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SALUD

10 superficies cotidianas con más bacterias que la tapa de un inodoro público

Foto: Brando

Jordi Sabaté

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No se trata de una película de miedo y la alarma ante lo que se va a contar a continuación debe ser relativa y preventiva, pues el intercambio de bacterias que realiza nuestro cuerpo con el medio no solo es inevitable sino que incluso es hasta cierto punto deseable. En última instancia, tanto nuestro microbioma dérmico como nuestra microbiota intestinal -las floras bacterianas, protozoicas y fúngicas que colonizan nuestra piel, genitales e intestino- están preparados para integrar nuevos miembros microbianos e incluso neutralizarnos si son tóxicos.

Ahora bien, un aporte de un grupo bacteriano fecal en un momento dado a través de una determinada superficie, si no se elimina adecuadamente y a tiempo, puede ir a parar a un alimento donde consiga expandirse, o a la boca de niños o personas con el sistema inmunitario disminuido, con el consiguiente peligro. Por lo tanto este artículo no va tanto de no tocar determinadas superficies sino de lavarse las manos de vez en cuando y sobre todo si vamos a tocar comida, niños o personas mayores con alguna enfermedad.

Y entrando en materia, en efecto: podríamos pensar que la tapa de un inodoro público es una de las superficies más infectas que puedan existir sobre la faz de la tierra. Pero resulta que no, hay sitios mucho más contaminados, con mayor variedad de especies bacterianas intestinales, de los que jamás sospecharíamos.

Tal como asegura un estudio de la Universidad del Saarland, en Alemania, la adhesión bacteriana a una superficie no depende tanto del área de contacto como de las características físicas y químicas de esta, por lo que hay superficies que son como imanes para las bacterias, y además, al no ser conscientes de su suciedad, no nos lavamos inmediatamente las manos tras tocarlas, como sí solemos hacer después de usar un baño público. A continuación te exponemos diez superficies que pueden estar tanto o más contaminadas que un inodoro.

1. Superficies de smartphones y tablets

Un estudio de la Universidad de Barcelona de 2015 determinó que en las superficies de smartphones y tablets puede llegar a haber más de 600 especies bacterianas distintas, casi 30 veces mayor biodiversidad que en la tapa del inodoro. El motivo es que pasamos continuamente los dedos por encima, con lo que traemos la grasa de los mismos con toda su carga bacteriana, incluidos los fecales si los hubiere. Otro estudio de la Universidad de Oregón reveló que de hecho colonizábamos las pantallas táctiles con nuestro microbioma, es decir con nuestra flora dérmica característica. Esto en el futuro podría tener aplicaciones en la identificación forense y criminal, del mismo modo que las huellas.

2. El volante de los coches

Según el National Center of Biotechnology de Estados Unidos, el volante de un coche es otra de las superficies que acumula mayor carga y diversidad de bacterias que un inodoro. Se calcula que en el caso de los coches de car sharing y alquiler, la biodiversidad puede alcanzar las 700 especies distintas, muchas de ellas intestinales.

3. Los billetes y monedas de curso

Las monedas y los billetes son algunas de las superficies más sucias, ya que cambian constantemente de manos y almacenan las bacterias de todos sus dueños. Algo así como una cadena de bloques microbiana.

4. Cepillos de dientes

La Sociedad de Microbiología Americana asegura que hasta un 60% de los cepillos de dientes podrían estar contaminados por todo tipo de gérmenes y bacterias, incluso fecales procedentes del inodoro. Así lo indica un estudio de la Universidad Estatal de Alabama en el que se comprobó que los cepillos de dientes podían llegar a almacenar hasta 3.000 tipos diferentes de organismos, algunos de ellos fecales provenientes del inodoro. El motivo es que al tirar la cadena se crea una nube invisible de agua que hace el “efecto aerosol” y disemina en el aire esporas y bacterias de las heces. Si el cepillo está cerca, las cerdas las acogerán.

5. Pomos de las puertas de locales públicos

Vamos al baño público, levantamos la tapa, hacemos lo que tengamos que hacer, salimos, nos lavamos las manos y salimos de los servicios empujando la puerta desde el interior por el pomo. Si el visitante anterior no se lavó también las manos, dejó su micobioma allí y nosotros lo recogeremos, con lo que el acto de lavarnos no habrá servido de nada. No nos pongamos paranoicos; no es grave si somos mínimamente cuidadosos. De hecho nos pasamos la vida empujando puertas por el pomo, con lo que intercambiamos más bacterias que los niños figuritas en el patio del colegio. Otro ejemplo de “intercambio”: cuando zapeamos con el control remoto de una habitación de hotel.

6. Tablas de cortar de la cocina

Las maderas de la cocina son especialmente cochinas porque allí dejamos todo tipo de alimentos crudos, que pueden ser sometidos a tratamiento con calor o no. La norma es limpiarlas siempre bien si vamos a cortar hortalizas para una ensalada o pan para un sandwich.

7. Botones de ascensor

Es la misma casuística que los pomos de las puertas, o incluso que los botones de los lavarropas y secarropas de las lavanderías públicas. No hay que alarmarse, pero no olvidemos lavarnos las manos antes de cocinar o de comer.

8. Barras de los bares y restaurantes

El mozo pasa el trapo, pero si no es lo bastante diligente y celoso de la higiene, es posible que más que limpiar la barra de las bacterias de los codos, brazos y manos del cliente anterior, extienda las de todos los clientes del día, pues el trapo es un acumulador neto de suciedad. Nos lavaremos las manos antes y después de comer, desayunar o tomar el vermú.

9. El manillar de las bicis y monopatines de aquiler

Los puños de las bicicletas y monopatines -ya sean servicios privados o municipales-, al igual que los manubrios de las bicicletas elípticas de los gimnasios, son fuentes de “intercambio de bacterias” que pueden llegar a ser tan sucios como los billetes y las monedas.

10. Las bolsas de la compra reciclables

Un estudio de la Universidad de Arizona de 2010 descubrió que las bolsas de la compra reutilizables acumulaban en ocasiones niveles potencialmente peligrosos de E coli y Salmonella, con riesgo de provocar toxiinfecciones si no había un lavado efectivo de las mismas. El estudio también alertaba de que el 97% de los usuarios no las lava nunca. Y deberíamos hacerlo. El motivo es que guardamos en ellas alimentos y productos que han pasado por muchas manos.

J.S.

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