“Spinetta… es un embole, Charly García… es un embole”, murmura en el escenario Ariel Mirabal Nigrelli, cantante de Winona Riders, la banda que cierra la cuarta edición del Festival Mutante en el C Art Media, ubicado sobre la avenida Corrientes, a pocas cuadras del muro norte del cementerio de la Chacarita.
Es domingo 21 de septiembre, Día de la Primavera, y lo que pasa arriba y abajo del escenario es todo menos la paz de los cementerios. Algo pasa.
Winona Riders es el exponente más destacado de un fenómeno que recibe varios nombres: “escena musical post-pandemia”, “neo-rock nacional”, “nuevo under”, “postpunkdemia”. Abundan los ejemplos, en términos culturales, donde el freno forzoso que implicó la pandemia ha funcionado como una especie de reseteo. En cualquiera de los casos, coordenadas, señales que encarnan un esfuerzo del lenguaje para dar con algo que nunca es fácil: identificar la novedad.
“¿A qué suena la revolución?” se pregunta uno de los primeros sencillos publicados por Winona, en 2022. Una pregunta que declara feroces intenciones.
Provocación y trance colectivo
Pasaron pocos minutos del comienzo del show y una oscura combinación de batería, sintetizador y bajo activa al sector más pogero del público, que empieza a bailar en círculos y hacer el símbolo de la “V” con ambas manos, brazos bien arriba. Son los primeros acordes de “V.V”, tema dedicado a la vicepresidenta Victoria Villarruel y sexto corte del álbum No hagas que me arrepienta, lanzado a mediados de noviembre de 2024.
Hay bronca acumulada, arriba y abajo del escenario. Y frustración conjurada. Bronca, frustración, ansiedad: emociones de una época que, se han escrito ríos de tinta al respecto, habría “conectado” con el (¿novedoso o antiguo?) fenómeno político que hoy gobierna en Argentina. Aquí, en cambio, pasa otra cosa: esas emociones se expresan y se retroalimentan de otro modo. La música como médium. El sonido y los cuerpos son uno. Comienza el trance. Los shows de Winona ya son famosos por su extensión (tocaron cuatro horas en su debut en Obras Sanitarias), no prima la fugacidad y el consumo instantáneo, se imponen largos pasajes instrumentales y la exploración psicodélica.
Han pasado pocos minutos del comienzo del show y el personal de seguridad ya ha devuelto a varias personas catapultadas del otro lado de la valla. El moshing se multiplica. Uno de los devueltos toma de la mano y de la cintura a un seguridad y bailan una especie de tango, por un instante. El seguridad sonríe.
En la previa del recital, elDiarioAR dialogó con Winona Riders.
—En febrero de este año le dijeron a la revista Rolling Stone que ‘V.V.’ fue una forma de presionar a los demás a que den el salto y tomen una posición“, ¿Creen que esa situación general ha cambiado en estos meses?
—No realmente, es una situación complicada y delicada, depende mucho de la banda y por más que se inclinen por una postura también es difícil encontrar la forma para comunicarlo de una manera que no se malinterprete.
—“Así se ve una revolución cultural” decía un video que fue viral tras un recital en el Parque Centenario, en octubre de 2024. ¿Cómo sienten esa dimensión en los recitales, en el contacto directo con el público?
—Fue un punto de vista de alguien del público que filmó ese material, esa fecha en particular. Tenemos otra opinión de lo que pasó aquel día con el público. Con respecto al contacto con el público, tocamos con la misma energía para 2000 personas que para 100.
—El último material de estudio de la banda, “No hagas que me arrepienta”, muestra un sonido más expansivo, con sintetizadores y arreglos que conviven con la energía punk inicial. ¿Cómo hicieron para encontrar ese punto justo entre crudeza y sofisticación sin perder la esencia?
—Fue totalmente orgánico y una necesidad de la banda cambiar de sonido sin tener miedo o tener algún tipo de presión para poder plasmar lo que queríamos, por ahora no sabemos si es suerte o que, pero tranquilos que nos movemos con naturalidad y frescura.
Del Oeste al Este
Winona Riders se formó en 2018 en Morón, zona oeste del Gran Buenos Aires. Sus integrantes son Ariel Mirabal Nigrelli (voz y guitarra), Ricardo “Ricky” Morales (guitarra y coros), Santiago Vidiri (bajo), Gabriel Torres Carabajal (percusión) y Francisco Cirillo (batería), Tomás Pojaghi (sintetizadores y caja de ritmos) y Alan Mansur (segunda batería, en vivo). Psicodelia, noise, krautrock, stoner, garage y electrónica, son los sonidos que han fusionado. “Una rave con banda”, se han autodefinido (Rolling Stone, 04/02/2025).
por ahora no sabemos si es suerte o que, pero tranquilos que nos movemos con naturalidad y frescura
En 2022 editaron el sencillo Dopamina, uno de los temas más conocidos de la banda, tan conocido que a veces eligen no tocarlo en los shows. En 2023 publicaron su primer disco, Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste, seguido ese mismo año por El sonido del éxtasis. En 2024 lanzaron No hagas que me arrepienta, con el que llegaron a presentarse en el Teatro Flores y en el Estadio Obras Sanitarias. También participaron en festivales como Cosquín Rock, Lollapalooza Argentina y Primavera Sound Buenos Aires. Winona acaba de lanzar una gira por varias ciudades de Europa para noviembre de este año: Barcelona, Copenhage, Berlín, París, Londres y Dublín.
“¿Así que a Winona le gusta el sonido de la revolución?”
“No siempre lo nacional es bueno…”, provoca Ariel, otra vez, desde el escenario. Después hace una mención a las conocidas guitarras Faim (Fábrica Argentina de Instrumentos Musicales) y tararea una especie de jingle publicitario. Ademanes, buscar incomodar. Buenas costumbres olvidadas. Para quien sabe leer entre líneas, en la perfo que monta el cantante hay ironía. En otras ocasiones Winona no ha renegado de influencias locales como Viejas Locas, Intoxicados o Él Mató a un Policía Motorizado. Pero se impone la pulsión de patear el tablero, de dar cuenta de una transición, un impulso artístico que expresa (algunas veces anticipa) fracturas tectónicas que se desencadenan por abajo, en términos sociales y políticos, a nivel nacional e internacional. El sonido de una época quebrada.
Winona incomoda porque condensa una transición. Una revolución implica una demolición de lo viejo, su destrucción. Pero también guarda un significado más profundo, que anida en el sentido literal de la palabra, que es circular: lo nuevo nunca aparece de modo lineal, sino como un giro, una vuelta transformer del pasado.
Durante todo el show se cuelan pasajes musicales y letras. “T.V Eye” (The Stooges), “Rumble”, (Link Wray), “Heroin”, (The Velvet Underground). Quizá sea una paradoja que parte de la originalidad de Winona radique en explicitar sus decisivas influencias foráneas: la banda The Brian Jonestown Massacre, por ejemplo, la cual cumplieron el sueño telonear en el Art Media en diciembre de y a la cual le dedicaron el tema “Anton”, en honor a su líder, Anton Newcombe. “Winona Riders y The Brian Jonestown Massacre juntos en un mismo lugar. Su revolución hizo efecto mundialmente haciendo que miles de bandas sigan sus pasos y su filosofía. Nosotros levantamos esa bandera por necesidad y con lo que hay a nuestro alcance desde este rincón tercermundista en el que vivimos”, publicó Winona en abril de 2023. ¿Cuál es la filosofía de Anton?. “Mi única opción en la vida siempre fue saltar al fuego. No importa lo que sea”, declaró el frontman de TBJM. Otras coordenadas que destila Winona en cuanto a su inspiración: The Fall, Spacemen 3, Primal Scream, The Jesus and Mary Chain. Siguiendo con las coordenadas declaradas, la banda se iba a llamar “Lou Weed”, pero había otro grupo de la zona sur del Gran Buenos Aires que se llamaba igual.
La banda de Morón forma parte de una más amplia constelación postpunkdemica: Mujer Cebra, Sakatumba, Dum Chica, Kill Flora, Las Tussi, Fin del Mundo, Mora y los Metegoles, Serpiente, entre otras.
Nosotros levantamos esa bandera por necesidad y con lo que hay a nuestro alcance desde este rincón tercermundista en el que vivimos
Cansados de lo que obtuvimos
Previo a Winona Riders, pasaron por el Festival Mutante bandas que también se parte de esta nueva escena: Lagrimitas, Nota/El Máze y la banda post punk marplatense Buenos Vampiros, que se pronunció contra el gobierno de Javier Milei y repudió el genocidio en Gaza con la presencia en el escenario de una bandera palestina, que según las palabras en medio del show de uno de los integrantes, Ignacio Perrota, fue misteriosamente removida del escenario.
El show llega al final. La noche afuera está húmeda y gris, como suele decepcionar el Día de la Primavera. Es lunes a la madrugada y Chacarita está desolado. Dentro, los vapores comienzan a bajar y del otro lado de la valla junto a tres o cuatro seguridad extenuados luego de recepcionar durante toda la noche personas voladoras, está la manager de la banda, Mayi, tomando una cerveza. “¿Qué te parecieron las respuestas?”, nos pregunta. Sugerimos dudosamente que estuvieron bien. “Pasa que iban muy hacia atrás… los pibes quieren mirar para adelante”.