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Música Entrevista

Cirilo Fernández: “Me gusta lo que viene, no lo que ya se hizo”

Cirilo Fernández y los músicos que participaron en "Ike"

Claudia Regina Martínez

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Es difícil definir a Cirilo Fernández. Nació en Suiza, pero se crió en Argentina. Toca jazz, pero también músicas más nuevas. Es pianista, pero también multiinstrumentista. Se va acercando a las cinco décadas, pero parece de mucho menos. Este domingo presenta en vivo IKE, su nuevo disco de estudio, que tampoco es fácil definir porque cruza estilos, lenguajes y artistas, como viene haciendo el músico desde el inicio de su carrera.

Su primer disco, Thriathtlon (2009), que grabó en formato piano trío, ya llamó la atención. Le siguieron, con el grupo Fernández 4, más rockero, No Fear y Mute. Por este último, el grupo, que integraban además Pipi Piazzolla, Mariano Sívori, Nicolás Sorín y Sebastián Lans, ganó en 2017 el Premio Gardel al Mejor Álbum de Jazz. En 2019, Fernández 4 editó su tercer álbum Retrovértigo, en el que participaron Emmanuel Horvilleur y Ca7riel.

La presentación de IKE, un disco de canciones en el que predomina el español y que se puede enmarcar dentro del neo soul y la jazztrónica hecha en Argentina, será el 28 de agosto a las 20 en La Tangente. La entradas ya se agotaron. El disco cuenta con muchas colaboraciones, tanto de artistas nuevos como de otros consagrados: Julián Kartún (El Kuelgue), Emmanuel Horvilleur, Julieta Rada, Acus, An Espil (Nafta, Militantes del Climax), Abril Olivera (Nafta), Axel Mark (Palta and the Mood, Jasper), y los estadounidenses That Kid Is You.

En entrevista con elDiarioAR, Cirilo Fernández, el “Chibi”, revela algunas de las claves de su nuevo trabajo y de su manera de encarar la música.

-Te rodeaste de muchos músicos jóvenes en este disco. ¿Cómo fue eso?

-Yo no soy un ser deconstruido, creo. O sea, para nada. Ni en la música que hago, ni en cómo la escucho, ni lo que me gusta. Y cada vez que me cruzo con uno de estos... Por ejemplo, me pasó con los That Kid Is You, los americanos. Cuando escuché el disco que estaban haciendo no entendía nada. Yo decía: está fantástico cómo lo encaran, mucho más lúdicamente. Tal vez como nosotros hace veinte años lo hubiéramos hecho. Javier Malosetti, por ejemplo, es un un ejemplo de un chabón que está siempre renovando el grupo y siempre llamando músicos cada vez más jóvenes pero por el estilo de música o por el tipo de artista que hace falta para ese estilo de música. Y esa brecha de veinte años que hay con los jóvenes con los que laburo ahora tiene también que ver con eso. Es como mantener fresca la bocha, no enquistarse en los modos que uno cree que son los buenos y tratar de renovar eso todo el tiempo. Soy de esa filosofía. Hay muchos que no.

-Pero este disco es así. Es original.

-Se lo mostraba a pibes más jóvenes y les decía: “Che, pero ¿esto tiene onda?” (risas)

-¿Y qué decían?

-'Sí, sí, es re moderno', decían. Ah, bueno, menos mal (más risas). Suena medio tonto decir que hago música que tiene que estar a la moda. Me parece que no es eso. A mí siempre me atraen las cosas de Spotify que van saliendo. Voy siempre escuchando cosas nuevas. Voy como mechando una generación con otra con las nuevas formas de hacer lo mismo a la manera de ahora. Es eso. Qué sé yo. Sí. Me gusta lo que viene. No me gusta lo que ya se hizo.

-¿Y cómo fue el proceso creativo de este disco? Porque en el anterior estabas en París. Este fue en la pandemia y con dos pibes.

-Con los pibes, con los pañales cagados (risas). Hubo como un proceso introspectivo desde ese viaje a Francia. O sea, en Francia me encontré solo en un estudio, sin mi banda, sin mis músicos, sin conocer a mucha gente y con mucho tiempo para hacer cosas. Entonces ahí se dio una forma de hacer música nueva para mí. Mucho más solo. Tirar ideas y concretarlas en el estudio. Y, bueno, en la pandemia pasó algo similar. No había a dónde ir ni con quién tocar. Pero sí hubo un ida y vuelta con Joaquín Waiman, que es el baterista. Es también el baterista que reemplazó a Pipi (Piazzolla) en Fernández 4. Y con el que habíamos tocado ya. Me gusta mucho como él tiene justamente esta cosa más moderna y toca estos ritmos nuevos y todas estas cosas de ahora y la rompe. Entonces le iba mandando ideas mías, ideas simples como para no ensuciarlo y dejar que él invente los grooves y diseñe la parte de batería de los temas. Fue así. Fue un proceso de ir tirando ideas, de tocar el piano, mucho piano, y grabar. Después, le mandaba y él me devolvía. Sobre eso, yo construía más. Íbamos puliendo lo que eran las bases de los temas. Y después, bueno, a partir de haber laburado con Emmanuel Horvilleur en el disco anterior y con Ca7riel, me picó ese bichito de decir: Che, quiero probar hacer temas con otros. Y así fuimos tirando ideas. O sea, Joaco tenía contactos con Abril Olivera, Julieta Rada y Acus. A través de él llegué a ellos. Axel Mark también, que es el cantante de una banda que se llama Palta and The Mood. Y le mandé a Juli Kartún, que sabía que le gustaba mi música. Le dije: Che, ¿te copás? Y al toque me escribió. Hice un temita con él. Y al Emma lo mismo. Lo volví a presionar para que cante sobre estos temas deformes su súper pop con onda. Y así. Eso fue un poco el proceso.

-¿Y cómo vas a hacer para presentar esto en el show?

-Me llevó un tiempo organizarlo. Quería presentar el disco. Y todos los productores decían: ¿y cómo vas a hacer con todos estos músicos? Entonces dije: bueno, hago un show de presentación en el que voy a intentar reunir a la mayor cantidad de los invitados. Después, la idea es seguir tocando esto. Igual estoy viendo qué pasa después. Tengo un par de planes. Porque también estaría Fernández 4 en algún lado de toda esta cuestión. En realidad, esta es como la continuación de mi música. Simplemente que cambiaron los jugadores, nada más. Entonces logré hacer esta fecha en la que pude, por agendas y por insistencia y capacidad de producción, lograr que vengan Emma, Juli Kartún, Abril, Acus y An Espil. O sea, van a estar todos ellos. Y Axel Mark. Faltarían los gringos nada más.

-¿Por qué le pusiste IKE al disco?

-Puede ser “¿y qué?”. O I. K. E., léase: I KNOW EVERYTHING. O “ike”, que en Estados Unidos se usa para decir chabón.

Fernández, que se formó en Berklee y vivió en Boston y Los Angeles, fue además pianista estable de la Boris Big Band y el Ensamble RealBook Argentina durante cinco años y formó parte del Mariano Sívori Sexteto y de Octafonic, entre otros grupos. También es productor y trabajó con artistas nacionales e internacionales tan diversos como Ca7riel, Emmanuel Horvilleur, Julieta Venegas, Julieta Rada, That Kid Is You, Julián Kartún, Acus, Kindermalo, Rosario Ortega, Silvina Moreno, Miguel Bosé, Ana Torroja y Aylin Prandi. O sea, es un todoterreno musical.

-Es difícil encasillar tu música. Tampoco es necesario. Pero, ¿cómo hacés para llegar a tu público? ¿Quién es tu público?

-Según Spotify, la mayoría son varones de entre 25 y 30 años. ¿Y cómo llego? No sé. Hubo todo un movimiento en su momento cuando estaba Octafonic, estaba Fernández 4. Como que fuimos medio pioneros en un momento. Había una cosa que se llamaba el No-Jazz Collective. Y se hizo bastante ruido. Hubo prensa. Teníamos ese lugar en Boris (un club de jazz), donde podían vernos. Por ejemplo, Ca7riel nos venía a ver, de pibe. Venían a ver esta banda de locos que hacía esta música que todavía no estaba llegando. Ahora sí, ahora hay todo un movimiento de neo soul y de new jazz y todo este hip hop. Pero en ese momento éramos medio los primeros en hacer algo parecido a eso. Hay un montón de pibitos, estudiantes de música, de chicas y chicos, de todos lados que se acercan. El otro día vino un chico de Corrientes a pedirme que le produzca un disco, un pibito de 19, 20 años. Me decía: “Yo escuchaba tus discos en la secundaria”. Genial. Yo no sabía que estaba pasando eso y es increíble. Increíble que esta música llegue más allá de estas cuatro paredes.

-Bueno, laburaste bastante.

-Sí, le metimos. Le metimos muchas, muchas fichas. El consejo era siempre mantenerse en una línea y y ser fiel a eso.

-¿Y qué dicen tus amigos jazzeros que siguen como en lo más tradicional?

-Y, no nos bancan mucho... Por ejemplo, Branford Marsalis, que es un saxofonista de la familia Marsalis, ninguneó rotundamente a estos pibitos nuevos que hacen ese jazz hip hop nuevo. O sea, sí hay una escuela tradicionalista que rechaza esto. Pero está todo bien con todos. Es una comunidad, por lo menos acá, bastante unida y y cada uno está haciendo sus cosas. No es que uno le dice a otro: 'no lo vayas a ver porque toca jazz moderno'.

CRM

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