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QUÉ VER

La vedette de nuestra época

Valentina Brishantina

Julia Piasek

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Me animo a pensar que cuando se nombra la palabra “vedette”, en Argentina, la mayor parte de las personas piensan en Moria Casan, Norma Pons, Graciela Alfano. Esto daría la pauta de que ser vedette es “algo de otra época”. 

Sin embargo, en el 2023, cuando el sol se va, las luces de los antros se encienden y los escenarios continúan llenándose de mostras, brillos, ritmos, sentimientos y placeres. Valentina Brishantina es la vedette de nuestra época. Hace performance en Club 69 y, como trabajadora de la noche, recién se saca el maquillaje para ir a dormir cuando las personas se lavan la cara para ir a trabajar en la primera mañana. 

Ser vedette, para Brishantina, es la exaltación de todo lo maravilloso que tiene la vida. Es desafiar las normas haciendo lo que nadie se atreve. No solo actúa contra una cultura, sino que además invita al público a mirar mientras lo hace. En cada función, se metamorfosea para convertirse en un cuerpo nuevo, deviene personaje: diosa del hielo, superhéroe, bailarina de ballet.

Durante la pandemia, muchas de estas profesiones, sostenidas por la mirada de un público, tuvieron que suspenderse. Encerrada en su casa, en pijama y con la rutina del día y la noche sin espectáculo, la vedette se deprimió. La vedette, que siempre sonríe y se para en alto, cayó como cae un bombero, un escritor, un docente, un abogado, un verdulero, un bailarín. 

Casi instintivamente, Valentina comenzó a escribir, como para despegar del cuerpo la tristeza y la volvió, sin querer, arte. Así surgió el libro “Algún día tendremos dinero”, que años después se transformó en una obra de teatro dirigida por Flor Tevez.

En este biodrama, el vestuario cumple un rol fundamental, es escenografía y coprotagonista. Valentina Brishantina manipula sus vestidos, usa sus tacones como armas y danza junto a esas telas como si fueran un personaje más. Sin embargo, en “Algún día tendremos dinero, la obra” Valentina y Brishantina están desnudas ante los espectadores. No literalmente, aunque a veces sí, sino porque se nos cuentan todas las verdades. Nos lleva de un lado hacia otro del escenario, nos susurra y nos grita, como si nos revelase todos los chismes del cabaret, del detrás de escena, y todas las verdades sobre ser una vedette tercermundista. El glamour combinado con la falta de presupuesto. 

Este unipersonal habitado por Valentina Brishantina sólo se interrumpe con la aparición de Flor Tevez, directora escénica de la obra. Juntas muestran la decisión de la dramaturga de espectacularizar la tristeza, de mostrar el trabajo de la vedette, que a veces es sonreír a pesar de estar rota.

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VIERNES DE AGOSTO 20:00HS

DOMINGOS DE SEPTIEMBRE 18:00HS

JUFRE 444 - EL JUFRÉ TEATRO BAR

@ADTD.LAOBRA

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