LATINOAMÉRICA

Ecuador y Chile en carrera por vacunar, y votar

elDiarioAR

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La inmunización universal de la población es la meta sanitaria mayor que los gobiernos de América Latina se han fijado en su estrategia para enfrentar al Covid-19. Apuestan a la vacunación como la mejor respuesta que pueden dar a las demandas de las sociedades en la región del mundo que, después de Europa, más ha sufrido por la pandemia: ha superado el medio millón de muertes. En algunas naciones, los contagios se estabilizan en mesetas que son altiplanos. Otras conocen olas y picos locales estacionales (como Chile o Argentina) o locales (como Brasil en el Amazonas y Ecuador en la costa).

Llegar a vacunar requiere de habilidades del Estado por completo diferentes e independientes de la capacidad de reprimir que empleó para disciplinar las conductas que la epidemiología desaprobaba. En dos países de la región, ese desafío se superpone con el calendario electoral de renovación de la máxima autoridad nacional.

Según consenso de los sondeos de opinión pública, una misma tendencia anima a las elecciones presidenciales latinoamericanas de 2021: la marcada proclividad de los electorados a cambiar de gobernantes o partidos de gobierno. La ideología de cada oficialismo pesará poco, porque a todos harán pagar el costo de la crisis que acompañó a la pandemia. La contracción económica latinoamericana fue de 8% y 40 millones de personas cayeron bajo la línea de la pobreza.

Con elecciones presidenciales el 7 de febrero, en la urgencia de vacunar pronto y hacerse de un stock antes del traspaso del poder, Ecuador tiene comprometidos 5 millones del laboratorio británico AstraZeneca, 2 del norteamericano Pfizer, y 2 del consorcio estadounidense-taiwanés United Biomedical. En la carrera electoral que transcurre en paralelo, los favoritos son el banquero y empresario Guillermo Lasso, el líder indígena Yaku Pérez y el economista Andrés Arauz, cuya candidatura representa al expresidente socialista Rafael Correa -que gobernó por una década (2007-2017), pero que, condenado en una causa de corrupción, no puede presentarse-.

Ninguna de las candidaturas con mayores posibilidades de ganar representa al oficialismo, pero la sistemática y enconada revisión a la que el gobierno anterior fue sometido por el de Lenín Moreno (que no sólo era sucesor, sino heredero de Correa), indujo a una conducta que buscó ser prudente en la asignación de recursos para las campañas sanitarias al fin de la pandemia. La candidatura de derecha, de Guillermo Lasso, ex supremo del Banco de Guayaquil, viene empañada por las semanas de muertos sin sepultura y cadáveres en las calles en esa rica ciudad portuaria y región costera. Más todavía, cuando la última encuesta de intención de voto más abarcativa y confiable, la del Celag pronostica una victoria para Arauz, candidato del partido perseguido por el actual gobierno, con más de veinte puntos sobre Lasso.

Tocó al gobierno actual iniciar la vacunación, dónde procurarse stock para acopiar será tarea del próximo.

En Chile como en Venezuela

En diciembre pasado, Chile -que tiene elecciones presidenciales el 21 de noviembre- fue el primer país latinoamericano en aprobar la vacuna del laboratorio norteamericano Pfizer. Eso le permitió ser el primer país de la región en empezar a vacunar, aunque demasiado pronto iba convertirse en el primero en dejar de vacunar, porque sólo pudo formar un magro stock. Había recibido un primer cargamento de 10.000 dosis y después uno apenas superior de 11.700 dosis llegó el último día del año. Para planificar una provisión que inmunice a la mayor cantidad posible de su población de casi 20 millones de habitantes, Chile había entrado en conversaciones con la farmacéutica china Sinovac para testear en fase III la vacuna CoronoVAC en suelo chileno. Se debía probar la vacuna en 2500 voluntarios mayores de 18 años. Las pruebas se iniciaron el 19 de diciembre, fueron evaluadas, y el miércoles el Instituto de Salud Pública (ISP, equivalente del argentino ANMAT) anunció que Chile había concedido aprobación de urgencia a una segunda vacuna contra el Covid-19,  después de la de Pfizer.

Con diez votos a favor, dos en contra y una abstención, la máxima autoridad estatal farmacológica de Chile había concedido la aprobación de urgencia a la misma vacuna en que confía la República Bolivariana de Venezuela. Sebastián Piñera y Nicolás Maduro parecen coincidir en que no hay por qué hacer esperar a sus pueblos: Sinovac puede producir 300 millones de dosis por año, y entregar ya las que le compren ya. Chile se aseguró 20 millones por año, por tres años.

Las multitudinarias manifestaciones que signaron con sus reclamos el fin de 2019 en Chile fueron dispersadas por la pandemia de 2020. El coronavirus hizo que esa prensa que unos meses antes no había tolerado el control de la protesta social por los carabineros llamara ahora a los chilenos a quedarse en casa. La protesta social había logrado uno de sus fines: que la reforma política se convirtiera en ley y que se convocara un referéndum para dirimir si reformar o no la Constitución legada por el dictador Augusto Pinochet. El Plebiscito Nacional 2020 fue postergado por la pandemia, fue finalmente votado el 25 de octubre, y el sí a la reforma ganó por casi el 80% de los votos.

En el calendario electoral chileno, el 21 de noviembre era fecha prefijada para las presidenciales. El resultado del Plebiscito sumó una cita electoral más para este año: el 11 de abril se votarán convencionales constituyentes. En un año doblemente electoral, con una imagen que arrastraba los daños sufridos durante la rebelión social de 2019, el presidente centroderechista Sebastián Piñera resolvió cómo empezar a vacunar antes que cualquier otro país en la región y cómo dotarse de dosis para inmunizar al 80% de la población –en particular, al corazón etario del padrón electoral- antes de las presidenciales. La encuesta de Activa, dada a conocer el lunes, da como favorito en la intención de voto al centro derechista Joaquín Lavín, del mismo espacio político que el presidente Piñera, pero del partido rival dentro de ese espacio. Como segundo, lo sigue Daniel Jadue: un candidato comunista, lo que da cuenta de la polarización. En el balotaje, ganaría Lavín.