La formación de centroizquierda hasta ahora en el Gobierno de Noruega, el Partido Laborista (AP), ganó con el 28,2% de los votos las elecciones parlamentarias de Noruega este lunes, lo que significa que su líder, Jonas Gahr Støre, repetirá como primer ministro del país nórdico en la próxima legislatura. Por primera vez, le sigue como segunda fuerza el ultraderechista Partido del Progreso (FRP), que se dispara hasta el 23,9%. La formación ultra quedó por delante del Partido Conservador (14,5%), que pierde su lugar como partido dominante en el bloque conservador.
De esta forma, el socialdemócrata Jonas Gahr Støre logró una victoria electoral que parecía muy difícil hace un año. Sin embargo, su formación supo remontar tras el retorno a la política del exsecretario de la OTAN Jens Stoltenberg, una figura muy popular y de consenso en Noruega –y que va en las listas laboristas–. Støre también parece haberse beneficiado del hecho de que los electores lo perciben como un político con más experiencia en las relaciones internacionales y una figura más estable en tiempos de incertidumbre debido a la situación global que la líder del Partido del Progreso, Sylvi Listhaug.
Pero, para que Jonas Gahr Støre pueda repetir en el puesto de primer ministro en los próximos cuatro años, necesitará el apoyo de las cuatro formaciones del bloque progresista, que son el Partido de Centro (5,6%), el Partido Socialista de Izquierdas (5,5%), el Partido Rojo (5,3%) y el Partido de los Verdes (4,7%). En total, los partidos de centroizquierda han logrado 87 de los 169 escaños que tiene el Parlamento, frente al bloque de derechas que ha logrado 82 puestos.
El auge del Partido del Progreso también confirma lo que supone un giro hacia la derecha en la política de Noruega, que sigue la ola reaccionaria y populista que arrasa en Europa. En las últimas elecciones del 2021, la formación ultra consiguió ser la cuarta fuerza en el parlamento con el 11,6% de los votos y 21 escaños, por lo que en estos comicios han más que doblado sus resultados.
Los expertos han señalado que la campaña electoral de estas elecciones ha sido de las más polarizadas en los últimos años, dominada por temas como el coste de la vida, los impuestos sobre la riqueza, las inversiones del Fondo Soberano Noruego en empresas de Israel y las políticas para gestionar los aranceles impuestos por Estados Unidos a las exportaciones del país.
Escenario difícil en el bloque de centroizquierda
Con los resultados, el escenario que los analistas ven más probable es que el Partido Laborista opte por continuar gobernando formando un ejecutivo en minoría que llegue a acuerdos puntuales con los partidos progresistas. “Esto hace prever un curso político complicado para los laboristas, que necesitarán el apoyo de las otras cuatro formaciones del centroizquierda para aprobar leyes como los presupuestos”, señala a elDiario.es el politólogo Johannes Bergh, experto del Instituto de Investigaciones Sociales de Oslo.
El primer ministro Støre ya tiene experiencia gobernando en minoría en el Parlamento durante la pasada legislatura, que empezó en 2021 con una coalición entre socialdemócratas y el Partido de Centro (SP). Sin embargo, las dos formaciones rompieron las relaciones y el SP abandonó el Ejecutivo en enero de este año por los desacuerdos en la adopción de directivas energéticas marcadas por la Unión Europea, de la cual Noruega no forma parte.
Las demandas a los socialdemócratas
En esta legislatura, los analistas prevén que el partido de los Verdes (MDG) y el Partido Socialista de Izquierda (SV) pidan, a cambio de dar su apoyo a los socialdemócratas, que el Gobierno reduzca de forma más drástica las actividades de la industria petrolera y la exploración de nuevos yacimientos, lo que significaría que el país renunciara a ser el mayor productor europeo de gas y petróleo y el que más energía exporta a los países de la UE tras el inicio de la guerra en Ucrania.
Para los socialdemócratas “este es un tema difícil”, señala Bergh, por lo que el partido defiende una “transformación del sector petrolífero” que reduzca las emisiones de CO2 para el año 2030 hasta conseguir las emisiones neutras en 2050.
Otro de los temas que puede causar divergencias en el bloque de izquierdas, sobre todo de cara a la aprobación de los presupuestos anuales en otoño, es la demanda del Partido Rojo (R) de aumentar los impuestos a las personas con mayor patrimonio “en una medida mucho mayor de la que el Partido Laborista estaría dispuesto a aceptar”, apunta Bergh.
“Y, por último, está la relación de Noruega con la UE”, subraya Bergh, un tema que causa más divergencia con el Partido de Centro (SP), considerado una formación agraria, “y de las más euroescépticas del Parlamento”, añade, “aunque las demás formaciones de la izquierda noruega tradicionalmente también han sido reticentes a la UE”.
Noruega forma parte actualmente del Área Económica Europea (EEA) y de la zona Schengen, pero desde la invasión de Rusia en Ucrania y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el Partido Laborista ha empujado al país a acercarse a sus vecinos europeos. Sin embargo, la cuestión de unirse a la UE no ha estado presente en la campaña electoral y los laboristas han pasado muy de puntillas sobre él en su programa, dado que es un asunto que divide enormemente a los noruegos.
La ultraderecha supera a los conservadores
Los resultados confirman que el Partido Conservador, liderado por la ex primera ministra Erna Solberg (2013-2021), ha tenido dificultades para mostrarse ante los electores como la líder de la oposición frente al ascenso del Partido del Progreso y para recuperar la confianza de los votantes después de las revelaciones, hace dos años, de que su marido obtuvo grandes beneficios en el mercado de las inversiones mientras ella presidía el gobierno.
Durante la campaña electoral, las promesas más moderadas del Partido Conservador de rebajar los impuestos y devolver el dinero al bolsillo de los contribuyentes han quedado eclipsadas por la ofensiva populista del FRP, que ha prometido grandes recortes de impuestos, restringir la llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo y más mano dura contra la delincuencia.