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ANÁLISIS

Barcelona, “la meca del sexo fácil”

Imagen de archivo del exalcalde de Barcelona Xavier Trias. EFE/Marta Pérez

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La partida de las municipales en Barcelona promete ser de las más disputadas. Si se atiende a lo que los respectivos partidos pronostican, todos apelando a sus propias encuestas, hay cuatro candidatos en disposición de hacerse con la alcaldía: Ada Colau, Jaume Collboni, Ernest Maragall y Xavier Trias. A cinco meses de los comicios lo que los cuatro tienen claro es que el único pacto imposible es Colau-Trias. El resto de combinaciones son todas plausibles, también la de una alianza entre el PSC y Junts. 

La confirmación de que el candidato de Junts (que va a esconder la marca del partido y baraja la de ‘Trias per Barcelona’) se presenta ha acelerado la precampaña. A diferencia de hace cuatro años, cuando el debate independentista monopolizó los discursos, esta vez se van a contraponer modelos de ciudad.

Trias ha recuperado alguno de sus hits para confrontarse a Colau. Barcelona no puede ser “la meca de la droga o del sexo fácil” proclamó hace unos días en una entrevista en la SER. El colega Camilo Baquero recuperaba en Twitter un titular de Trias, pero del año 2009, cuando estaba en la oposición y los socialistas gobernaban la capital catalana, en el que literalmente ya se quejaba de lo mismo: “No podemos ser la ciudad del sexo”.   

El candidato de Junts considera que Colau le ganó en 2015 aprovechándose de la guerra sucia diseñada por el Ministerio de Interior y que quedó plasmada en una portada de El Mundo que, en plena campaña electoral, publicó en portada que Trias había transferido 12,9 millones de euros de la Union de Banques Suisses (UBS) a Andorra en febrero del 2013. El mismo diario apuntaba que el origen podía ser “el cobro de comisiones”.

Trias lo desmintió, después se demostró que la información partía de un informe redactado por la mal llamada policía patriótica comandada por el entonces comisario Villarejo y con conocimiento de Jorge Fernández Díaz. Pero pese a lo chapucero del documento (que llegó a otras redacciones que se negaron a publicarlo al ver que no tenía credibilidad suficiente)  fue una noticia que contaminó toda la campaña. Colau acusó al convergente de estar “rodeado de corrupción”. En Junts todavía recuerdan el mitin que la dirigente de los comuns protagonizó en mayo del 2015 al lado de Pablo Iglesias en la Plaça Major de Nou Barris cuando dieron por buenas las informaciones que resultaron ser falsas.

Ahora, siete años después, Trias vive esta campaña como la de la revancha. Quiere presentarse como el candidato opuesto a Colau y recuperar el voto nostálgico convergente y atraer algunos que hace cuatro días iban al saco de socialistas y republicanos. Busca al barcelonés que ha olvidado (o al que le da igual) que Convergència fuera condenada por financiación ilegal y tenga aún una causa abierta por el 3% que sentará en el banquillo, entre otros, a Antoni Vives, que fue teniente de alcalde de Urbanismo y presidente de Bimsa, la empresa municipal que licita las obras, durante el único mandato de Trias.

El equipo de Colau sabe que muchos barceloneses no están satisfechos con su gestión (dos de cada tres consideran que la ciudad ha empeorado en el último año) y que la seguridad y la limpieza son sus puntos débiles. La inseguridad es la mayor preocupación del 25% de los vecinos, según el barómetro municipal dado a conocer este martes. La percepción es esa y lo es desde hace tiempo aunque los datos desmienten la imagen de una ciudad tomada por los ladrones.

En un reciente informe elaborado por el ayuntamiento a partir de las cifras oficiales del Ministerio del Interior se destaca que Barcelona ha vuelto a ser en el tercer trimestre de 2022 la gran ciudad española que más ha reducido los delitos respecto al mismo periodo de 2019. La cartera de seguridad está en manos del PSC, pese a que a menudo haga ver que la cosa no va con ellos. Su responsable, el veterano Albert Batlle, afirmó hace un año que en la capital catalana “existe un hábitat que favorece las situaciones de inseguridad”. A la vez consideró que la falta de seguridad estaba también relacionada con la “degradación del entorno urbano”. Una declaración que a buen seguro firmaría cualquier concejal de la oposición. 

El ejercicio de los socialistas para estar en el gobierno y ejercer de oposición de Colau en esta legislatura es de los que deberían ser estudiados en los manuales de marketing político. Ese contorsionismo, que el PSC niega, y la fuerza que la marca ha recuperado desde las últimas autonómicas explican por qué sus sondeos les dejan tan bien. El último, filtrado esta semana, les otorga la victoria con 10 concejales y vaticina también un triple empate con ocho regidores cada uno para comuns, ERC y Junts. Si Jaume Collboni logra ser alcalde (es evidente que opciones no le faltan) será un tanto que Pedro Sánchez no dudará en apuntarse a pesar de que el líder del PSOE no se lo puso nada fácil para ser el candidato. 

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