Israel: un movedizo equilibrio entre apoyar a Ucrania y apoyarse en Rusia
Una semana atrás, escribe Bethan McKernan, corresponsal de The Guardian en Jerusalén, las flamígeras imágenes oscuras que difundían las televisiones habrían sido inconcebibles. El memorial que señala e invita a recordar el sitio donde en Ucrania, no lejos d la capital Kiev, se perpetró una de las peores masacres del Holocausto se veían envuelto en denso humo negro, que se elevaba de las fuertes llamaradas del fuego que lo devoraba, encendido y atizado por el bombardeo de un ataque aéreo ruso. Los funcionarios del gobierno de Israel, un país que surgió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, no han condenado directamente a Moscú por la ofensiva contra Babyn Yar, y las críticas a la invasión en sí han sido silenciadas.
Cinco personas murieron en el ataque contra una torre de transmisión de televisión ubicada al lado del memorial, en tanto los bomberos luchaban para extinguir el incendio provocado por la explosión en un edificio dentro del cementerio judío.
Hasta ahora, el Estado de Israel ha demostrado un equilibrio de autocontrol y ecuanimidad que no es uno de los rasgos más sobresalientes, en términos estadísticos, de su historia. Por un lado, debe apoyar a sus aliados occidentales, apoyar al presidente judío de Ucrania, Volodímir Zelenski, y ayudar a la población judía del país a encontrar refugio en caso de ataques. Por otro lado, Israel es reacio a antagonizar con Rusia, de la que depende para facilitar sus operaciones militares en Siria. Cualquier tipo de acción que adopte también podría suscitar el antisemitismo en Ucrania y contra las grandes comunidades judías de Rusia.
El Museo del Holocausto de Israel ha escrito a Washington pidiendo que eximan de las sanciones a Roman Abramovich. El multimillonario que se había comprado el Chelsea, partidario de Putin, es donante constante y generoso de instituciones judías.
El Yad Vashem, el museo del Holocausto de Israel, ha escrito al embajador de EEUU para solicitarle a Washington que no imponga sanciones al multimillonario israelí-ruso Roman Abramovich. Este oligarca, que ha vendido el club de fútbol inglés Chelsea y que es partidario del presidente ruso Vladimir Putin, es también uno de los más constantes y generosos donantes de instituciones judías desde hace mucho tiempo.
El ex primer ministro Ehud Olmert ha sugerido que la posición de Israel sobre Ucrania está implícitamente comprometida por la ocupación israelí ocupación de los territorios palestinos. Y la decisión tardía del Estado hebreo de votar a favor de una condena de la ONU a las acciones de Rusia y de posponer las sanciones fue recibida con decepción por parte de los aliados de EEUU, a los ojos de quienes “fue demasiado poco, y llegó demasiado tarde”, según un alto funcionario israelí que habló con el diario israelí Yedioth Ahronoth.
Un primer envío israelí de ayuda humanitaria llegó a la frontera entre Polonia y Ucrania con 17 toneladas de equipo médico y medicamentos, así como tiendas de campaña de invierno y sacos de dormir para 3.000 personas. Alrededor de 200.000 ucranianos con ascendencia judía son elegibles para la ciudadanía israelí, y esperan una afluencia de entre 10.000 y 15.000 personas en las próximas semanas.
ElYedioth Ahronoth también difundió que en una conversación telefónica con Zelenski, el viernes, el actual primer ministro, Naftali Bennett, rehusó satisfacer negó la solicitud de Kiev de que Israel le suministre armas. En esto, el premier derechista se inscribía en una tradicional línea de conducta, una doctrina tradicional del Estado, que aquí servía, coyunturalmente, para evitar provocar a Rusia.
Fue en la misma conversación que Zelenski le habría pedio también a Israel que mediara en la crisis. Este pedido parece haber dado más frutos, ya que Bennett hizo una oferta para hacerlo en una conversación con Putin dos días después. El miércoles, Putin y Bennett hablaron por teléfono en una llamada iniciada por el gobierno de Israel, informó el Kremlin.
La intervención rusa en la guerra civil de Siria en 2015 cambió el rumbo del conflicto a favor de Bashar al-Assad. Moscú es ahora la principal potencia en los cielos de Siria, lanza bombas sobre civiles sirios en áreas que aún están fuera del control del régimen y permite que la fuerza aérea israelí opere contra Hezbolá y otros grupos respaldados por la República Islámica de Irán activos en el conflicto.
AGB con información de diarios y agencias
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