ENTREVISTA

Cristóbal y Diego, de Indisciplinadxs: “A medida que nos acercamos al balotaje, lo emocional se va transformando en más racional”

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Indisciplinadxs cumplió tres meses en redes sociales, y es una de las grandes novedades de la campaña electoral. A través de videos en redes sociales, como TikTok, X (ex Twitter) e Instagram, los jóvenes consultan a personas en la calle sobre temas de coyuntura y generan repercusiones. “La idea es llegar a cierta verdad a través de la pregunta, pero sin la necesidad de transmitir una opinión”, analizan Diego y Cristóbal, dos integrantes del proyecto. Qué piensan los votantes del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, y qué pasa con el peronismo en el territorio digital son algunos de los temas que analizan en esta entrevista.

‒¿Qué piensan que lograron en estos tres meses de Indisciplinadxs?

‒Diego: fueron tres meses arrolladores que nos pasaron por arriba. Si bien todavía estamos con toda la vorágine de la campaña, pensamos que que logramos meternos en un territorio que creció mucho desde la pandemia, y son las redes sociales, sobre todo TikTok. Logramos sí generar un sentido en el territorio digital que nosotros como espacio político no lo estábamos logrando, nos pudimos poner ahí y fuimos indisciplinadxs. Es un formato que le puso no sé si un freno, pero por lo menos logró habitar un territorio que estaba deshabitado. O al menos así lo pensamos.

‒En un texto con el que se presentan, ustedes dicen que toman a lo digital como un territorio político. Al leer eso, pensaba que el macrismo también apareció como algo novedoso frente a un peronismo que corría desde atrás en ese territorio. ¿Por qué le cuesta tanto? No sé si al peronismo o al progresismo dar esa pelea en ese espacio en el que la ultraderecha va mucho más rápido.

‒Cristóbal: las redes tienen un lenguaje homogeneizado en general, que responde bastante al lenguaje de los libertarios, por ejemplo. En ese sentido, el peronismo es más conservador, habla más del pasado y de cosas que diciéndolo así vulgarmente no garpan en las redes sociales. Ellos contaron muy bien y supieron utilizar el lenguaje de una manera que es un poco violenta y un poco superficial, pero me parece que tiene que ver un poco con eso con que el peronismo no renovó esa llegada hacia los jóvenes. Como vos decías, esta época del (ex presidente Mauricio) Macri, de la los famosos trolls cuando aparecieron, siempre fue como de la derecha a las redes sociales. Todo lo que uno ve en las redes sociales responde también como a esa superficialidad de esta época que está tan marcada en lo momentáneo y decir las cosas sin justificarlas, y tirar datos por tirar. Al peronismo le cuesta hablar así. Tiene que tener como todo un marco teórico atrás de lo que dice y tiene que ser todo la verdad. En ese sentido tiene lógica que un tipo que está despeinado y putea le haya ido tan bien, porque el peronismo es pelo corto, corbata, saco y siempre como refiriéndose a a las mismas cosas. Ahí está un poco el punto de por qué perdimos ese espacio.

‒También leí entre lo que escribían a manera de presentación que, cuando arrancaron la idea era romper un poco con esa zona de confort y hablarle siempre a los mismos. ¿Qué los sorprendió cuando empezaron a salir a hablar con la gente?

‒Diego: escucho ese concepto que de que tenemos que dejar de hablarnos a nosotros mismos desde hace muchos años. En la campaña de 2015, cuando también había un balotaje y apareció esta disputa simbólica tan fuerte que se generó con lo de Cambridge Analytica, estaba también mucho esa consigna, pero hay algo en ese ejercicio que no se logró nunca. Hay una performance que el peronismo nunca pudo lograr, que tiene que ver con dejar de lado la idea de bajar línea y marcar qué es lo que tenés que pensar. Transité muchos años con los compañeros militantes en las villas y en los barrios, y sé que fue muy difícil el desapego a esa forma de militar. Nosotros tratamos de construir un puente entre ese territorio real y ese territorio virtual. Hacemos preguntas en la calle, pero tienen que ver con qué le pasa a la gente a la hora de decidir su voto, y cuáles son las herramientas que tienen a la hora de de definir ese voto. Unos de los primeros TikTok que hicimos fue el de la deuda. Lo hicimos en Luján, y ahí fue la bisagra que nos marcó un poco el destino y el camino para pensar este formato y afianzarlo en el tiempo. Encontramos muchas veces con gente que está de acuerdo con la educación pública y con la salud pública, pero de repente lo votan a Milei. Esa disociación es la que de alguna manera termina por mover un poco las placas tectónicas de la comunicación política digital, y digo che, qué está pasando ahí.

‒¿Y qué está pasando? En esas contradicciones que a veces se ven, ¿encuentran razones profundas o confusión? ¿Qué hay?

‒Diego: hay un cierta desorientación, pero nosotros estamos convencidos de que hay un componente emocional que derrumba, digamos, el componente racional. Una persona puede votar en contra de sus propios intereses porque hay algo de lo emocional que le juega más arriba. Hay algo de enojo ahí y metabolizar un montón de angustia. Ahí es muy difícil dar esa batalla.

‒Cristóbal: estoy de acuerdo, pero también me da la sensación de que a medida que nos vamos acercando más a las elecciones lo emocional se va transformando en un poco más racional. Cuando empezamos los videos, la desinformación de la gente era tremenda. Cosas que son básicas para entender por qué estamos en esta situación. Nos encontrábamos con respuestas muy disparatadas, y no podíamos entender hacia dónde iba eso, pero a medida que fue avanzando el tiempo noté que la gente estaba un poco más informada y que había temas específicos, como por ejemplo lo del subsidio al transporte, que todo el mundo lo sabía. Me da la sensación de que mientras estamos por llegar a la meta, la gente va dejando lo emocional y ya le va dando un poco más de pudor, si se quiere, votar a Milei.

‒¿Cómo eligieron los lugares? ¿A dónde fuero a buscar a esa gente?, porque obviamente te puedes encontrar con gente muy diversa.

‒Cristóbal: en un principio eran las posibilidades que teníamos. Empezamos con muy pocos recursos. La idea era federalizar el proyecto y, a partir de este TikTok de Luján, se abrió un universo de oportunidades en el país. Fuimos tratando por regiones y las problemáticas de cada una.

‒Diego: más que las problemáticas, eran como las temáticas. Corríamos mucho detrás de la agenda política. No es que elegimos a alguien porque tiene cara de saber más, los TikTok son abordados a priori, buscando la historia o las políticas que están arraigadas al territorio.

‒El pasado domingo, Milei volvió a reivindicar a (la ex primera ministra britanica Margaret) Thatcher, y en alguna de las entrevistas que hicieron en Río Grande aparece eso con la gente del sur, muy próxima a Malvinas, ¿qué sentimiento pensás que genera hoy después de 40 años en una provincia como Tierra del Fuego?

‒Cristóbal: Río Grande me cambió la vida. No es una ciudad que uno elige para irse de vacaciones, entonces caminar por el monumento a Malvinas y ver todos los cañones que apuntan hacia Malvinas, todos los mástiles con las banderas, todas las placas de los caídos. De repente algún excombatiente que camina solo. Es muy pesado lo que pasó en ese lugar y todos lo tienen muy presentes. Incluso en los uniformes de los trabajadores de BGH están las Islas Malvinas y es un tema que me impactó mucho porque la gente de todas las edades está muy consciente y a nadie le gustó lo que dijo Milei.

‒Diego: en ese momento estaban las propuestas de Patricia Bullrich sobre cambiar las islas por vacunas, y Milei había dicho que los kelpers tenían derecho de la autodeterminación. Las respuestas eran contundentes y de consenso. Muchas veces, uno instala temas que no son de consenso, que generan como opiniones distintas. Acá estaban todos estaban de acuerdo con que los dos candidatos habían dicho burradas y que era una falta de respeto a los caídos.

‒Cristóbal: en Misiones nos pasó lo mismo, porque tiene la causa de Malvinas como muy arraigada. Mostrábamos el gol de Diego Maradona también y preguntábamos qué significaba ese gol y la gente lo sacaba al toque.

‒Diego: si era un logro deportivo o político, decíamos. Para ellos era un logro político, como una reivindicación.

‒Milei creció en un contexto de mucho enojo en estos años que fueron muy duros. ¿Qué encontraron ustedes en la gente con la que charlaron? ¿Qué ideas tenían esa gente?

‒Diego: siempre nos preguntan si nos quedamos charlando con esas personas después de hacer las entrevistas. Muchas veces no les preguntamos a quién votaban. A veces sí, a veces no, depende también el humor.

‒Cristóbal: para no picantear a nadie.

‒Diego: claro. A veces da se la pregunta, a veces no, pero en líneas generales hay naturalizadas ciertas consignas y ciertos conceptos acerca de lo que significa la democracia a 40 años que irrebatibles para el consenso y la discusión democrática en paz. Hasta el más el votante más recalcitrante de Milei ni piensa en que la educación pública deje de ser un derecho, y muchos no piensan de que lo vaya a hacer realmente. Eso es lo que me pasó a mí. La respuesta más rápida es que algo tiene que cambiar.

‒Cristóbal: también que la democracia tiene una deuda para la gente. Coincide con lo que decías de estos años muy duros. En ese sentido hay como una deuda a nivel simbólico y económico. Eso se siente y fue como el caldo de cultivo en el que nació Milei.

‒Diego: uno se pone a pensar un pibe que tenía 20 años o que terminaba la secundaria en 2015 y ocho años después encuentra este país que no le pudo resolver un montón de cosas que uno a los 28 años debería querer tener resueltas. Ahí hay un vacío. Hay deseos incumplidos y un montón de fantasías que uno se arma en la cabeza para llegar a determinada edad con determinados logros y no los tiene. Uno putea y dice cómo puede ser que alguien vote a Milei, a quien uno asocia a un tipo que no está apto para gobernar un país. Pero hay que empatizar en algunos sentidos con determinados votantes. Tampoco se trata de de anular.

‒¿El votante de Milei es parecido a él?

‒Diego: en todas las provincias y con todos los entrevistados, nos cruzamos una sola vez con uno que podía ser muy parecido Milei y después el resto no. Terminaban las entrevistas y nos dábamos un abrazo, un saludo, un apretón de manos, un beso, a pesar de que a veces nuestras preguntas están claramente dirigidas, y no ocultamos que somos peronistas.

‒Cristóbal: es muy difícil ir contra la idea cuando alguien te dice que quiere un cambio. Pero, ¿ese cambio? y si, ¿cuál si no? Es interesante y es un desafío charlar con alguien que quiere un cambio. Punto.

‒Diego: en las redes nos cruzamos más con esa gente que no te cataloga como adversario sino como un enemigo al que tiene que anular. Hay expresiones de odio por parte de Milei que legitiman la violencia que después sucede no solamente en las redes sino en las calles, que son conceptos como exterminar el peronismo o el kirchnerismo. También lo usaba Bullrich. Hay una violencia que se viene manejando a lo largo de estos últimos dos años que generó un caldo de cultivo y una legitimación en la manera de accionar.

‒En estos tres meses lograron hacerse conocidos y hacerse visibles. Incluso el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, vio los videos y consideró que jugaban un rol importante en la campaña. ¿Ese fue el reconocimiento más importante o hubo otro tipo que valió la pena?

‒Cristóbal: todo el tiempo te cruzás con gente. Anita Fernández Careaga también nos felicitó. Cristina Kirchner nos mencionó la última vez que apareció en público.

‒Diego: Massa nos nombró dos veces y una vez fue en TN, que les recomendó a los A dos voces que que viera Indisciplinadxs. A mí me resulta mucho más interesante cuando la gente te para en la calle y te da un abrazo.

‒Cristóbal: en las universidades nos reconocen mucho. En Córdoba, por ejemplo, cuando fuimos a la Facultad de Sociales, la gente estaba contenta.

‒Diego: después hay un montón de dirigentes que se viralizan los videos entre sí. Un diputado en Rosario nos dijo que generamos una línea para que algunos dirigentes se dieron cuenta de que faltaban herramientas de comunicación para abordar determinados temas.

‒¿Y qué lugar tiene la pregunta en este trabajo de ustedes?

‒Cristóbal: a veces tardamos más en hacer la pregunta gancho que todo el cuestionario que ya lo tenemos re en la cabeza. Y está bueno. Lo de la pregunta permite justamente que el relato se arme a través de los entrevistados y eso es el gran valor que tienen estos formatos, que es que nosotros nunca opinamos, y la gente termina respondiendo cosas que por ahí arman como algo parecido a lo que uno piensa. Y no hace falta ni decirlo.

‒Diego: en un momento leímos los comentarios de los videos en Twitter o en Instagram, y nos matamos de la risa. Uno dijo que éramos grosos porque usamos la mayéutica socrática. Y dijimos guau, yo me acuerdo haberlo estudiado cuando hice el CBC. Y claro, es esa idea de llegar a cierta verdad a través de la pregunta, pero sin la necesidad de transmitir un conocimiento. Primero con preguntas gancho más de la cultura popular o que son más amenas, y de repente metés la pregunta política y ya están entregados a lo que quieras, porque están en otra sintonía más empática.

‒Son un equipo de alrededor de diez personas, intergeneracional e interdisciplinario, ¿qué suma ese inter?

‒Cristóbal: se dio así porque vamos desde los 19 años hasta los 43. Ahí se genera algo muy bueno. Yo escribo, hago música y laburo de guionista. Diego viene del cine y la comunicación. Otros chicos también estudian cine. Y se arma algo buenísimo. Cuando nos convocó Diego no nos conocíamos entre nosotros y la verdad que pegamos onda. Es el día de hoy que nos vemos y prácticamente nos ponemos a llorar mirándonos a la cara porque estamos contentos del grupo que se armó.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).