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Estado y alquiler: las particularidades argentinas

PG: Congelamiento de los alquileres. Un tema interesante me parece es ponerle una especie de punto de inicia al tema. ¿Cuándo empieza a ser un tema para Argentina la cuestión de los alquileres, la tierra urbana, como quieras ponerlo? Y me parece que vos tenés alguna idea sobre eso, Roy.

RH: Sí, primero diría: Este es un tema bien argentino. Es un problema argentino y un problema argentino de larga data, que para mí, más allá de cómo fue cambiando a lo largo del tiempo, tiene que ver con que, primero, la argentina es una sociedad muy urbanizada y este es un tema de grandes ciudades. Es una sociedad muy urbanizada y con crecimiento demográfico muy rápido sobre todo en la última etapa del siglo XIX y a lo largo del siglo XX. Hoy ha cambiado un poco pero tiene sus peculiaridades. Así que, Argentina, una sociedad de crecimiento demográfico muy veloz, con grandes ciudades y con una gran ciudad. Y esto lo hace en particular un tema muy porteño. Y agrego el otro elemento para completar el cuadro: inmigración. Es decir, ese gran crecimiento está muy vinculado al hecho de que no es solamente crecimiento demográfico natural sino que está muy acelerado, muy incrementado en su magnitud, por la corriente de inmigrantes. Primero europeos, después latinoamericanos. Y es gente nueva esa, que inevitablemente va a tener que ir a alquilar, una parte importante va a tener que ir a alquilar. Y que a veces también, uno podría decir, tienen menos derecho a la ciudad -entre comillas esto- de lo que le reconocemos a otros. Entonces yo creo que ahí tenemos un combo. Y si yo tuviera que decir cuándo empieza esto, segunda mitad del siglo XIX. Y dos datos nomás sobre la magnitud del crecimiento demográfico de Buenos Aires: 1869, primer censo nacional, no llega a 180.000 habitantes. Es una ciudad importante, pero no es tan grande. 1914, ahí tenemos otro punto donde nos podemos parar, tiene un millón y medio de habitantes. Y es una de las ciudades más grandes del mundo.

PG: Y es aluvional.

RH: Aluvional, como dijo Romero. La ciudad más grande de América latina por lejos. Y una ciudad que no estaba preparada para alojar a esa cantidad de gente. Entonces ahí aparece el tema: ¿Cómo encuentra un techo esa gente? Y aparece entonces el tema del conventillo, primera forma de la vivienda popular que tiene un lugar en la narrativa sobre cómo es el hábitat popular. La mayor parte de la gente no vive en conventillos, eh. Esto es un poco un mito. Está en el tango. Los pobres no todos viven en conventillos, pero menos de un tercio, probablemente un cuarto de la población, vive en conventillos. Y hay un momento, me parece, la primera década del siglo, en el que el crecimiento demográfico se hace muy veloz, la ciudad alcanza una nueva escala y ahí entonces surge el problema. Porque los alquileres de conventillos, también de otras tipologías, pero sobre todo en esa que es habitada por los más débiles, experimenta un incremento fenomenal. Entonces, ¿ahí qué pasa? Bueno, muchos se quejan, pero además de quejarse la Argentina hace su ingreso a la lista de países que contribuyen a la formación de un nuevo repertorio de la protesta social. Tiene algo ahí la Argentina original, que es la huelga de inquilinos. Una protesta de gente que dice: de ahora en adelante dejamos de pagar por la pieza.

PG: Roy, la capacidad argentina para inventar y generar nuevas demandas es extraordinaria. Huelga de inquilinos. Mirá que es difícil de coordinar, eh.

RH: Una novedad.

PG: ¿Es una novedad internacional?

RH: Yo creo que es una novedad argentina.

PG: Por eso. Es una novedad a nivel internacional.

RH: Sí. Y vos decías recién: es difícil de coordinar. Es cierto. Ponerse de acuerdo entre los inquilinos -lo vemos hoy- es complicado. Yo creo que en ese momento es más sencillo porque una parte importante de esos conventillos están cerca.

PG: Había comunicación fácil entre los inquilinos. 

RH: Y entonces en 1907, la primavera de 1907, viene esta huelga que dicen: no pagamos, no aceptamos esos incrementos. Hay una historia más chica. No nos interesa. Y a mí lo que me interesa mucho de esto es el hecho de, bueno, ¿qué pasa cuando viene la huelga? Porque esto es algo que creo que nos cuenta también una historia argentina. Y es que ése es el orden oligárquico, todo esto lo sabemos, pero los que gobiernan la ciudad no pueden permanecer indiferentes frente a un reclamo mayoritario y además visto como legítimo. Uno agarra los diarios de la época y mucha gente dice: Tienen razón. ¿Cómo les van a cobrar un 20 por ciento más que el año pasado por esas habitaciones desvencijadas?

PG: Recordemos una cosa porque nos va a servir para momentos en que el tema de congelamiento o de la regulación de los alquileres vuelve a ser un tema crítico. Y es que no es una época inflacionaria. Quiero decir, lo que está pasando es que aumenta el valor de la renta de la tierra. Y por lo tanto el precio de los alquileres. No es: “Paren la inflación”, sino “bajen los alquileres”.

RH: Es “bajen los alquileres” que están subiendo porque la oferta corre muy atrás de la demanda como consecuencia del incremento demográfico.

PG: Y eso que se construía. 

RH: Se construía mucho. Pero no alcanzaba. 

PG: Claro, porque el aluvión era muy importante.

RH: Mucho más grande. Menciono dos o tres cosas un poco rápido. Una de las cosas interesantes para ver es cómo reacciona el Estado. Y en general el Estado se pone del lado de los inquilinos. ¿Quiénes son los que están del otro lado? No son los propietarios muchas veces, sino que hay un sistema por el cual los propietarios arriendan sus propiedades a intermediarios y ésas son las grandes víctimas. Son las víctimas en parte de la policía, que los presiona. En parte de la Justicia, que prohibe las expulsiones. En parte del gobierno municipal que también, por distintos mecanismos, inspecciones y demás, presiona a esos arrendatarios, digamos, a esos intermediarios, a que negocien a la baja. Entonces hay una victoria popular. Yo creo que esto va a dejar un legado. Cuando la gente que vive en esas viviendas populares empuja, quizá logra algo. Y yo creo que eso es importante para ver el siguiente capítulo, que es el que vos conocés mejor que yo, el capítulo Yrigoyen.

PG: Creo que ambos lo conocemos. Yrigoyen no necesitó mucha presión en el sentido de que no hubo una huelga algo que... Sí es cierto que veníamos de una época muy mala, económicamente muy mala, que es la Primera Guerra Mundial y sus efectos inmediatos. Entonces los salarios reales habían bajado mucho. Las condiciones de vida estaban mucho peor. Pero ahí yo creo que en medio del malestar, en 1921, justamente cuando ese malestar empieza a aplacarse, Yrigoyen manda al Congreso una ley para retrotraer el precio de la vivienda, de los alquileres, al de 1920. Que en una época en donde todavía había alguna inflación, significaba efectivamente algo significativo. Y eso tiene el apoyo de los socialistas, tiene... En realidad, lo que me impresiona, que va un poco en línea con lo que vos contás de 1907, es que no tiene una oposición muy dramática. De hecho, es una ley que Yrigoyen hace aprobar y Yrigoyen hace aprobar muy pocas leyes. Se juega muy poco de su vida política en el Congreso. En esta se jugó y sacó por dos años un congelamiento de los alquileres al nivel del año anterior en que se aprueba la ley. Pero no fue solo él. Quiero decir, fue él e inmediatamente después cuando entra Alvear al gobierno y se extinguen los efectos de la ley de Yrigoyen que era por dos años, lo que hace Alvear es prorrogarla. Prorrogarla en un ambiente un poco más fácil porque ahí ya no había ninguna inflación. Más bien en la Argentina, y en el mundo, había deflación. 

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Transcripción parcial de la conversación