Entrevista

Pablo Javkin, intendente de Rosario: “Hay una disputa territorial, son los jefes narco presos quienes ordenan crímenes violentos desde la cárcel”

El enorme problema de la violencia narco estaba en los planes. El de la pandemia, no. Cuando asumió como intendente de Rosario, en diciembre de 2019, Pablo Javkin sabía que los crímenes vinculados a ajustes de cuentas entre bandas podían condicionar su gestión. Santa Fe encabezó los rankings provinciales de tasa de homicidios en la mayoría de los últimos 13 años. Y ni siquiera el Covid-19 frenó esa estadística. En 2020, en Rosario se cometieron 214 asesinatos, en su mayoría protagonizados por sicarios. La violencia responde a disputas territoriales entre bandas atomizadas (como la mítica de Los Monos), cuyos jefes siguen mandando desde la cárcel. Así lo confirma el intendente rosarino. 

Ese es uno de los motivos por los que el alfonsinista Javkin apoya el proyecto del gobernador peronista Omar Perotti, que busca ampliar las autonomías y responsabilidades de las 365 intendencias de Santa Fe. Actor central del Frente Progresista Cívico y Social, alianza entre radicales y socialistas que no integran Juntos por el Cambio, Javkin asegura que la pandemia obliga a dejar de lado el debate vacío de la grieta.

Durante su paso por Buenos Aires para aceitar la llegada de obras del plan Argentina Hace a Rosario (se reunió con el ministro Gabriel Katopodis), rechaza un acercamiento a JxC pero, a su vez, elogia a Martín Lousteau.

¿En su experiencia, el gobierno de Alberto Fernández respeta el federalismo sin hacer distinciones con los municipios que no son oficialistas?

Sí, el presidente vino a nuestra ciudad dos veces. El ministro Katopodis lo hizo la semana pasada. El ministro del Interior, Wado de Pedro, también. Fue un año muy difícil para la gestión. Pero incluso en la pandemia hay voluntad de coordinación.

¿El 2021 va a ser signado por la pandemia? 

Sí, va a ser un año Covid. Va a ser muy 2020 el 2021. El tema de las vacunas se está discutiendo en el mundo. La primera mitad del año seguro se va a ir entre la vacunación y la necesidad de seguir cuidándonos.

¿Cómo viene el proceso de vacunación en Rosario?

Estamos aplicando la segunda dosis de la primera tanda. 

¿Cuántas dosis son?

Unas 6 mil en la ciudad. Esa cantidad nos tocó en la primera tanda. En realidad como municipio recibimos 2500. El resto responde al sector privado.

¿Usted se vacunó con la Sputnik V? 

Sí, ya me dieron las primera dosis. Me falta la segunda. No tuve fiebre ni otro efecto secundario.

¿Tiene algún prurito respecto al origen de alguna vacuna?

No, nada que ver. Circularon audios en los que se decía que interrumpimos la vacunación por problemas en las dosis. Es totalmente falso. Es importante cortar con eso. La vacuna funciona. Al contrario, la dificultad en el mundo es conseguirla.

¿Cómo sigue la curva de infectados en Rosario?

Tuvimos casi nada durante meses. En julio y agosto hubo un crecimiento. En septiembre y octubre, un aceleramiento muy rápido. Bajó en noviembre. Subió a principios de enero y ahora baja de nuevo. El pico lo tuvimos en octubre, con 1345 casos diarios. En enero, en el día de mayor contagios hubo 511.

¿Considera que lo peor ya pasó?

Nunca podés decir con esta enfermedad si lo peor ya pasó. La ocupación de camas por Covid está en 13%, 14%. Tenemos un pool de indicadores. Pero es una enfermedad imprevisible. Hay que insistir con los cuidados. Apenas la gente se relaja, empiezan a subir los casos.

¿Qué aprendió en este año pandémico?

Aprendí de todo. Creo que no tomamos dimensión de la gravedad que estamos viviendo. No tuvimos desafíos de este calibre. Argentina no participó de las grandes guerras. Y esto te pega en lo sanitario, lo económico, lo social y lo emocional. No tenemos experiencia al respecto. 

¿Cómo impacta esa situación tan inusual en la política?

No deja margen para el debate vacío. Hay que laburar mucho y coordinar mucho. Cuanto más lo hacés, el impacto es diferente. Además hay sociedades más complejas. Entonces los ámbitos de representación requieren mayor escucha. Los grupos de WhatsApp por actividad son importantes. Hay que reordenar el funcionamiento de la sociedad. Trato de estar mucho en las calle, de leer menos redes sociales y escuchar más en directo.

¿Cómo fue la coordinación de la gestión con el gobernador Perotti?

Tenemos una relación desde hace mucho tiempo. Va bien. Estamos en espacios políticos distintos, pero él administra la provincia y yo gobierno la ciudad más importante. Rosario tiene un desarrollo fuerte de salud pública. Eso hace que tenga mucho para aportar. Institucionalmente la relación es correcta y de trabajo común. En el 2020 la incertidumbre no permitió que tuviera más fuerza.

¿Por qué está a favor de la ley de autonomías municipales que impulsa Perotti?

La Constitución provincial de 1921, en la que participó Lisandro de la Torre, consagró las autonomías municipales. Después eso se derogó y ya no tenemos autonomía. Es una lucha histórica para Rosario y los municipios grandes. Tenemos muchas demandas y necesitamos más capacidades y recursos. No es algo abstracto. 

¿En qué se traduciría concretamente la ley?

En temas de seguridad, justicia y desarrollo. Nos permitiría desde poder administrar la justicia en pequeñas causas, hasta diseñar un parque industrial. Más capacidades en lo ambiental, institucional. Es una iniciativa del gobernador, pero lo acompañamos. Había un debate histórico sobre si se tenía que hacer a través de una reforma constitucional o por ley. Ahora la corte dijo en un fallo que era por ley. 

Algunos señalan que sería la antesala para una reforma constitucional que habilite la reelección del gobernador en Santa Fe, una de las pocas provincias que no lo permite

No, al contrario. Avanzar por ley resuelve el problema sin especular. Hay temas urgentes. Si algo se fortaleció en la pandemia fue la cercanía. Y esa instancia está en los municipios. Hay que darles más herramientas. 

Argentina tiene un problema de fondo: la decadencia que genera sostener la grieta para resolver temas electorales. Llevamos una década de agravamiento de los problemas, mientras a los gritos dividimos a la sociedad en dos.

¿La inseguridad y la violencia siguen siendo el tema más complejo de la provincia y Rosario?

Es muy complejo. Y en distintas zonas. Hay prevención en la calle del delito cotidiano. Otro nivel es el de los crímenes violentos, ligados al desarrollo de la economía del narcotráfico en el territorio. Ahí requerís mayor peso de la justicia y la seguridad federal. Ir, por ejemplo, contra las redes de lavado de dinero. Lo otro es reforzar la calle. Hay que enfocarse en los dos temas. En Rosario no tenemos personal armado ni fiscales, ni justicia directa. Pero conocemos el territorio.

¿Qué tipo de homicidios se dan en Rosario?

Hay una tasa muy alta de homicidios. Cuando se esclarecen, ves eso: connivencia con jefes de bandas que están en redes penitenciarias. Es un panorama desordenado por abajo, pero son los jefes narco presos quienes ordenan los crímenes violentos desde la cárcel. Hay una disputa territorial.

¿Cómo evalúa la gestión del ministro de Seguridad Marcelo Saín?

Hay líneas de investigación profunda llevadas adelante por el Ministerio Público de la Acusación. Eso es clave. El Estado tiene que desarmar las redes delictivas. Hay que reforzar la presencia política en la calle, dar seguridad al vecino en el espacio público. Yo trabajo en conjunto con el Ministerio y ponemos todo. Tenemos un mecanismo de trabajo semanal.

¿Hace un buen trabajo, entonces, Saín?

Sí. Igual no corresponde que yo hable del colaborador que eligió el gobernador.

¿Qué importancia e impacto le da a las elecciones legislativas de este año? 

Argentina tiene un problema de fondo: la decadencia que genera sostener la grieta para resolver temas electorales. Yo quiero aportar a debatir cómo salimos de esta situación. Llevamos una década de agravamiento de los problemas, mientras a los gritos dividimos a la sociedad en dos. Ese debate debe tener presencia en la elección. Hay un efecto aleccionador de la grieta que nos lleva a seguir fracasando. Salir de ahí es el desafío. 

¿Su objetivo es que el Frente Progresista salga de la grieta?

Es construir una alternativa electoral que desafíe el pensamiento binario, la lógica de simplificar cuestiones estructurales de la Argentina a partir de la negación del otro. Las fuerzas con experiencia de gobierno tenemos que jugar fuerte ahí.

¿Apoya la candidatura del ex gobernador socialista Miguel Lifschitz para senador nacional?

Lifschitz es el mejor candidato para senador, a mi entender. Y hay muchos otros, hay mucho para ampliar. 

¿Podrían aliarse con Juntos por el Cambio?

Juntos por el Cambio es otra fuerza política. No vamos a ser iguales pot-pandemia. A veces hay una visión estratificada. Como si las demandas sociales no estuvieran impactadas por la pandemia. Y eso no se resuelve con una suma de sellos y una acuerdo de partidos. Tenemos una sociedad más horizontal, más fragmentada y con desafíos económicos y sociales. Es difícil resolverlo con fuerzas políticas de la etapa anterior. Hay que generar lógicas nuevas. No hay forma de enfrentar desafíos grandes sin acuerdos. Eso se traduce en vidas, a partir de los indicadores de pobreza, salud y educación.

La polarización, ¿sirve para gobernar?

Hay que salir de ese fracaso, a pesar de que rinda electoralmente. Porque si no, hay opciones que rinden electoralmente, pero que no permiten gobernar.

Da la impresión de que el tono y el ritmo del debate lo imponen los sectores más radicalizados de ambas coaliciones nacionales, El Frente de Todos y JxC. ¿Lo ve así?

En Rosario, nuestro frente tiene 8 concejales sobre 28. Pero nos ponemos de acuerdo en el modelo de crecimiento para la ciudad. Yo creo en eso. Pero en el esquema de grita no triunfan los moderados. Es una dinámica que te lleva a lo que vimos en Estados Unidos, una de las democracias más sólidas del mundo. Hago política desde los 13 años porque me enamoré de Alfonsín. El corazón del discurso alfonsinista era terminar con las antinomias en la Argentina.Tenemos que salir de ahí, porque si no es la carrera de quien radicaliza más. Solucionar problemas es otra cosa. Y soluciones estructurales no se logran con la mitad más uno de los votos y listo. 

¿Busca ser gobernador?

Siempre soñé con ser intendente de Rosario. Y quiero ser un buen intendente en un momento difícil. 

¿Qué figuras nacionales lo entusiasman? ¿Martín Lousteau?

Soy amigo de Martín y también conozco mucho a Facundo Manes. En el país hay intendentes interesantes, que crecen y laburan muy bien. Por ejemplo, el de Godoy Cruz, Tadeo García Zalazar. Respecto a dirigentes de otros partidos, trato de aprender de los intendentes Martin Llaryora (de Córdoba) y de Horacio Rodríguez Larreta. El calibre de este desafío no permite creerse dueño de verdad. Los políticos lo tenemos que resolver con nuestro ego.

 

AF