Clases en pandemia

“Cuando egrese, me gustaría pensar que las cosas van a haber cambiado al menos un poco ”: cansados, los adolescentes afrontan la segunda ola de virtualidad

Después de un año de clases virtuales, los estudiantes del nivel secundario en la Ciudad de Buenos Aires volvieron a asistir a clases presenciales de forma escalonada. Ahora, con el aumento de casos, el gobierno porteño aplicó un sistema de enseñanza bimodal en escuelas secundarias que alterna presencialidad y clases virtuales, y cuya organización depende de cada institución.

Cinco estudiantes de entre 15 y 17 años que estudian bajo este sistema cuentan cómo transitaron la adaptación a la virtualidad y la vuelta a las aulas, cómo cambiaron sus planes por la pandemia y qué perspectivas tienen sobre su egreso.

“Al principio me parecía mejor porque sólo pensaba en que no me tenía que levantar tan temprano, pero con el tiempo se volvió muy cansador y monótono. Además, dependía de la conexión y si no era buena me podía perder mucho”, dice Ramiro (16) en diálogo con elDiarioAR sobre la experiencia de las clases virtuales a comienzos de la pandemia.

“Me costó un poco acostumbrarme, me costaba mucho concentrarme en mi casa con el celular al lado y muchas otras distracciones cerca. La virtualidad me forzó a empezar a organizarme mejor y tener más presente en qué decido usar mi tiempo libre”, comenta Catalina (16), que reconoce que si tuviera que volver por completo a las clases online “no podría volver a hacer todo con la misma predisposición y energía”.

Coinciden en que, además de las distracciones en sus hogares, adaptarse a nuevos soportes y herramientas también representó un desafío. “Es difícil estudiar desde la computadora, siempre preferí el papel”, cuenta Delfina (15). “Nunca habíamos usado Zoom, fue bastante estresante. Si no entendías los temas, no era tan fácil preguntar”.

Con la vuelta a las clases presenciales, celebran el reencuentro con sus amigos, poder reunirse y socializar más. Y destacan la comunicación “cara a cara” que se da de forma presencial, tanto con sus compañeros como con los profesores, que se pierde detrás de la pantalla.

“Extrañaba mucho la interacción en vivo con los docentes y con mis compañeros, que se cree un ambiente entretenido. Uno no se puede ‘mutear’ en la presencialidad, eso te motiva a contribuir a las clases”, sostiene Ramiro.

Para muchos chicos, las restricciones por el coronavirus implicaron tener que cancelar o reorganizar eventos sociales importantes en sus vidas: cumpleaños, fiestas de 15, viajes y festejos de egreso.

“Cumplí 16 años en pandemia. Tenía planeado hacer un viaje de 15, lo pospuse tres veces y ahora me voy en veinte días”, cuenta Francesca. “Es una desilusión tremenda tener que cancelar el viaje, lo tuvimos que pasar un año, dos años. Estoy por cumplir 17 y me estoy yendo de viaje de 15. Hasta último momento estuve viendo si me iba o no, con toda la ilusión que eso conlleva”.

En este contexto, miran al futuro y al cierre de una etapa con incertidumbre. No dan por sentado que deban cancelar los festejos, pero tampoco pierden las esperanzas de poder celebrar bajo la “nueva normalidad”. “Ojalá el año que viene podamos viajar, irnos todos juntos. Y espero que cuando vaya a la universidad todo esto termine”, dice Sofía (16).

Para cuando llegue nuestro egreso, me gustaría pensar que las cosas van a haber cambiado al menos un poco y que lo vamos a poder tener de manera más ‘normal’. La fiesta y el viaje no los veo muy posibles pero tampoco los descarto del todo”, agrega Catalina.

Francesca es menos optimista. “No creo que esto termine pronto. Pienso que cuando empiece la facultad vamos a seguir en pandemia”, confiesa.

MC