Una semana después de la dura derrota bonaerense, en La Libertad Avanza todavía persiste el temblor por el operativo de fiscalización que terminó en fiasco. La estructura que debía custodiar los votos libertarios en cada mesa de la provincia se desmoronó el mismo día de la elección: en varios distritos clave hubo escuelas enteras sin presencia de fiscales propios. Lo que en la previa eran rumores sobre fondos que no llegaban se transformó en la jornada en un vendaval de acusaciones que ahora amenaza con dinamitar el armado territorial que la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, había delegado en su alfil Sebastián Pareja.
El escándalo comenzó a gestarse en las horas previas a los comicios que dieron como ganador a Fuerza Patria, cuando empezaron a circular audios atribuidos a fiscales libertarios que estallaban de bronca al enterarse que no cobrarían lo prometido. “Yo no voy a fiscalizar un carajo. Al final no nos pagan porque se chorearon todo estos hijos de puta”, se escucha decir en una de las grabaciones a las que tuvo acceso elDiarioAR. Otra, con el mismo tono, agrega: “¿Podés creer que estaba para fiscalizar con los de La Libertad Avanza, y resulta que se afanaron todo? Me dijeron que no me van a pagar una mierda, así que se fiscalicen solos”.
El domingo todo fue caos. En Bahía Blanca, por caso, el malestar escaló hasta poner bajo presión al esquema seccional: Oscar Liberman, cabeza de lista, hizo pública su incomodidad por el despliegue y comenzó a ser sondeado por sectores que buscan rearmarse tras el golpe. “El hecho de que tengamos que depender de la fiscalización habla de un sistema que debería cambiar, debemos pasar a un sistema de boleta única”, deslizó tras votar, dejando en evidencia el fastidio que atravesaba el espacio. La paradoja es que, pese a la inoperancia, La Libertad Avanza no hizo una mala elección en ese distrito: Liberman fue uno de los pocos candidatos libertarios con una buena performance, lo que ahora lo volvió una pieza codiciada por distintos actores del espacio.
El operativo de fiscalización fue un tema de conversación de la cúpula libertaria hasta pocos días antes de las elecciones del 7 de septiembre. El jueves previo, en una reunión en Casa Rosada, Sebastián Pareja y Santiago Caputo tuvieron un tenso cruce al respecto, cuando el armador bonaerense le reprochó la responsabilidad de cuidar los votos tanto en Bahía Blanca como en Quilmes, donde competían dirigentes cercanos al asesor presidencial. La discusión no pasó a mayores, pero dejó heridas abiertas que se reactivaron la noche del desastre. Es que, en el búnker de Gonnet y ya con el resultado adverso sobre la mesa, la tensión entre ambos estuvo al filo de volverse física.
Sin embargo, el estallido de verdad llegó al día siguiente, cuando se difundieron telegramas y certificados de escrutinio que mostraban que, por ejemplo, en varias mesas los votos de La Libertad Avanza habían sido cargados como si fueran de Somos Buenos Aires. En la Escuela de Agricultura y Ganadería de Bahía Blanca, por ejemplo, 127 votos libertarios aparecían adjudicados al espacio rival. La indignación se propagó en redes y todos los cañones del “ejército” digital libertario apuntaron contra Pareja, a quien acusaron de haber dejado el control electoral librado al azar. La cuenta Traductor te ama, cercana al oficialismo, lo tildó de “inútil”.
El contraste con el discurso que Pareja había dado apenas cerraron los comicios terminó de encender la furia. El domingo, pasadas las 18, había celebrado el despliegue de “un ejército de 45.717 fiscales” y denunciado “trapisondas de la vieja política” como el robo y rotura de boletas. “Eso hace que uno se sienta más respaldado y que La Libertad Avanza se esté preparando para gobernar la provincia”, afirmó el armador. Pero puertas adentro el mensaje sonó hueco: los propios candidatos reportaban mesas vacías y boletas sin controlar.
Desde el entorno de Pareja defendieron luego el operativo en las ocho secciones electorales bonaerenses. Aseguraron que cubrieron el 95% de los puntos de votación y que “lo que faltaba se iba completando sobre la marcha”. Pero en el terreno el contraste con Fuerza Patria fue evidente: sus fiscales duplicaban en número a los libertarios y, según distintas fuentes partidarias, cobraron entre 50.000 y 90.000 pesos, contra los 40.000 pesos por fiscal que pagó La Libertad Avanza. “Los de ellos estaban en otra liga”, contó a elDiarioAR un militante violeta de la Primera Sección. “Se notaba que ya habían pasado por varias elecciones, tenían otra gimnasia… y encima estaban recontra abastecidos: empanadas, milanesas, gaseosas, frutas, alfajores, caramelos, de todo”.
A esto se habría sumado, según indicaron a este medio fuentes libertarias, una posible falla de coordinación entre el aparato bonaerense y el porteño, que dejó descubiertas varias mesas en el conurbano. Un dirigente de La Libertad Avanza de la Ciudad admitió que “casi no se enviaron fiscales a cruzar la General Paz” y que, a diferencia de mayo —cuando el aparato de Pareja había aportado más de 3.000 fiscales para la victoria de Manuel Adorni en la Ciudad—, esta vez casi “no se mandó gente ni apoyo logístico”.
Rebelión en ciernes
En el ecosistema libertario bonaerense, el traspié electoral dejó heridas abiertas y acusaciones que se multiplican con el correr de los días. Los relatos en off que circulan entre dirigentes y coordinadores se parecen más a un conjunto de pases de factura que a un balance a futuro. “Hay mucha bronca con Pareja y todos los armados seccionales”, resumió uno de ellos, sin disimular su enojo. “Que agarre Espert la motito y venga a fiscalizar él”, deslizó con ironía otro dirigente, que echó un manto de dudas sobre la campaña de cara a las elecciones nacionales. El diputado y economista encabezará la lista de La Libertad Avanza el 26 de octubre.
La irritación contra Pareja y su armado se mezcló a su vez con el fiasco del acto de cierre de campaña en Moreno, donde Karina Milei esperaba entre 7.000 y 10.000 asistentes y apenas llegaron unas 2.000, muchos de ellos barrabravas contratados como “seguridad”. En ese punto, apareció otro foco de descontento que se cruza con la magra performance electoral libertaria y se centra en un nombre y apellido: Ramón “Nene” Vera. En la Primera Sección, el dirigente es señalado como la espada de Pareja y el principal apuntado por diversos manejos “espurios”.
Es que no se trata solo de la frustración por el fracaso en la fiscalización, sino de algo más profundo: la sensación de que el armado bonaerense se convirtió en un “club de amigos” de Pareja, que ocupó los lugares clave y que, paradójicamente, terminó cosechando las derrotas más estrepitosas. “Tomá los distritos de Avellaneda, Lomas de Zamora...todos los capos parejistas perdieron en su distrito. Miriam Niveiro [exconcejal de Almirante Brown con pasado en el espacio de Facundo Manes, ahora candidata a diputada nacional], por ejemplo. Fueron las derrotas más abultadas por la falta de representatividad y capacidad de esos dirigentes”, disparó uno de los dirigentes que hoy empuja el reclamo de cambios. Y remató: “Pareja no armó para Milei, Pareja armó para él”.
En Balcarce 50, la posibilidad de una rebelión generalizada de los dirigentes de la provincia de Buenos Aires contra la conducción de Pareja no parece estar siendo registrada. La mesa bonaerense estrenada esta semana ensayó una autocrítica mínima —“no explicamos bien el esfuerzo”— lejos de alertar que el problema no fue de comunicación, sino de control: sin fiscales y con una tropa desmoralizada, no hay votos que aguanten. La derrota por trece puntos frente a Fuerza Patria expuso que el operativo electoral delineado por la Casa Rosada falló tanto en persuadir votantes como en defender cada sufragio emitido. De hecho, La Libertad Avanza solo consiguió ganar en dos de las ocho secciones electorales de la provincia: la Quinta y la Sexta, y cayó con claridad en las restantes.
Sin embargo, pese al vendaval de críticas internas y las versiones que lo daban por eyectado, Karina optó por blindar a Pareja, que va quinto en la lista de candidatos a diputados nacionales. Apenas días después de la debacle, Javier Milei lo ratificó en persona ante todo el Gabinete como jefe de campaña bonaerense para octubre y difundió un comunicado que selló su continuidad. Un gesto leído puertas adentro como una advertencia: la conducción política sigue siendo territorio de su hermana y de los primos Menem.
La combinación de fondos que no llegaron, audios que exponen la furia de los fiscales y denuncias de irregularidades en el escrutinio dejó al descubierto las grietas y la improvisación que atraviesan al oficialismo libertario. Así y todo, lejos de soltarle la mano a su armador, la secretaria general de la Presidencia decidió redoblar la apuesta: el dispositivo que se desplomó el 7 de septiembre será el mismo que buscará sostener las urnas en octubre. Si falla otra vez, ya no habrá dudas sobre quién carga con la responsabilidad.
PL/MG