arranca el debate por la ley bases

Martín Menem pone a prueba su renovado poder a la sombra de Karina

Con la interna libertaria aún irresuelta y el desafío de evitar más desguaces al proyecto inaugural del Gobierno, Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados, se prueba esta semana su renovado poder a la sombra de Karina Milei. La votación en general está garantizada, como en febrero, pero sigue con final incierto, otra vez, la aprobación del articulado. 

A horas del comienzo del debate nadie tiene en claro, ni los oficialistas ni los amigables, si los votos están, por ejemplo, para las facultades delegadas más acotadas que terminó pidiendo Javier Milei, la lista corta de privatizaciones o el régimen de grandes inversiones y el blanqueo de capitales. 

Simpático si, ejecutor, no. Desde todos los bloques, más o menos cercanos a los intereses del oficialismo, crece el malestar hacia Menem, que debería llevar las cuentas de cómo viene la votación, sobre todo después de que el primer intento naufragara en un sinfín de negociaciones sin jefe. 

Quienes están al tanto de sus movimientos cuentan que Menem trabaja más en su proyección política que en el armado de acuerdos que necesita una Cámara absolutamente atomizada. “Se cree el sucesor de Milei”, lo cuestiona un dirigente liberal. Por lo pronto, él se muestra metido en la política riojana después de haber sido candidato a gobernador. La mayoría de sus posteos en redes sociales están dirigidos a cuestionar las decisiones del gobernador Ricardo Quintela. En paralelo, se fue metiendo en el círculo íntimo de la secretaria general. Con ella trabaja Eduardo Lule Menem, que desde el inicio de la gestión había sido el sostén del presidente de la Cámara de Diputados, y ahora recaló en la Casa Rosada. Los tres están en el armado del partido a nivel nacional. 

Se cree el sucesor de Milei”, lo cuestiona un dirigente liberal

El malestar hacia Martín Menem es transversal a todos los bloques, sobre todo en los jefes de las bancadas, que sienten que presta sus oficinas para las negociaciones, pero no decide. Nunca lo hizo, tampoco antes. Pero promete cosas que después no cumple. Ahora, bajo el cobijo de Karina, empezó a mostrarse más protagonista. 

Reconvertido en el socio estratégico de Karina Milei, Menem intenta tener el control del bloque de los libertarios desde que colocó ahí a Bornoroni. Actúan en tándem después de la ruidosa salida de Oscar Zago. “Se siente protegido”, describen en el bloque para relatar este nuevo rol, aunque sigue bajo fuego amigo. 

Puertas adentro, el desconcierto y malestar es total. El miércoles pasado, cuando la oposición se acercaba sorpresivamente al quórum con 124 diputados (le faltaron solo cinco), no estaban los 38 diputados de La Libertad Avanza para resistir junto al Pro. Una de las ausentes era Marcela Pagano. La diputada seguía de reposo después de su internación tras el estrés político al que fue sometida por el rechazo y presión de la dupla Karina-Menem a su presidencia en la comisión de Juicio Político. Por las dudas, en la mañana del miércoles Pagano llamó a su médico para preguntarle si podía romper la indicación. La desesperación del bloque oficialista era tal que llevó a que el nuevo jefe del espacio gastara los teléfonos para convocar a los propios de urgencia.

Todavía no se aplacaron las versiones de más escisiones como la que generó Zago. En su carta de alejamiento, el ex jefe de bloque invitó a otros legisladores a seguir sus pasos con la conformación de sus propios espacios para después sumarse al paraguas liberal. Le está escupiendo el asado a Menem. ¿Lo seguirán? El tratamiento de la ley Bases y el paquete fiscal, sumado al revés que recibió el Gobierno por la masiva marcha universitaria, sólo esconde las diferencias, que siguen estando. Un tercio del bloque está pensando la propuesta de Zago. Esa es la discusión hoy que podría convertirse en un tembladeral cuando todo pase al Senado. 

“Vamos a testear la capacidad de contención de Bornoroni”, da tiempo un legislador, que no es más que darle tiempo a Menem. En esa lista anotan a la santafecina Rocío Bonacci, con partido propio, Unite; a Pablo Ansaloni, del partido Fe; y Carlos D’Alessandro, de Tercera Posición. Por ahora se quedan, pero las heridas están abiertas.

Más allá de la bendición de Karina, Menem no llega cómodo al debate de hoy. Aún está sin resolverse el affaire Pagano, episodio que sólo se barrió bajo la alfombra de las necesidades. La diputada no se irá del bloque. “No le va a dar el gusto a Karina, que espera por los traidores”, dice un referente expulsado de la mesa chica por sus diferencias con la secretaria general. “Nos quieren convertir en Maslaton, y eso no va a suceder”, aportan los rebeldes. Dicen que sería darle la razón a la hermana del Presidente, que le dice a Milei que lo van a traicionar. No sucederá. 

Sin experiencia parlamentaria, Menem se apalanca en dirigentes prestados. Gran parte del logro de evitar el quórum el miércoles pasado lo consiguió solo por la grieta a la que siguen atados sus aliados, sobre todo del radicalismo de Rodrigo de Loredo. Mientras Bornoroni pasaba asistencia a los propios, Menem convencía a los amigables.

Desde las filas opositoras apuntan a Carla Carrizo (UCR), Karina Banfi (UCR), Silvia Lospennato (PRO), Juan Manuel López (CC) y Oscar Agost Carreño (HCF) como los armadores reales sobre los que se recuesta el presidente de la cámara, sobre todo en el diseño de las comisiones, que demoró hasta semana santa. 

A eso se suma una conducción, dicen, sin códigos políticos. No haber esperado los 15 minutos que son tradición para dar de baja el inicio de la sesión del miércoles pasado, que terminó en expresiones en minoría, podría costarle caro. “Si no le llegan sus diputados por demoras en los vuelos lo quiero ver”, se regodean en la oposición. Sin problemas con los vuelos, y ya repuesta tras las presiones a las que fue sometida, será también la reaparición de Pagano.

MV/MG