El Banco Central subió tres puntos la tasa para los plazos fijos y las Leliqs

Tras una reunión que comenzó cerca de las 12 y terminó casi cuatro horas más tarde, el directorio del Banco Central resolvió este jueves aumentar 3 puntos porcentuales las tasas para los plazos fijos y letras Leliqs, en tanto el resto de los instrumentos financieros mantiene la misma tasa.

Se tata de una medida que apunta a intentar contrarrestar una inflación implacable que encontró un piso del 6% mensual. Pero pese a la presión del Fondo Monetario Internacional (FMI), varios directores sopesaron argumentos a favor de mantener el precio del dinero sin cambios. Finalmente apoyan elevarlo.

Tras esta decisión, las tasas subieron al 78%, el equivalente a una Tasa Efectiva Anual (TEA) del 113,2%. En tanto, la tasa de pases, la de la línea de inversión y la de tarjetas quedaron sin cambios.

De esta manera,  el rendimiento mensual del plazo fijo tradicional pasa a ser del 6,41%, apenas debajo de la inflación de febrero que , según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, fue de 6,6%.

La decisión fue tomada después de la reunión que mantuvieron el presidente del Central, Miguel Pesce, y el resto del cuerpo, que se completa con Sergio Woyecheszen, los massistas Lisandro Cleri y Pablo Carreras Mayer, Zenon Biagosch, Jorge Carrera, Claudio Golonbek, Eduardo Hecker y Agustín D'Attelis. Ninguna mujer.

Con la suba de 3%, la Tasa Efectiva Anual quedará por encima del dato de inflación interanual de 102,5% registrado en el segundo mes de este año y también por arriba de lo que espera el REM (relevamiento de expectativas de mercado, que elabora el Central), que proyecta un costo de vida mensual promedio de 5,9% para los próximos 7 meses y uno anual de 100% para 2023.

En el directorio evaluaron que, de la aceleración de 0,6 puntos porcentuales de la inflación de febrero con respecto enero, el salto del aún atrasado precio de la carne bovina explicó 1,3. El resto de los productos desaceleraron, mayormente las verduras, e incidió -en 0,7 puntos. Si observan la llamada inflación núcleo -aquella que se sostiene en el largo plazo más allá de variaciones estacionales-, reconocen que sumó 2,3 puntos, pero los cortes vacunos aportaron 2. Sin el alimento más popular de los argentinos, el índice de precios al consumidor hubiese sido menos de 6%. Pero somos la Argentina, uno de los países con más consumo de carne vacuna per capita del mundo, y no India, el de menos, por motivos religiosos. Igualmente, a partir de este análisis debería decidirse un mantenimiento de las tasas.

Otro de los razonamiento que pesó en la decisión de subir las tasas es que que en la Argentina si hay una expectativa de inflación superior a los intereses, el incentivo es a que el inversor se dolarice para proteger el valor de su ahorro. Advierten que la tasa no actúa directamente sobre el nivel de consumo sino sobre la expectativa de salto devaluatorio. Explican que si se la atrasa, se genera mayor presión sobre los distintos dólares: sobre el oficial porque los sectores productivos buscan adelantar importaciones y sobre los financieros porque los ahorristas buscan protección. Esa presión sobre los tipos de cambio genera una mayor expectativa de salto devaluatorio, que a su vez se traslada en subas de precios para no quedar atrasados frente a un salto cambiario que estiman cercana. Este es el temor de varios directores, no el impacto de la tasa en el crédito, como sucede en países desarrollados pero también otros vecinos. Sucede el nivel de préstamos en la Argentina es menor a 10% del PBI, por lo que difícilmente alguien tome una decisión de consumo o inversión por el valor de la tasa. Además, todas las tasas vinculadas a la inversión tienen subsidios, por lo que siempre son negativas respecto de la inflación. La única tasa no negativa es para los sojeros que tienen stockeado más de 5% de la producción. Pese a las críticas ruralistas, el razonamiento del Central es que si necesitan financiamiento por la sequía, desahorren soja.

Pero subir las tasas también tiene su riesgo. Ya el ex ministro de Economía Domingo Cavallo en su tesis doctoral advirtió en 1968 que un alza sideral puede agravar la inflación porque el mayor costo financiero se traslada a precios. Y otro ex jefe del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, consideraba que la tasa también debían marcar las expectativas de un sendero de desinflación. Elevados intereses tanto de las letras del Central como del Tesoro terminan inflando una bola de pesos de rendimientos por pagar.

AR