Rumbo a 2023

Sin un liderazgo que ordene, se multiplican las estrategias individuales en JxC

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El senador Luis Naidenoff metió el dedo en la llaga del internismo cambiemita. Fue durante el zoom que realizó la coalición opositora el jueves pasado. “Nos debemos más franqueza. Tenemos que ordenar la conducción política y tener reglas más claras”, se quejó el jefe del bloque radical en el Senado. La mayoría de los conectados asintió. Pero lo cierto es que no existe consenso respecto a quién podría armonizar el caos en el que, por momentos, convive la familia opositora. El elegido no debería contar con una agenda de intereses propios rumbo al 2023. Pero en Juntos por el Cambio todavía no abundan los leones completamente herbívoros. 

Tanto macristas, como radicales y lilitos se sienten con capacidades para liderar. Los halcones, las palomas y los que oscilan se consideran responsables de un triunfo electoral que, ocurrido hace menos de dos meses, se desdibujó rápidamente. Ni siquiera Horacio Rodríguez Larreta logró plantarse como el gran ganador. La legislativa de medio término tampoco sirvió para zanjar la disputa que se abrió cuando Mauricio Macri perdió el poder.  

“Mauricio podría ocupar ese papel. Pero debería dejar en claro que no tiene ambiciones para el 2023. Y la verdad es que no lo hace”, opina uno de los dirigentes que participó de la teleconferencia de JxC. A lo largo de la hora y media de encuentro virtual, el expresidente se concentró en castigar al gobierno y a desconfiar sobre la posibilidad de establecer un diálogo entre la oposición y el oficialismo. En diciembre Macri fue procesado por el espionaje ilegal a los familiares de los 44 muertos en el submarino ARA San Juan. Y el Gestapo-gate reavivó las sospechas sobre su rol en los desmanejos de la AFI amarilla. Así, la espada de Damocles judicial lo obliga a sostener las expectativas de un hipotético protagonismo electoral en 2023. 

Ya sea por orgullo herido, por el deseo de dejar una marca o tentado con la chance de volver a la Casa Rosada, Macri se resiste a convertirse en un expresidente en la tradición estadounidense. Y cuenta con un grupo de mauricistas dispuestos a custodiar su legado, desde los medios y las redes. Gerardo Morales se quejó de ese afán en el zoom de Juntos. Apuntó especialmente contra las metralletas de tuits de los diputados Fernando Iglesias y Waldo Wolff. Suerte de madrina ideológica de ambos, Patricia Bullrich recogió el guante y le retrucó al gobernador jujeño. “No les gustó el título de la nota que diste y salieron a defender a su gobierno”, lo intentó calmar La Piba. El presidente de la UCR insistió con que “la deuda con el FMI la pedimos nosotros, Patricia”.

En la mesa nacional de JxC acordaron que, en la próxima reunión presencial, se buscará instaurar reglas más claras de convivencia. El objetivo será evitar los desbordes y las discusiones encarnizadas por twitter. 

“Cada uno tiene incentivos, sobre todo los que vienen de atrás, para asumir cierta irresponsabilidad que les permita mejorar su posición relativa. El riesgo es que la estrategia de diferenciación ahuyente a los votantes propios. Así va a ser difícil que las diferencias no se expongan en público. Juntos por el Cambio va a tener que convivir con eso”, opina el politólogo Lucas Romero, director de la consultora Synopsis. 

El gobernador radical Gustavo Valdés coincide en que la alianza deberá aprender a lidiar con esas diferencias. “Quizás falte armonización. Pero no es un desorden desordenado. Es un tablero de ajedrez, en el que la política y la gente nos ordenarán”, reflexiona el mandatario correntino. 

Dentro de ese tablero, Morales apuesta por una tercera vía para primerear al PRO y a Rodríguez Larreta. El jujeño planea recorrer el país en 2022. Pretende que entre febrero y marzo del 2022 se celebren congresos provinciales de la UCR. Y para junio, un encuentro nacional del partido. Su idea es que surja de abajo hacia arriba una especie de plan de gobierno. Un programa que a su vez sirva para puentear al PRO en la carrera hacia la elección presidencial. 

Un dirigente radical le reconoce el liderazgo, pero al mismo tiempo modera las expectativas del gobernador. “A lo sumo su función es ordenar la política. Intentar que la UCR conduzca Juntos y que construya un candidato competitivo para las paso contra el PRO. Tiene que ordenar la cancha para que no se maten los presidenciables del radicalismo”.

En las conversaciones que mantienen los tres gobernadores radicales junto a Rodríguez Larreta, Morales le reprochó al alcalde porteño que se deja “correr por los halcones de Patricia”. Y le reprochó que de esa forma “pierde el centro”. El equilibrista Larreta optó por no discutirle esa mirada. Cerca del alcalde afirman que, con sus modos que mezclan ampliación y cooptación sin derramamientos de sangre, Larreta consolida un lugar de conducción interna.

En adelante, la táctica del jefe de gobierno será municipalizarse. Superadas las legislativas, Larreta resolvió bajar el perfil. Su objetivo además es evitar el desgaste de estar parado en la pole position, cuando todavía falta más de un año y medio para las PASO. 

“Hoy tenemos una situación de empate, con dos coaliciones que no están conducidas de forma unipersonal y que tienen estrategias descentralizadas. Cada actor define su propia estrategia individual, lo que no permite que haya un juego colectivo ni una interlocución unificada con el gobierno”, resume Lucas Romero. Con el Frente de Todos en una situación casi calcada, la doble dispersión potencia el clima grietero en la política argentina.

AF