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Beatriz Sarlo, Vivian Gornick y relecturas de libros

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Santiago: Hola, Flor. Es domingo a la noche, vengo de la Feria del Libro y tengo que escribir este newsletter. La Feria me agobia, me apabulla, me parece una especie de freak show. Hoy fui a que me hagan una entrevista en un stand. Llegué para escuchar el final del entrevistado anterior, Diego Golombek. Las gradas del stand estaban llenísimas y había mucha gente escuchando atrás. Yo me dije bueno, qué bueno que va a haber gente para escucharme. Cuando terminó Golombek se fueron todos, y mi entrevista la escucharon cuatro personas. En un momento, las cuatro estaban mirando su celular.

Flor: Hermoso. Classic Feria. Me hubieras dicho e iba a hacer número.  

Santiago: Quiero una crónica de uno de esos eventos. Para los autorcillos como yo, la Feria es un hermoso golpe al ego. Después paseé. Hay, como siempre, de todo: stands voluntariosos, stands politizados, stands llenos de gente comprando lo que pueden comprar cualquier día en cualquier librería. Miles y miles de títulos de todos los temas que me pregunto dónde están el resto del año. ¿Guardados en los depósitos?

Flor: Obvio. Para las librerías es imposible tener todo. Cuestión de espacio. La clave de la Feria: ir el último lunes y aprovechar los saldos y regatear. 

Santiago: Buen dato. Con mis fobias y mis rencores, festejo esta feria monstruosa. Festejo el comercio y que la gente llegue con sus ilusiones, sus malentendidos y se vaya feliz con los libros que compró.

Me encantan los stands de las provincias, los de los sindicatos, los de los países. En el de Alemania había un statement a favor de Ucrania. Me detuve en uno de varias editoriales liberales y en otro de una organización de veteranos de Malvinas.

Flor: A mí no me gusta nada. Pasé muchos años allí por obligación. Además me aturde y muy pocas actividades me interesan. Amo no tener que ir más y poder ir al Bafici sin estar tironeada. Es insólito que convivan Bafici y Feria. 

Flor: Voy a dedicarle a este libro unas pocas líneas porque entiendo que no todos son fans de los libros sobre libros. A mí, personalmente, cuando me gusta el autor no me importa demasiado el tema sobre el que escriba. 

Santiago: Yo ya sabés que me cuesta creer en la ficción-ficción. Necesito que haya algo metaliterario, algo de verdad especial en el uso del lenguaje o directamente que sea medio ensayístico.

Flor: En el caso de Gornick, muchos de los libros a los que se refiere no los leí o no me los acuerdo para nada y, sin embargo, las referencias a su propia historia, al momento de su vida de cuando leía y releía esos libros; me seduce. Porque, finalmente, los escritores a los que refiere son la excusa para hablar de la vida y la literatura.

Muchas veces los socios del club nos preguntan con qué libro seguir a partir de alguno que les gustó especialmente. Bueno, acá tienen un manual pormenorizado de las lecturas de Gornick, que son todas recomendables. De hecho me dieron ganas de releer todo y abandonar la literatura actual por unos años.

Santiago: Podemos hacer un club de relectura, en vez de un club de lectura. Les mandamos a los suscriptores libros que ya tienen.

Flor: Vos siempre pensando ideas que nos van a hacer millonarios. En fin. Se acerca el geriátrico y no sé cómo vamos a pagarlo. Por la misma razón por la que creo que no es un libro que pueda divertirle a muchos, me daba pereza leerlo. Gornick arranca en la página 2 con La dama de blanco de Willkie Collins y ahí me di cuenta que se había apoderado de mi algoritmo y que no iba a poder largarlo.

Santiago: Al final le dedicamos un montón de líneas al de Gornick.

Flor: Vamos por el de Sarlo

Santiago: Vos querías comentarlo pero yo también lo leí.

Flor: Son sus clases de Literatura Argentina II que dictó en la UBA desde 1984 a 1988. Es decir, acá las lecturas no se suponen conocidas sino que se da por sentado que todos los que ahí estábamos (yo estuve allí!) habíamos leído con mucha atención. Es didáctica, es amena pero le habla a un público que entiende cuando hace una referencia a Julia Kristeva por tirar un nombre al tuntún.

Santiago: Yo no estuve ahí porque soy muy joven. Pero tampoco la cursé con Sarlo en mi largo peregrinaje por Letras. Anécdota al margen: debo ser la persona que más años estuvo inscripta como estudiante en esa Facultad. En total, veinticinco años. No soy como vos que te recibiste de licenciada en cinco años. Mi último intento fallido fue con una materia que cursé con Julia, tu hija.

Flor: Me acuerdo, me dijo que la distraías todo el tiempo con chistes.

Así como decía que Gornick habla de literatura y de la vida, acá Sarlo habla de Borges o de Puig y de los diferentes estratos para abordarla, analizarla y disfrutarla. Obvio que es un libro más teórico pero es una delicia. Su mirada crítica, su sistema solo enriquecen y son aplicables a la literatura toda. Que la tapa sea del talentoso y desopilante Esteban Serrano suma un montón. 

Santiago: En esos años Sarlo tenía cuarentaipocos. La crítica literaria es un buen ejercicio para quien después se pasa a otros discursos que tienen más circulación como el análisis político. A mí siempre me gustó más la Sarlo crítica literaria, pero su forma de ejercer la crítica tiene mucho de sociología.

Santiago: Sigo, ahora sí cortito, con el libro de Esteban. Es la crónica de un tipo de cuarentaipico de años que viaja con sus amigos a ver al Indio Solari tocar en Olavarría, a ese famoso recital en que murieron dos personas. Dicho así puede parecer un plomo ricotero (lo digo habiendo sido un joven ricotero), pero por suerto el libro es todo lo contrario: es la historia de alguien que no tiene interés especial en los Redondos, y en realidad una excusa para hablar sobre la amistad y sus malentendidos. Es el libro debut de Esteban, que es un muchacho que básicamente se pasa la vida dibujando su vida y la de lo que tiene alrededor. Es una persona fuera de lo común, tiene un ángel, y esta incursión en la literatura tiene mucho de lo que es él, una mezcla de bondad, religiosidad y humor. 

Flor: Estos cuentos tienen como protagonistas a un par de mellizas y yo tengo hijos mellizos

Santiago: Ya lo sé.

Flor: Les cuento a los lectores, no a vos, nabo. 

Entonces, cada vez que intentaba escribir alguna línea se me escapaba la autorreferencialidad por todos lados. Una anécdota, la genialidad de que hayan compartido panza y, ni hablar, ese vínculo que resulta inexplicable para todos los no-mellizos del mundo. Cuando lograba abstraerme del “mellicismo”, aparecían las hermanas y yo tengo seis. Con las que me llevo hermoso además.

Santiago: Eso nunca lo termino de saber porque no entiendo a tu familia. 

Flor: Sí, eso pasa con las familias disfuncionales. 

Como sea, mi propio bosque tapaba el árbol y no conseguía llegar a escribir sobre el texto sin sentir que hablaba de mi. Dije: voy a dejar pasar unas semanas y lo leo de nuevo. En el medio sale el newsletter del mes pasado (sin este libro) y me llama la editora de Tenemos las máquinas reclamante: No te gustó?!

Santiago: Al final no parás de hablar de vos

Flor: Sí, tenés razón, pero siento que tengo que explicar que hay libros buenísimos como este de los que nos cuesta hablar. 

Sigo con la comedia de enredos: Maga Etchebarne presenta Flora y Fauna y escribe un texto maravilloso como todo lo que hace Maga Etchebarne. La llamo, le cuento que estoy trabada y que le pienso afanar algo. Accede porque además de genia es generosa. 

Así que va un párrafo del texto de Maga: 

Uno podría decir que en este libro de Leticia Rivas esos límites entre lo que es gracioso y lo que es triste, entre personajes que se sienten solos o en complicidad con otra, la adrenalina de conocer a alguien y el desencanto mortal, son difusos. Aunque hay todavía algo más superador en este libro y es que esta fuerza de opuestos que se complementan aparece resplandeciente hecha carne en la figura de las mellizas: centro caliente que late en casi todos los cuentos. 

Estas hermanas oraculares, sensible y elocuente síntesis de una tradición literaria que ha puesto siempre a la figura de las hermanas como raras entidades temerarias, —pienso en la figura del doble, pero también en el peligro de la hermandad entre mujeres, ¿qué pueden muchas mujeres juntas, unidas, haciendo correr un rumor?, ¿qué peligro vivo representan agarrándose entre ellas?— aparecen en estos cuentos diferentes etapas de su vida y se amalgaman, se funden o se distancian.  

Santiago: Hermoso como todo lo que hace Maga. Gracias a ella y a ustedes lectores. Nos vemos en junio.

Santiago: Hola, Flor. Es domingo a la noche, vengo de la Feria del Libro y tengo que escribir este newsletter. La Feria me agobia, me apabulla, me parece una especie de freak show. Hoy fui a que me hagan una entrevista en un stand. Llegué para escuchar el final del entrevistado anterior, Diego Golombek. Las gradas del stand estaban llenísimas y había mucha gente escuchando atrás. Yo me dije bueno, qué bueno que va a haber gente para escucharme. Cuando terminó Golombek se fueron todos, y mi entrevista la escucharon cuatro personas. En un momento, las cuatro estaban mirando su celular.

Flor: Hermoso. Classic Feria. Me hubieras dicho e iba a hacer número.