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Soja para hoy, ¿hambre para mañana? La falta de reservas y de financiamiento del déficit llevan a Massa dar un nuevo dólar alto al campo

La falta de reservas y de financiamiento del déficit llevan a Massa dar un nuevo dólar alto al campo

Alejandro Rebossio

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Con el nuevo dólar soja a $ 230, mientras el resto de los exportadores cobran $ 165, el ministro de Economía, Sergio Massa, consigue que los antes considerados enemigos del kirchnerismo, los productores del “yuyo”, liquiden lo que tienen guardado en sus silobolsas antes de tiempo, ahora en diciembre. No importa que el diputado Máximo Kirchner haya dicho que el dólar soja de septiembre a $ 215 fuese poner de “rodillas” al Gobierno. Pero si venden los granos ahora, ¿qué sucederá en los próximos meses de verano? ¿De dónde surgirán los dólares que necesita la economía para funcionar? Es un problema para mañana. Hoy Massa quiere solucionar el fin de año que se muestra desafiante: el dólar soja le servirá para recuperar las alicaídas reservas, de modo de no sólo cumplir con la meta con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sino también de asegurar las importaciones que necesita el sistema productivo para operar. Además, la liquidación extra de exportaciones reportará más recaudación de retenciones, necesaria para acotar un déficit fiscal que el Gobierno debe reducir porque es otro objetivo del acuerdo con el organismo, se comprometió públicamente a no financiarlo con emisión monetaria y porque no encuentra más financiamiento en el mercado doméstico de deuda en pesos ante la desconfianza de los inversores.

En su monitor semanal, la consultora Eco Go, de la economista Marina Dal Poggetto, busca las razones y los objetivos del nuevo salvavidas que encontró el ministro, el dólar soja a $ 230: “La medida prevé comprar parte de los 12,8 millones de toneladas de soja disponible. Dentro de este número, el Gobierno habría logrado un compromiso de liquidaciones por US$ 3.000 millones, lo que representa ventas de 5 millones de toneladas. Teniendo en cuenta que tanto en octubre y noviembre el Gobierno está enfrentando una demanda neta de divisas, la medida permitiría una acumulación neta de reservas entre US$ 1.000 con el compromiso y 2.000 millones si logra que liquiden algo más. Todo ello, junto a lo que llegaría del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y el FMI, permitiría cumplir la meta de reservas netas de fin de año de US$7.325 millones. En la semana (última), el saldo continuó siendo negativo, debiendo el Banco Central vender US$ 35 millones y acumula una caída de las reservas de algo más de US$1.000 millones (US$1.500 millones post dólar soja, de septiembre)”.

Impacto en los mercados

“Esta mejora” de los activos del Central “podría tener algún impacto en los mercados financieros, que se siguieron moviendo en la semana”, dice Eco Go. “Saltó el dólar blue 4,2% y se puso a la par del resto de los dólares financieros, que operaron en general a la baja”, sostiene. Sin embargo, en septiembre, el anterior dólar soja llevó a que los productores vendieran sus granos, cobraran sus pesos y después demandaran dólares en los mercados paralelos, por lo cual otros analistas temen turbulencias.

“La medida otorgaría un respiro en lo fiscal y en el financiamiento”, rescata la firma de Dal Poggetto. “Actualmente, al fisco le ingresas $ 55 por cada dólar liquidado, mientras que un dólar soja a $ 230 significaría un ingreso de $ 79 por cada dólar liquidado. El Tesoro podría asegurarse de por lo menos $ 230.000 millones en concepto de derechos de exportación. Estos ingreso contribuyen a conseguir el resultado fiscal anual y descomprimen las necesidades de financiamiento neto de $ 500.000 millones faltantes que tenía el Tesoro para llegar a fin de año, en un contexto donde no hay más rollover que el 100%”. Es decir, el Gobierno no consigue más que renovar la deuda que vence, pero no fondos adicionales para cubrir el rojo de las cuentas públicas.

“Un tercer efecto” del dólar soja “es un incremento de la emisión monetaria”, para pagar la divisa a un precio mayor, pero Eco Go señala que el incremento de la cantidad de billetes “podría ser absorbida por la estacionalidad usual que existe en diciembre”. Hay demanda de pesos por parte de las empresas para pagar, por ejemplo, los aguinaldos. “La emisión adicional por el dólar soja se ubicaría en el escenario base en $ 344.000 millones, 7,9% de la base monetaria, que dista bastante de los 1,1 billones que tuvo que absorber el Central en septiembre”, concluye.

“Es como siempre, como hace un tiempo, para asegurarse el cumplimiento de las metas con el FMI”, analiza Hernán Hirsch, de FyE Consult. “Es parte de esta política de arreglos parciales”, agrega.

En un banco internacional analizan: “El desequilibrio de la economía nunca se resolvió y con el correr del tiempo se agravó. La situación de las reservas nunca se resolvió y es bastante crítica. Están saliendo más dólares de los que entran. Así es imposible defender el tipo de cambio. La única que queda es hacer parches para tratar de evitar que esta administración haga el esfuerzo que debería hacer para resolver esta situación”.

Se refieren a una devaluación del peso, que impactaría en un salto de la pobreza, que ya afecta al 37% de la población. “Tenés un montón de parches como dólares especiales y controles para evitar quedarte sin reservas. Se percibe por el presente y por la historia que la Argentina tiene y tendrá déficit fiscal y por eso nadie le presta para financiarlo. Para conseguir financiamiento doméstico en pesos, se imponen controles para evitar que se vayan al dólar, pero eso crea un mercado negro. Eso a su vez lleva a que haya una gran competencia por conseguir los pocos activos en dólares que te puede vender el Banco Central para defender su tipo de cambio: por eso las empresas buscan importar, cancelar sus créditos en el exterior y ninguna quiere vender sus dólares. La solución el día de mañana requerirá mucho más que tocar el tipo de cambio sino dar certeza sobre las cuentas fiscales y la seriedad con que se emitirán activos (deuda) en pesos, para que haya demanda de ellos”, completan en la entidad financiera extranjera.

Sequía

En otro banco del exterior observan que “el problema es que en enero y febrero lo único que aportaba dólares era el trigo”, que se cosecha en diciembre, pero “este verano viene muy mal por la sequía”. “Igual algo el Fondo y el BID les darán”, agregan. La economista María Castiglioni, de C&T Asesores Económicos, también advierte por la situación de las reservas “sobre todo lo que se viene por la sequía”, que también reduce la siembra de la soja y el maíz que se recolectan en el segundo trimestre del año.

Su colega Hernán del Villar, de la consultora Alpha, alerta que “las reservas netas están en torno a US$ 3.000 millones, sin contar la ampliación del swap (canje de monedas) con China y además el flujo es malo, perdiendo 1.000 millones por mes”. “Ambos deberán mejorar”, reclama Del Villar. En el último informe de Equilibra, el estudio de Martín Rapetti, Diego Bossio, Loreno Giorgio y Lorenzo Sigaut Gravina, se calcula que las reservas brutas son US$ 37.621 millones, las netas a precios del programa del FMI suman 4.068 millones, las netas a precios constantes (ajustados por inflación) llegan a 3.575 millones y las netas sin los derechos especiales de giro (DEG, que envió el Fondo) a precios corrientes (sin ajuste por inflación) totalizan 1.003 millones, todas en caída en el último mes.

“Hace mucho tiempo que no hay dólares para el funcionamiento normal de pagos internacionales”, razona Juan Massot, de la Universidad del Salvador. “El mercado cambiario seguirá muy tensionado hasta el próximo gobierno. No solo deben desembolsar para importaciones y otros pagos, todos comprimidos al mínimo con los costos que eso tiene en materia de actividad, empleo e inflación, sino que deben cumplir con el compromiso de aumento de reservas con el FMI. Se suma la mala cosecha del trigo, y que las próximas de maíz y soja podrían también estar parcialmente comprometidas. Vienen tiempos muy complejos y esperemos que el Gobierno tenga la capacidad técnica y política para gestionarlos”, augura Massot.

“Extorsión”

Otro economista, Claudio Lozano, presidente del partido Unidad Popular, ex director del Banco Nación, que asistió al último acto de Cristina Kirchner en La Plata, criticó duro la decisión de Massa: “En un nuevo capítulo de la extorsión que los dueños de la soja llevan adelante y concretan a través de las decisiones del Gobierno, aparece en escena el dólar soja II. El ministro Massa vuelve a presentar como un Programa de Fomento a las Exportaciones, lo que es una nueva concesión frente a la extorsión que supone no comercializar la soja existente. Concesión que implica decidir subsidiar (con emisión) a los sojeros en 195.000 millones de pesos sin computar lo que se perderá con la venta de dólares que el Banco Central comprará a $ 230 y venderá a $ 165 a las empresas que participan del Programa Precios Justos. Subsidio y pérdida que transforman en una mentira el resultado fiscal positivo vinculado al aumento de las retenciones. Simplemente mejora el resultado del Tesoro y desmejora el del Banco Central. Todo esto mientras el haber jubilatorio cae un 13,5% en 2022, el salario mínimo, vital y móvil vuelve a perder este año contra la inflación, los que no tienen nada reciben un bono miserable que además de restringirse al extremo se limita a solo dos meses, y la economía sigue desacelerándose y caminando hacia la recesión”, apunta a las prestaciones que reparte la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), que dirige la camporista Fernanda Raverta.

“Después de llamar cuervos a quienes especulan con una devaluación, vuelve a alentar con este nuevo dólar las expectativas devaluatorias. Cuando se valida una extorsión, luego uno es rehén de esa decisión y sigue siendo extorsionado. Lo dijimos con el dólar soja I, se habían guardado 11 millones de toneladas, equivalentes a 6.000 millones de dólares para seguir apretando por un mejor tipo de cambio. Mientras en el segundo trimestre de 2022, la pobreza enfila hacia el 40% (38,2%) y la indigencia se acerca al 9% (8,8%). Mientras con una economía más grande, tenemos la misma pobreza que Macri y mayor indigencia, y mientras la inflación sigue destruyendo el poder adquisitivo de la mayor parte de la población, el Gobierno sigue ampliando la desigualdad. Esto no es lo que votó el pueblo argentino en el 2019”, sentenció Lozano.

AR

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