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Son lo que son

Los Auténticos Decadentes: doce monos.

Julieta Roffo

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Leer este texto te va a llevar lo mismo que escuchar al "Perro" Serrano y a Rubén Albarrán cantar "Loco (tu forma de ser)" en el unplugged de Los Decadentes, una fiesta hermosa.

Maradona es un pasatiempos. Es 19 de abril de 1989 y, con los cordones desatados y sobre el césped del Estadio Olímpico de Munich, el Diez es como esos hombres disfrazados de león o de perrito que las franquicias de la NBA meten a la cancha en el entretiempo del partido o como una revista de sopas de letras en la playa. Una entrega inesperada de show business, un pedacito de vida que se vuelve más liviano hasta que el deber -los nenes en la orilla, tal vez- llame.

Con la campera del Nápoli puesta, antes de ganarle al Bayern Munich de visitante, Diego sacude todos los músculos de las piernas y los brazos al ritmo de Live is life, la canción de Opus que sale por los parlantes y que ya nadie recuerda disociada de esa entrada en calor. Tira la pelota altísima y la duerme sobre el empeine o sobre la cabeza. Despacito, suave, suavecito, como si fuera un globo o una novia. Menea la cadera para un lado y para otro, y mirarlo es convencerse de que si hubiera querido, Diego habría bailado “Don Quijote” en el Colón. Sonríe pícaro Maradona, que vivió 60 años y en esos 60 años fue casi todas las cosas del mundo, y que ahora es un arlequín. El estadio ruge excitado, como si mirar el sol sin lastimarse fuera posible.

“Es una canción que nos divertía mucho. Sonaba sin parar en las radios cuando estábamos empezando y nos parecía entretenida. La grabamos en 2019, Diego gracias a Dios estaba vivo, después pasó lo que pasó”, dice Gustavo “Cucho” Parisi en el episodio que el podcast “Cuéntame un disco” le dedicó al recién nacido “ADN”.

“Yo no sé inglés, la canté en un inglés muy primitivo. La hicimos en versión cumbia y es la canción que más graciosa quedó. Creo que se llaman ‘Opus’ los que la cantan”, cuenta “Cucho”, vocalista y uno de los socios fundadores de Los Auténticos Decadentes, la banda sonora de andar alegre en la Argentina.

Live is life cierra “Capítulo A”, el primer tomo de la trilogía “ADN”. Son los discos con los que Los Decadentes planean homenajear a los artistas, canciones e intérpretes que, dicen ellos en su web oficial, “inspiraron el camino”. “Lo que quisimos mostrar es el ADN de nuestra formación musical”, explica “Cucho” en el podcast. Los discos, que terminarán de publicarse en 2022, son también parte de los festejos de la banda por sus 35 años de existencia. Y una confirmación de su identidad.

Una idea: si Los Decadentes fueran un día, serían un feriado. Otra: si fueran un jugador de fútbol, serían Martín Palermo. Oficio y goles.

Se nota que son Los Decadentes desde la tapa. Se ocupó de diseñarla Alejandro Ros, the one and only, y le alcanzó con poner algunos globos rojos bien brillantes y bien inflados como para recordarnos que Los Decadentes y las fiestas -de cumpleaños, de casamiento, de divorcio y las de fin de año de la empresa- están guardados en el mismo cajón de nuestro cerebro y de nuestro corazón.

Se nota que son ellos apenas empieza a sonar el disco, porque abre con un coro que parece una muchedumbre y que recuerda que cada vez que Los Auténticos Decadentes están todos sobre el escenario son doce, el verdadero “¡una banda!”. Usan sus gargantas para reemplazar el saxo que Roberto Pettinato le grabó a “Los viejos vinagres” en los ochenta y para cantar en esa clave desprolija, canchera (de la cancha) y -perdón la obviedad- auténtica que le hace sentir casi a cualquiera que podría subirse a un escenario a cantar un temita con ellos, aunque ninguno de nosotros llenaría el Palacio de los Deportes del DF mexicano.

Se nota que son Los Decadentes cuando asoma la voz de Jorge “Perro” Serrano, inscripta para siempre en el canon argentino de hablar de amor desde que dijo “te vi llegar del brazo de un amigo cuando entras-teal-bar” por primera vez. Esta vez el “Perro” hace su primera aparición en “Golpes en el corazón”, una canción de Los Tigres del Norte, especialistas en las melodías del norte de México. Los Decadentes la grabaron con Natalia Lafourcade porque ella grababa en la sala de al lado del mismo estudio. En el podcast, “Cucho” cuenta cómo logró esa participación: “Fui, le hice algunos chistes argentinos y se río”. Un textual que “Cucho” o Los Decadentes podrían usar de bio de Twitter. La cosa es que la canción a dúo llegó al número uno de los charts argentinos y mexicanos.

Se nota que son Los Decadentes cuando cantan “¡Ay! Qué dolor” de Los Chunguitos -los de Poliladron, sí- y suena a Andalucía pero también a “Sigue tu camino”, porque 35 años de carrera construyen un estilo y ese estilo se lleva a todos los escenarios pero también a todas las estrofas. Alcanza con escuchar lo que Los Decadentes -y la voz de “Cucho”- hicieron con “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí” en “Capítulo A” para confirmar la oración anterior. Te deseo una pileta y una cervecita cerca.

Se nota que son Los Decadentes en que eligieron, para homenajear a Virus y a Luis Alberto Spinetta, dos canciones como “Luna de miel en la mano” y “Seguir viviendo sin tu amor”. “Fuimos a los hits, no nos complicamos con eso de que la gente no sepa o no entienda qué le estamos cantando”, dice “Cucho”, que cree que lo hace para explicar por qué esa canción de Spinetta y no otra más complicada. Yo creo que lo dice porque de eso, más que de ninguna otra cosa, se tratan Los Decadentes, una usina de hitazos que se nos clavaron en el imaginario colectivo.

Se nota que son Los Decadentes porque te dan ganas tantas ganas de bailar que hasta estás disponible para el papelón.

JR

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