CORONAVIRUS

Quiénes son los dueños del aire: cómo funciona el mercado del oxígeno

La pandemia las obligó a abastecer una demanda inédita de oxígeno medicinal, incrementó sus ganancias de manera exponencial y dejó expuesta la hiperconcentración en un mercado oligopólico y cartelizado. Tres grandes empresas de capitales multinacionales que están instaladas en la Argentina son las dueñas del aire que hace falta para salvar vidas en hospitales y sanatorios de todo el país. Con décadas de experiencia en el rubro, tecnología de punta y operaciones en los cinco continentes, la francesa Air Liquide, la alemana Linde y la estadounidense Air Products -que en 2012 se quedó con la chilena Indura- se impusieron en una carrera de fusiones y compras que se profundizó en los últimos 20 años. 

Verdaderos monstruos globales que se reparten un negocio fenomenal, el gobierno nacional se vio obligado hace dos semanas a dictar la resolución conjunta 6/2021 para evitar que sigan subiendo los precios y aumentando sus márgenes de rentabilidad en el contexto crítico y con más de 67 mil muertos. Firmada por el ministerio de Salud de Carla Vizzotti y el de Desarrollo Productivo de Matías Kulfas, la disposición especificaba: “En un contexto de demanda creciente, se han reportado modificaciones en los precios de medicamentos, insumos y en particular de oxígeno líquido medicinal a granel o en tubo, particularmente en lo que hace a los servicios complementarios de transporte, distribución y acarreo (...) estos deslizamientos de precios no encuentran justificación adecuada en relación a las variaciones de las estructuras de costos”.

La mesa del oxígeno, que el gobierno nacional armó en abril de 2020 -cuando los casos y las muertes eran casi inexistentes- quedó a prueba como nunca un año después, ante la llegada de la segunda ola y la amenaza real del desborde sanitario. La misión del ámbito que coordina el subsecretario de Medicamentos e Información Estratégica del ministerio de Salud, Gastón Morán, es lograr que no haya hospital ni clínica ni sanitario que se quede sin un insumo esencial para abastecer los respiradores y las llamadas bigoteras. La resolución funciona como un paraguas legal para que las empresas se concentren en el abastecimiento de oxígeno medicinal y releguen el oxígeno industrial.

De acuerdo a un comunicado que difundió Indura, el oxígeno que hoy se produce en Argentina solo será suficiente si la curva de contagios continúa descendiendo. “Es fundamental resaltar que si el ritmo actual de contagios diarios se mantiene o aumenta, la demanda de Oxígeno Medicinal esperada equivaldrá a un total entre 1.030 toneladas/día y 1.506 toneladas/día sobrepasando la capacidad de producción máxima del sector que no supera las 860 toneladas/día”, dijeron. Según dicen el ministerio de Carla Vizzotti, hoy Linde produce 425 toneladas de oxigeno por día, Air Liquide 385 toneladas por día e Indura 45 toneladas por día. 

Detrás de cada una de las firmas que concentran la producción en el mercado del oxígeno hay una historia larga y un proceso acelerado en el que se fueron asociando para devorar a sus competidores. El último episodio de la saga fue la fusión global entre la alemana Linde y la norteamericana Praxair, lo que redujo de cuatro a tres el número de compañías que se reparten el 95% del negocio en Argentina. Como en el caso de las patentes medicinales, el carácter oligopólico de las empresas no es una característica de un país sino una constante que se repite a escala mundial: las tres grandes firmas que se dedican a vender oxígeno medicinal están presentes en decenas de países. 

La francesa Air Liquide, fundada en 1902 es un grupo transnacional que opera en más de 80 países, tiene alrededor de 68.000 empleados y provee a más de 3 millones de clientes y pacientes. Según datos de 2015, tiene una facturación anual de US$ 22.000  millones. Air  Liquide se instaló en Argentina en 1938, cuando compró la fábrica La Oxígena. Hoy cuenta con 18 plantas entre productoras de gases, centros  de distribución, fraccionadoras y sucursales y unos 600 empleados que abastecen a 6000 clientes a lo largo de todo el país. En los últimos años, instaló 21 plantas de producción on site y más de 60 kilómetros de oxiductos y nitroductos para grandes consumidores.

La alemana Linde Gas Group nació en 1879, está presente en más de 100 países, cuenta con alrededor de 48.000 trabajadores y ya antes de la pandemia registraba una facturación declarada en 19.000 millones de dólares. Ahora fusionada con Linde, la estadounidense Praxair nació en 1907 y se instaló en más de 30 países, con 27.000 empleados. Su facturación ronda los US$ 11.000 millones por año. Llegó al país en los inicios del menemismo, cuando adquirió firmas locales como Fracchia, Pastafiglia, GESA y Oxirent, pero dio el salto a fines de la década del noventa, con la compra global de CBI Liquid  Carbonic. Hoy cuenta con 13 establecimientos entre plantas productoras, fraccionadoras y sucursales en donde emplean 350 personas.

Según fuentes del sector, entre Air Liquide y Linde/Praxair hoy se reparten el 85% del mercado. En el tercer puesto se ubica la norteamericana Air Products, que es líder mundial de gases industriales, fue creada en 1940  en Estados  Unidos y hoy tiene plantas en más de 50  países, unos 16.000 empleados y una facturación estimada de 9.500 millones de dólares. En 2012, compró la chilena Indura, que había sido fundada en 1948 y estaba presente en Argentina desde 1991.

Todas las compañías hicieron importantes inversiones para construir plantas  productoras  que  suministran  el producto a grandes clientes vía gasoductos o instalando plantas on site. De acuerdo a un exhaustivo trabajo del sociólogo Maximiliano Arecco -que además es empleado de la planta de Praxair en Pacheco desde 1999-, la compañía montó una planta en Bragado para abastecer a Aceros Bragado y una en  Campana para abastecer a Siderca del Grupo Techint y el polo industrial  Zárate-Campana por 65 millones de dólares entre los años 2012-2013. Air Liquide invirtió US$ 55 millones en el período 2011-2014 para abastecer a la refinería Axion-Esso, US$ 84 millones para abastecer a Siderar en San Nicolás y US$ 8 millones para producir dióxido de carbono e hidrógeno en Campana. Linde declaró inversiones por US$ 15 millones en 2011 para una planta productora en Pilar.

Denuncias y sanciones

La posición dominante de los tres gigantes que controlan el mercado acumula ya dos décadas de cuestionamientos, denuncias y sanciones. En 2005, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) demostró que Praxair, Air Liquide, Indura y la sueca Aga -que fue adquirida por Linde en 2000- les vendieron a los hospitales públicos gases con sobreprecios de 500% en el periodo 1997-2002, lo que les ocasionó multas de entre 5 y 26 millones de pesos. Además, Defensa de la Competencia descubrió que en los casos donde un nuevo proveedor intentaba romper el acuerdo de precios de las cuatro  multinacionales, las compañías se organizaban para barrerlo del mercado. Lo hacían de manera fulminante: suministraban el producto por tiempo indeterminado a título de donación o lo vendían a precios extremadamente bajos hasta que desaparecía el riesgo de competencia y volvían a los sobreprecios.

En 2011, el fiscal de Estado Ricardo Szelagowski las acusó ante la CNDC de “connivencia empresarial” en perjuicio de los hospitales públicos bonaerenses “simulando competencia”. Tal como publicó Hugo Alconada Mon en La Nación hace dos semanas, las tres empresas fueron sancionadas en Argentina y en Europa por cartelizarse y están bajo investigación en el escenario local por presunta colusión. Las prácticas monopólicas fueron objeto de denuncias y multas también en Perú, en Chile y en México. La Comisión, que mantiene abierta una investigación sobre irregularidades graves, todavía no definió si autoriza la fusión de Linde con Praxair, consumada hace dos años. 

El oxígeno se produce en plantas de separación de aire, denominadas ASU, que capturan el aire del ambiente -21% de Oxígeno, 78% de Nitrógeno y 1% de Argón- para iniciar un proceso de compresión, refrigeración y destilación fraccionaria a gran escala y almacenarlo en tanques criogénicos en forma líquida, a temperatura muy bajas, en el caso del oxígeno -183 C. Ese oxígeno líquido es transportado por camiones cisterna que abastecen los tanques de los hospitales y es transformado después en estado gaseoso por un sistema de vaporización que se distribuye a la red hospitalaria. 

Uno de los trabajos de Arecco pone de relieve los cambios más recientes que se dieron en el proceso de producción. El suministro del producto ya no se realiza a través de tubos, termos y cilindros -que requerían mucha mano de obra para su fraccionamiento, mantenimiento y traslado- sino que ahora el abastecimiento pasa por grandes tanques, plantas on site y gasoductos, lo que profundiza la concentración del mercado y demanda cada vez menos personal. 

Titulado “Multinacionales y organización sindical: centralización, monopolio y prácticas antisindicales en la industria de gases industriales”, el texto de Arecco -que fue prosecretario de Organización del Sindicato del Personal de la Industria Química y Petroquímica entre 2014 y 2018- relata la transformación que se dio al interior de las empresas que concentran el mercado del oxígeno en las últimas dos décadas. Desde el notable crecimiento en el empleo, la cantidad de afiliados, la conflictividad laboral y el número de comisiones internas que se formaron al interior de las fábricas en el período 2004-2011 hasta el proceso de ofensiva empresaria que comenzó en 2014 y aceleró a partir de 2016 en función de reducir costos y desactivar la organización sindical con despidos y suspensiones de los trabajadores bajo convenio. En ese período, hubo cesantías en la planta de Air Products-Indura, en el marco de un Procedimiento Preventivo de Crisis que los delegados consideraban injustificado, y en la fábrica de Linde en San Martín.

Desde que se inició la pandemia, los empleados del sector son considerados trabajadores esenciales. Sin embargo, no están incluidos entre los grupos de prioridad que deben ser vacunados.

WC