Espiritualidad

El giro católico profetizado por los obispos ante el efecto Rosalía se desinfla con los datos

Jesús Bastante

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“En España, el anuncio del nuevo disco de Rosalía, Lux, ha detonado, de nuevo, un debate (...). Existen señales que advierten de que lo católico está de moda o, si se prefiere, de que hay una vuelta a coordenadas espirituales que parecían proscritas”. Las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, durante la apertura de la pasada Asamblea Plenaria (aquella en la que se habló más de Rosalía que del escándalo Zornoza), parecían presagiar un nuevo milagro de la fe en España. Era el 'giro católico', visibilizado por movimientos como Hakuna o los retiros de Emaús o Effetá, y multiplicado por el 'efecto Rosalía' y su disco 'Lux' o 'Los Domingos', la película de Alauda Ruiz de Azúa que narra la historia de una joven que quería ser monja y que fue galardonada con la Concha de Oro del festival de cine de San Sebastián.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los datos son tozudos, y coincidentes, en dos recientes encuestas publicadas con posterioridad a las palabras de Argüello: dos de cada tres jóvenes se declaran “sin religión”, y los que buscan una mayor espiritualidad lo hacen al margen de las religiones tradicionales. Una de ellas, elaborada por la Fundación Pluralismo y Convivencia. La otra, avalada por la nada sospechosa de anticlericalismo universidad jesuita de Comillas.

Así, según se desprende del primer Barómetro sobre religión y creencias en España (BREC), disminuye el número de personas que se identifican con la religión católica (46%), mientras aumenta tanto el porcentaje de quienes se definen como indiferentes, agnósticos/as o ateos/as (42%) como el de quienes se identifican con religiones distintas a la católica (8%) –siendo este último el dato más alto registrado en una encuesta de ámbito estatal–.

Entre las conclusiones del estudio se refleja que, si bien la juventud española se muestra cada vez más abierta a lo espiritual, lo hace al margen de las religiones institucionales. Así, el 61% de las personas de entre 18 y 24 años no se identifica con ninguna religión; el 27% se declara agnóstico/a; el 21%, indiferente; y el 13%, ateo/a. Sin embargo, el 31% de los jóvenes afirma creer en algún tipo de realidad espiritual o fuerza vital; un 29% dice creer mucho o bastante en la astrología; y un 23%, en la videncia. Estos porcentajes son notablemente superiores a los del resto de franjas de edad. 

Estas nuevas formas de espiritualidad, más personales y desinstitucionalizadas, se expresan a través de prácticas como la meditación, el yoga, el encendido de velas o el cuidado del vínculo con la naturaleza. No implican un retorno a la religión tradicional, sino una búsqueda de sentido y conexión en un contexto de cambio cultural y generacional, donde lo espiritual se entrelaza con la búsqueda de bienestar personal y la relación con el entorno natural. Nada, pues, del ansiado retorno de los jóvenes a los templos, anunciado sin rubor por buena parte del episcopado español.

Por su parte, el Informe España 2025, presentado esta semana por la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro de la Universidad Pontificia Comillas, y que analiza las transformaciones sociales, económicas y culturales más relevantes del país en los últimos 40 años, avala el proceso de secularización de la sociedad española. Según los datos, el porcentaje de personas que se declaran “sin religión” se ha triplicado en dos décadas: del 13,2% en el año 2000 al 40% en 2024. La situación es especialmente grave en el caso de los jóvenes: seis de cada diez no quieren ser considerados miembros de religión alguna. Por su parte, los católicos practicantes se estabilizan en torno al 15-20%, mientras los matrimonios religiosos se desploman: del 76% en el año 2000 al 19% en 2022. Paralelamente, crece el pluralismo religioso: las minorías suman ya el 10% de la población, con 2,2 millones de musulmanes y 1,5 millones de protestantes y ortodoxos.

¿A qué se debe, entonces, la proclamación del 'giro católico' de la juventud española? Para el sociólogo Rafael Ruiz de Andrés, “aún es pronto para saberlo”. En declaraciones a RD, el experto apunta a que los jóvenes pertenecen a una generación que “está viviendo en un contexto de mayor vulnerabilidad, lo que, en muchas ocasiones, genera preguntas que conectan con lo religioso”. Pese a ello, “todavía es pronto para hablar de si el giro católico es una moda pasajera o de la influencia que hayan podido tener películas, Rosalía, Hakuna, TikTok… Quizás dentro de diez años estamos en otra fase. Lo que sí creo es que es más estructural lo de esta generación joven, que está habiendo un contexto de mucha mayor percepción de fragilidad, de sociedad del riesgo, de inseguridad existencial”.

Lo único cierto, a día de hoy, es que la mayoría de los jóvenes españoles continúan huyendo de los templos (de cualquier confesión religiosa), y que no puede hablarse de una involución de la marcada secularización que afecta a la sociedad de nuestro país desde hace décadas. Más allá de procesos de conversión provenientes de 'retiros de impacto' fuertemente cuestionados, incluso, por sectores de la Iglesia (que ha disuelto asociaciones como las HAM, organizadoras de los retiros de Emaús, y continúa sin aprobar canónicamente para toda España a Hakuna), lo cierto es que la religión no forma parte de las prioridades actuales. Por no hablar, claro está, de que Rosalía no está bautizada (ni piensa estarlo) y que la directora de Los Domingos se declara atea.

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