatar todas las votaciones futuras de la comisión, que hoy se encuentra empantanada entre 14 oficialistas y 14 opositores. La candidata original era la massista Sabrina Selva, dado que Unión por la Patria representa la primera minoría, pero el peronismo aceptó elegir a una opción de “centro” con tal de sumar votos entre otros sectores. Hasta la noche del martes, se barajaban tres opciones: el pichettista Oscar Agost Carreño, Maximiliano Ferraro o Danya Tavela

En las últimas horas, sin embargo, un sector del radicalismo díscolo de Democracia para Siempre comenzó a amenazar con boicotear el quórum si no se colocaba en ese lugar al formoseño Fernando Carbajal. El resto de la oposición no les termina de creer, consideran que es un bluff, pero, en un escenario incierto, las conversaciones continuaban desarrollándose hasta tarde. UxP no tiene intención de acompañar la candidatura de uno de los principales opositores locales del gobernador peronista Gildo Insfrán, por lo que el objetivo era desactivar la amenaza radical sin dinamitar la sesión por los aires en el proceso. 

De conseguir quórum, sin embargo, Menem apostará a una segunda estrategia: la pelea técnica por la mayoría exigida para definir las autoridades. La oposición propone presentar una moción con el nombre de las autoridades y aprobarlo con mayoría simple, pero las negras también juegan y el oficialismo sostiene que se necesitan, en realidad, dos tercios. Un debate técnico que la oposición propone resolver por la fuerza –es decir, con la mayoría en el recinto–, pero que derivará en un caos de debate normativo que nadie sabe cómo puede terminar. 

La danza por la AGN y el peligro del quórum 

Menem tiene otra preocupación además de la activación de la comisión investigadora, y es la Auditoría General de la Nación. 

La AGN, que es el organismo que se encarga del control externo del Poder Ejecutivo, se encuentra paralizada hace más de un año por falta de acuerdo en la designación de los representantes de la Cámara de Diputados. Un acuerdo entre Emilio Monzó y el peronismo, sin embargo, destrabó las negociaciones hace unas semanas. Y el objetivo de la oposición, ahora, es aprovechar la sesión del miércoles para designar a dos de los tres auditores (el último se lo dejarán, vacante, a La Libertad Avanza). ¿Quiénes? Juan Ignacio Forlón, del riñón de Máximo Kirchner, y el mismo Monzó. 

Monzó, ex macrista, histórico armador todoterreno, viene negociando su candidatura hace días. Confía en que, con apoyo del peronismo y el pichettismo, tendrá el número para aprobar los nombramientos, que son un bien preciado en la política (ya que son cargos que duran ocho años, con sueldos de más de 10 millones de pesos y que otorgan el poder de auditar al Ejecutivo de turno). Pero no es tan sencillo, hay sectores de la oposición que prometieron su respaldo a Mario Negri –otro que quería ser auditor– y hay un runrún de descontento que amenaza con hacer peligrar la sesión.

“La AGN está embarrando la sesión y está poniendo en riesgo las prioridades, que son $LIBRA y las jubilaciones”, reconoció un diputado de la CC que, como algunos radicales, habían comprometido su apoyo a Negri. 

Además del ruido opositor, el propio Martín Menem está jugando para evitar que el acuerdo Monzó-UxP se lleve a cabo. Su estrategia, sin embargo, consiste en reformar la composición de la AGN: ya presentó un proyecto que planea dictaminar en la comisión de Asuntos Constitucionales el miércoles, un par de horas antes de que arranque la sesión. No cuenta, sin embargo, con muchos aliados. 

Reforma previsional e interna PRO

El último tema de la sesión es, sin embargo, el que concentra mayor interés social. Habrá, incluso, una coincidencia entre el palacio y la calle: mientras la marcha de los jubilados, que concentra todos los miércoles, se esté llevando a cabo, puertas adentro, en la Cámara de Diputados, los legisladores van a estar debatiendo si aprobar o no una reforma previsional que aumente el poder adquisitivo de los jubilados. 

Son dos tipos de reformas. La primera apunta a incrementar el bono jubilatorio de $70 mil y actualizarlo por inflación. UxP propone subirlo, como base, a $115 mil y el pichettismo a $100 mil: si bien todavía no hay acuerdo, la oposición buscará consensuar un monto intermedio entre ambos valores antes de la votación. Se incrementará, a su vez, todas las jubilaciones en un 7,2%.

El otro tipo de reforma consiste en aprobar algún mecanismo que resuelva el vacío que dejó el vencimiento de la última moratoria previsional. UxP y la izquierda proponen prorrogar el Plan de Pagos de Deuda Previsional durante dos años más, de modo de incluir al inmenso porcentaje de hombres y mujeres que llegaron a la edad de jubilarse pero no pueden hacerlo porque no cumplen con los 30 años de aportes. 

El radicalismo y el pichettismo, en cambio, proponen una reforma que establezca una prestación proporcional por vejez. El objetivo es eliminar la obligatoriedad de los 30 años de aportes y reemplazarlo por un mecanismo que incremente el valor de la jubilación percibida en proporción a la cantidad de años aportados. La base mínima, en este caso, sería la PUAM (que representa el 80% de la jubilación mínima) 

La oposición sospecha que este último será el dictamen que consiga la aprobación de Diputados, ya que la moratoria no cuenta con más avales que los del peronismo y la izquierda. Pero hay otro motivo, y es que la oposición sabe que tiene que aprobar una ley que, luego, necesitará ser ratificada con dos tercios de los votos. Ya que el veto de Milei es inevitable. 

Es ahí cuando entra a jugar el PRO, que tuvo una dura reunión de bloque el martes por la noche. Después de un largo debate, las espadas macristas, que amagaban con acompañar el proyecto de prestación proporcional, aceptaron rechazarlo o, los más díscolos, abstenerse. La oposición, sin embargo, piensa en el día después. Y fantasea con que la guerra del PRO con LLA les permita sumar, cuando llegue el momento, algunas adhesiones macristas a resistir el veto presidencial.

MC/MG

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