Más de 800 millones de árboles amazónicos fueron talados en seis años para satisfacer la demanda de carne vacuna

Andrew Wasley, Elisângela Mendonça, Youssr Youssef y Robert Soutar

Londres —

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Según una nueva investigación, en sólo seis años se han talado más de 800 millones de árboles en la selva amazónica para alimentar el apetito mundial por la carne vacuna brasileña, a pesar de las graves advertencias sobre la importancia de la selva en la lucha contra la crisis climática.

Una investigación basada en datos realizada por la Oficina de Periodismo de Investigación (TBIJ), The Guardian, Repórter Brasil y Forbidden Stories muestra la enorme pérdida de bosques vinculada a la ganadería.

La industria de la carne vacuna en Brasil se ha comprometido sistemáticamente a evitar las explotaciones vinculadas a la deforestación. Sin embargo, los datos sugieren que se han destruido 1,7 millones de hectáreas de la Amazonia cerca de plantas cárnicas que exportan carne vacuna a todo el mundo. La investigación forma parte del proyecto Bruno y Dom de Forbidden Stories. Continúa el trabajo de Bruno Pereira, experto en pueblos indígenas, y Dom Phillips, periodista que colaboró durante mucho tiempo con The Guardian. Ambos fueron asesinados en el Amazonas el año pasado.

La deforestación en todo Brasil se disparó entre 2019 y 2022 bajo el mandato del entonces presidente, Jair Bolsonaro, por estar estrechamente vinculada a la ganadería. El nuevo gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha prometido frenar la destrucción. Los investigadores de la consultora Aid Environment utilizaron imágenes por satélite, registros de movimientos de ganado y otros datos para calcular la pérdida forestal estimada a lo largo de seis años, entre 2017 y 2022, en miles de chacras cercanas a más de 20 mataderos. Todos los mataderos eran propiedad de los tres grandes operadores y exportadores de carne vacuna de Brasil: JBS, Marfrig y Minerva.

Para encontrar las explotaciones con más probabilidades de haber abastecido a cada matadero, los investigadores se fijaron en las “zonas de compra”, áreas basadas en las conexiones de transporte y otros factores, incluida la verificación mediante entrevistas con representantes de las plantas. Todas las plantas cárnicas exportan ampliamente, incluso a la UE, el Reino Unido y China, el mayor comprador mundial de carne vacuna brasileña.

La investigación se centró en los mataderos de los estados de Mato Grosso, Pará y Rondônia, importantes fronteras de la deforestación asociada a la ganadería. Es probable que la cifra global de deforestación en las explotaciones que abastecen a JBS, Marfrig y Minerva sea mayor, ya que estas empresas gestionan otras plantas en otros lugares de la Amazonia. Las tres empresas afirman que aplican estrictos procedimientos de cumplimiento, de forma abierta y honesta, para asegurarse de alcanzar sus objetivos sostenibles.

Nestlé y la empresa cárnica alemana Tönnies, que había suministrado a Lidl y Aldi, estaban entre las que aparentemente habían comprado carne de las plantas mencionadas en el estudio. Decenas de compradores mayoristas de varios países de la UE, algunos de los cuales abastecen a empresas de catering que sirven a escuelas y hospitales, también aparecían en la lista de compradores.

Nestlé declaró que dos de los envasadores de carne no formaban parte actualmente de su cadena de suministro, y añadió: “Es posible que examinemos las relaciones comerciales con aquellos proveedores que no estén dispuestos o sean incapaces de subsanar las deficiencias en el cumplimiento de nuestras normas.” Tönnies dijo: “Estas empresas brasileñas procesan muchos miles de animales al año para la exportación”, y afirmó que no estaba claro si la empresa era destinataria de productos procedentes de plantas vinculadas a la deforestación. Lidl y Aldi esgrimieron que dejarían de vender carne vacuna brasileña en 2021 y 2022, respectivamente.

Parte de la carne enviada a la UE podría estar en infracción de las nuevas leyes destinadas a combatir la deforestación en las cadenas de suministro. La normativa, aprobada en abril, prohíbe vincular los productos introducidos en la UE a deforestaciones posteriores a diciembre de 2020. Alex Wijeratna, director de la organización de defensa de los derechos humanos Mighty Earth, señaló: “La Amazonia está muy cerca de la extinción y de un punto de inflexión, así que este tipo de cifras son muy alarmantes porque no se puede permitir estar perdiendo esta cantidad de árboles”.

La eurodiputada Delara Burkhardt aseguró que los resultados refuerzan la necesidad de una mayor legislación a nivel mundial para hacer frente a la deforestación: “La destrucción de la Amazonia no es sólo un asunto brasileño; también es un asunto de otras partes del mundo, como la UE, el Reino Unido o China, que importan deforestación amazónica. Por eso los países consumidores deberían promulgar leyes sobre la cadena de suministro para asegurarse de que la carne que importan se produce sin inducir la deforestación. Espero que la nueva ley de la UE contra la deforestación importada sea un modelo a seguir por otros grandes importadores como China.”

Aid Environment descubrió que 13 plantas cárnicas propiedad de JBS estaban vinculadas a haciendas en las que se habían realizado talas, desmontes o quemas de bosques. En el caso de Marfrig y Minerva, había seis y tres plantas, respectivamente.

Según otro análisis de The Guardian para el proyecto Bruno y Dom, los mataderos amazónicos pertenecientes a estas empresas procesaron ganado por valor de más de 5.000 millones de dólares (4.000 millones de libras esterlinas) mientras seguían en Brasil en 2022: se añadirá más valor a lo largo de la compleja cadena de suministro y, por un margen abrumador, el valor económico de esta industria se está generando fuera de Brasil, en los platos de restaurantes de Pekín y Nueva York. En la última década se les ha criticado repetidamente por la deforestación en sus cadenas de suministro.

También se sabe que otras empresas se abastecen de ganado en las mismas zonas de compra.

En los casos en los que se pudo cartografiar toda la cadena de suministro de carne vacuna, el estudio estimó que desde 2017 se habían producido más de 100 casos de pérdida de bosques en granjas que abastecían directamente a las plantas de las empresas.

Más de 2.000 hectáreas de bosque fueron aparentemente destruidas en una sola hacienda entre 2018 y 2021 -la hacienda São Pedro do Guaporé, en Pontes e Lacerda, estado de Mato Grosso- que vendió cerca de 500 reses a JBS, aunque la compañía dijo que la hacienda fue “bloqueada” cuando la auditoría interna identificó irregularidades con ellas. La planta cárnica de JBS que procesó este ganado vendió carne vacuna al Reino Unido y a otros países en los últimos años.

La granja también estaba relacionada con el suministro indirecto de más de 18.000 animales a través de los tres empacadores de carne entre 2018 y 2019, según Aid Environment. Las tres empresas dijeron que actualmente no estaban siendo abastecidas por ella. Más de 250 casos de deforestación fueron atribuibles a proveedores indirectos: granjas que crían o engordan ganado pero lo envían a otros sitios antes del sacrificio (algunas granjas actúan como proveedores directos e indirectos a la vez).

Las empresas cárnicas afirman desde hace tiempo que controlar los movimientos entre ganaderías en sus complejas cadenas de suministro es demasiado difícil. Los críticos sostienen que esto permite el “blanqueo de ganado”, en el que los animales de una granja “sucia” (deforestadora) son transportados en camión a una granja supuestamente “limpia” antes de su sacrificio, ocultando así su origen. Una explotación limpia es aquella que no tiene antecedentes de multas o sanciones por deforestación, aunque su propietario haya deforestado en otras explotaciones.

TBIJ y Repórter Brasil colaboraron con Dom Phillips y The Guardian para informar sobre un ejemplo de blanqueo de ganado en 2020. Entonces, el equipo apareció mostrando que las vacas de una granja bajo sanciones por deforestación ilegal habían sido trasladadas en camiones de JBS a una segunda granja “limpia”. Tras la publicación del reportaje, JBS dejó de comprar al propietario de ambas granjas.

Sin embargo, nuestra investigación ha descubierto que el propietario suministra ahora a Marfrig, otro de los tres grandes envasadores de carne de Brasil. Una de sus granjas, Estrela do Aripuanã, en el estado de Mato Grosso, sigue bajo sanciones, pero continúa formando parte de la cadena internacional de suministro de carne de vacuno.

Los registros parecen mostrar que entre 2021 y 2022, casi 500 animales fueron trasladados a lo largo de la ruta exacta que TBIJ investigó en 2020. El ganado terminó en la misma segunda granja “limpia”, Estrela do Sangue, que no tiene embargos ni otras sanciones ambientales. Documentos separados parecen mostrar docenas de animales moviéndose desde la granja Estrela do Sangue a la planta de carne de Marfrig en Tangará da Serra.

El año pasado, otra investigación de TBIJ vinculó la planta de Tangará da Serra con la invasión del territorio indígena Menku en Brasnorte. Según los registros de envío, la planta ha vendido productos cárnicos por valor de más de 1.000 millones de libras esterlinas desde 2014 a China, Alemania, España, Italia, Países Bajos y Reino Unido.

En un comunicado, Marfrig confirmó que había recibido ganado del propietario: “En cada transacción que realiza, Marfrig comprueba la situación de las propiedades proveedoras de ganado. En el momento del sacrificio, la explotación en cuestión cumplía los criterios socioambientales de Marfrig, lo que significa que la propiedad no estaba situada en una zona con deforestación, embargo o trabajo forzado, ni en una unidad de conservación o en tierras indígenas”. Y añadía: “Marfrig condena la práctica denominada 'blanqueo de ganado' y cualquier otra irregularidad. Todos los proveedores aprobados por la empresa son controlados regularmente y deben cumplir los criterios socioambientales obligatorios descritos en la política actual de la empresa.”

Minerva dijo que “rastrea la condición de las haciendas, garantizando que el ganado adquirido por Minerva Foods no provenga de propiedades con áreas deforestadas ilegalmente y que las granjas no posean embargos ambientales o se superpongan a tierras indígenas y/o comunidades tradicionales y unidades de conservación.” JBS cuestionó la metodología de “zonas de compra” utilizada en la investigación, afirmando que “la estimación determina la zona de compra máxima potencial y no necesariamente la zona de compra efectiva.” También dijo que bloqueó la explotación de São Pedro do Guaporé “en cuanto se identificó cualquier irregularidad”. Cuando se le preguntó, no especificó la fecha.