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Miles de palestinos huyen del norte de Gaza antes de la temida invasión terrestre israelí

Cientos de palestinos cargados con sus pertenencias huyen tras el ultimátum del ejército israelí antes de una esperada ofensiva terrestre, en la ciudad de Gaza, el 13 de octubre de 2023.

Bethan McKernan

Jerusalén —

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Miles de personas huyeron a la mitad sur de Gaza antes de la temida invasión terrestre israelí de la franja, bloqueada. La ONU calcula que “decenas de miles” de personas huyeron de sus hogares y se trasladaron al sur, y añade que más de 400.000 palestinos de Gaza ya estaban desplazados internamente antes de que el ejército israelí diera la orden de evacuación este viernes.

Hamás afirmó que 70 personas habían muerto el viernes cuando aviones de guerra alcanzaron coches que huían hacia el sur, mientras que el ejército israelí afirmó que sus tropas, respaldadas por tanques, habían llevado a cabo las primeras incursiones en el interior de Gaza desde que comenzó la crisis. Los medios de comunicación israelíes informaron que en las incursiones del viernes se habían recuperado varios cadáveres de israelíes desaparecidos.

En medio del creciente temor a una escalada de la violencia en varios frentes tras la matanza de civiles israelíes perpetrada el pasado fin de semana por Hamas, casi la mitad de los 2,3 millones de civiles atrapados en Gaza se enfrentan a la decisión de abandonar sus hogares, posiblemente para no volver jamás, después de que el ejército israelí emitiera órdenes de evacuación masiva en las primeras horas del viernes.

Este sábado, un portavoz del Ejército israelí notificó a los residentes del norte de la Franja de Gaza que pueden desplazarse “de forma segura” a la mitad sur de la Franja entre las 10.00 de la mañana (hora local) y las 16.00, y que no habrá ataques durante estas horas.

Mensajes de Hamas difundidos por mezquitas de toda la franja pedían a los residentes que no se movieran el viernes tras la orden de Israel de que la población se trasladara al sur del río Gaza, justo al sur de la ciudad de Gaza. Hamas lo calificó de “propaganda israelí” e instó a los residentes a “aferrarse a sus hogares y tierras”.

El presidente de EEUU, Joe Biden, dijo que era prioritario “abordar urgentemente la crisis humanitaria” en Gaza. “No podemos perder de vista el hecho de que la inmensa mayoría de los palestinos no tienen nada que ver con Hamas ni con los atroces ataques de Hamas, y también están sufriendo como consecuencia de ello”, afirmó.

La ONU advirtió de que la orden de huir en masa sería dramática, e instó a Israel a dar marcha atrás. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que la situación en Gaza había alcanzado “un nuevo y peligroso mínimo” y pidió acceso humanitario inmediato. “Incluso las guerras tienen reglas”, afirmó.

Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que el bombardeo de Gaza era “sólo el principio” de la respuesta de su país. “Nuestros enemigos acaban de empezar a pagar el precio”, declaró a última hora del viernes.

Durante la mayor parte del día no hubo señales de movimientos masivos. Pero a medida que avanzaba la tarde, parecía que mucha gente había decidido que sí iban a moverse, tenía que ser antes de que cayera la noche. La franja, donde Israel cortó la electricidad, se sumiría en una sexta noche de oscuridad total en medio de continuos ataques aéreos y bombardeos.

Hacia las tres de la tarde, miles de personas de la ciudad septentrional de Beit Hanún y de la extensa ciudad de Gaza habían comenzado a dirigirse hacia el sur por todos los medios posibles. Algunos se apiñaron en coches y camiones, pero debido a la escasez de combustible por el endurecimiento del asedio israelí al enclave mediterráneo, muchos recorrieron a pie distancias de más de 20 km.

La orden israelí de retirada se produjo seis días después de un ataque perpetrado por hombres armados de Hamas en la madrugada del sábado, día de la festividad judía. Al menos 1.200 combatientes irrumpieron en decenas de puntos de la frontera fuertemente militarizada que rodea la Franja de Gaza antes de extenderse para arrasar 22 ciudades y kibutzim israelíes y 10 bases del ejército.

El paso fronterizo de Rafah con Egipto sigue cerrado para los civiles que huyen de Gaza. La Organización Mundial de la Salud declaró que el ultimátum equivale a “una sentencia de muerte” para las personas gravemente enfermas o heridas por los ataques aéreos que asolaron la franja de 26 por 7 millas durante los últimos seis días. Las agencias de ayuda calificaron de “logísticamente imposible” la orden de evacuación en estas circunstancias y con tanta rapidez.

Más de 450.000 personas ya abandonaron sus hogares al menos una vez desde el sábado, según el Ministerio de Sanidad palestino. Para muchos, los acontecimientos de la semana son comparables a la Nakba, término árabe que designa la expulsión forzosa de unos 750.000 palestinos de lo que antes era la Palestina controlada por el mandato británico durante la creación de Israel en 1948.

Yusuf Abu Rish, director del hospital al-Shifa de la ciudad de Gaza, afirmó: “Es realmente una nueva Nakba y es incluso peor que la primera. Nadie puede imaginar lo que está ocurriendo sobre el terreno, es horrible. Incluso si hay una decisión de evacuar, no es aplicable en absoluto... ellos [los pacientes] morirán”.

En el territorio asediado, el aviso de evacuación emitido en las primeras horas del viernes sembró el pánico entre la población civil y los equipos de defensa civil, que ya estaban luchando bajo los intensos ataques aéreos israelíes que mataron a 1.900 personas hasta la fecha, arrasando barrios enteros. La orden israelí acusaba a los militantes de Hamas de esconderse en túneles bajo la ciudad de Gaza.

Un portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) admitió en una sesión informativa celebrada el viernes por la mañana que los palestinos tardarían en acatar las órdenes de evacuación. En respuesta a las preguntas de The Guardian, la oficina de prensa del ejército se negó a aclarar a qué hora se envió la orden y si incluía un plazo de 24 horas, como informó la ONU.

Este sábado por la mañana se cumplió una semana de la muerte de más de 1.300 personas en lo que se describió como el 11 de septiembre israelí: más israelíes muertos que en toda la intifada o levantamiento palestino de los años 2000, que duró cinco años.

A medida que los periodistas tuvieron acceso a las ciudades y kibutzim afectados esta semana, la magnitud de la matanza se hizo más evidente. Funcionarios de las FDI dijeron que entraron en casas sembradas de cadáveres y encontraron mujeres violadas y asesinadas, y niños tiroteados y quemados.

En respuesta, Israel ya organizó los ataques aéreos más intensos contra Gaza, movilizó a 360.000 reservistas y reunió convoyes de tanques cerca de la frontera antes de lo que casi con toda seguridad será una gran ofensiva terrestre que durará meses.

Decenas de rehenes israelíes y extranjeros fueron llevados de vuelta a Gaza tras el ataque del sábado; las FDI confirmaron el sábado que Hamas tenía retenidas a más de 120 personas. El grupo militante afirmó el viernes que 13 cautivos habían muerto en ataques israelíes en las últimas 24 horas.

Human Rights Watch acusó el jueves a Israel de utilizar munición de fósforo blanco en operaciones en Gaza y Líbano, acusaciones que el ejército negó.

La esperada incursión sería un momento crucial en la guerra de Israel contra Hamas, la quinta en los 16 años transcurridos desde que el grupo se hizo con el control de Gaza, lo que llevó a Israel y Egipto a imponer un bloqueo.

También podría avivar los combates en otros lugares: el viernes estallaron feroces enfrentamientos entre palestinos y colonos israelíes y personal del ejército en los alrededores de Jerusalén Este y Cisjordania ocupadas, que causaron al menos 16 muertos, mientras que, al norte, un periodista de Reuters murió y otros seis de AFP, Reuters y Al Yazira resultaron heridos al ser alcanzados por bombardeos transfronterizos a través de la frontera con Líbano.

Las fuerzas israelíes declararon a primera hora del sábado que habían “alcanzado un objetivo terrorista de Hezbollah en el sur de Líbano” en respuesta al cruce de la frontera por un avión no tripulado.

Hezbollah, el grupo militante respaldado por Irán, transmitió a través de mediadores que se verá involucrado en la contienda si Israel lanza un ataque terrestre en Gaza.

El viernes, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, declaró: “Si estos crímenes de guerra organizados que comete la entidad sionista no cesan inmediatamente, podemos imaginar cualquier posibilidad”.

Sigue sin haber un lugar seguro al que puedan acudir los civiles de Gaza. El Cairo, mediador habitual entre Israel y los palestinos, debatió con Estados Unidos planes para proporcionar ayuda humanitaria, pero rechazó las iniciativas para establecer corredores seguros para los refugiados.

Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina que controla parte de Cisjordania, declaró al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en unas conversaciones de urgencia celebradas en la capital jordana, Ammán, que “rechaza el desplazamiento forzoso” de los palestinos de Gaza.

En todo el mundo se celebraron el viernes concentraciones y protestas en apoyo del pueblo palestino: decenas de miles de personas se congregaron en la plaza Tahrir de Bagdad, capital iraquí, ondeando banderas palestinas y quemando la bandera israelí mientras coreaban consignas contra Estados Unidos e Israel.

Las comunidades judías también celebraron concentraciones en solidaridad con Israel.

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