El viejo Congreso versus el nuevo

Presupuesto 2026: Menem busca patear el debate para extraordinarias, pero la oposición prepara un último golpe al Gobierno

El Gobierno pide tiempo. Tiempo para reestructurar el Gabinete, tiempo para ordenar su interna y tiempo, fundamentalmente, para que cambie la composición del Congreso y el poder vuelva a manos de La Libertad Avanza. Javier Milei pretende patear el Presupuesto y las grandes reformas para el verano, cuando planea convocar a sesiones extraordinarias, pero se enfrenta a un problema: una mayoría opositora con fecha de vencimiento que resiste y que pretende, este martes, dictaminar el Presupuesto 2026.

Es una puja aritmética con final abierto. Este martes vence el plazo dictado por la Cámara de Diputados para dictaminar el Presupuesto, y el peronismo y el pichettismo están a la caza de las firmas necesarias para poder asegurarse que tendrán el número para presentar sus dictámenes. Cada sector redactó su propia propuesta, pero solo podrán presentarlos si consiguen que haya quórum en la comisión de Presupuesto. Esto es: el mágico número de 25 firmas. 

El Gobierno, mientras tanto, quiere patear el tema para después de diciembre, cuando el Congreso se tiña de violeta y Milei pueda, con apoyo de los gobernadores, hacerse del control de la agenda legislativa. En el oficialismo confían en que tendrán una base de 111 aliados firmes -entre los que se incluyen a los libertarios, bullrichistas, PRO y radicales mileístas- y que, junto al apoyo de los gobernadores, podrán avanzar con todas las reformas que el presidente tiene planeadas para la segunda etapa de su gobierno. Incluido el Presupuesto.

Para resistir hasta diciembre, sin embargo, el Gobierno necesita boicotear el quórum de la oposición en la reunión de comisión del martes. Es la última gran amenaza de una oposición que, dentro de un mes, verá flaquear su poder de fuego y deberá resignarse a correr detrás de la agenda del presidente. 

Guberman al rescate: no hay plata

Una vez más, Martín Menem convocó al secretario de Hacienda, Carlos Guberman, a calmar las ansiedades de sus aliados. La última reunión que había organizado en su despacho, hace dos semanas, no había salido bien: Nicolás Massot y Eduardo Falcone le habían reclamado que incluyera la emergencia pediátrica, la ley de financiamiento universitario y la emergencia en discapacidad, y Guberman se negó. “No hay plata”, afirmó, como toda respuesta.

Esta vez, la cumbre en el despacho de Menem fue más privada. El riojano solo invitó a los aliados más cercanos. Ni pichettistas de Encuentro Federal ni peronistas de Unión por la Patria ni ex libertarios del MID: solo los representantes de los gobernadores aliados y sus amigos, que el Gobierno cuenta como propios. Fueron la mendocina Pamela Verasay, el misionero Carlos Fernández, el radical “con peluca” Martín Arjol, la sanjuanina Nancy Picón, la lilita Paula Oliveto y el santacruceño José Luis Garrido. También fue la diputada del PRO, Daiana Fernández Molero

Hubo reclamos, pero predominó la concordia: todos los presentes coincidieron en que lo que más convenía era que el Gobierno pudiera tener su Presupuesto. La diputada del PRO pidió por la deuda que la Nación tiene con la Ciudad de Buenos Aires en materia de coparticipación. Los provinciales pidieron volver a aplicar los descuentos por “zonas frías” en las tarifas, que el proyecto de Presupuesto había eliminado. Todos pusieron sobre la mesa el problema de la obra pública, y algunos aprovecharon para pedirle los avales al Gobierno para poder endeudarse y conseguir financiamiento extranjero. 

Guberman se negó a todo, excepto a conceder los avales (que no le generan ningún costo). El resto, reclamó el secretario de Hacienda, hay que discutirlo con los gobernadores en las próximas semanas. “Los gobernadores nos piden una cosa, pero después ustedes piden otras cosas en su nombre”, se quejó Guberman. 

El misionero Fernández fue el único que insistió respecto a la aplicación de las tres leyes sancionadas por el Congreso. “Son imposibles de cumplir”, rechazó Guberman, quien insistió en que el Presupuesto incluía recomposiciones para el área de Salud y de Educación, pero que no incluiría las leyes opositoras. Fue el primer reclamo de base que le había hecho la oposición para poder negociar que el Gobierno rechazó de lleno. 

El segundo de esos reclamos era la convocatoria a sesiones extraordinarias: el radicalismo díscolo de DPS, cuyas firmas son claves para el dictamen, le había pedido al Gobierno un gesto de buena fe. Si se comprometía a publicar el decreto de convocatoria a sesiones extraordinarias el martes, de modo de asegurarse de que el Gobierno buscaría debatir el tema en el verano y no lo omitiría como el último par de años, DPS ayudaría al Gobierno. Pero Guberman se negó, alegando que el presidente todavía no había definido qué temas quería incluir en el temario. 

Pese a la falta de respuesta del Ejecutivo, los aliados se comprometieron a ayudar al Gobierno a vaciar la comisión. Pero le advirtieron: si la oposición conseguía las firmas, el Gobierno tenía que presentar su propio dictamen. No podía quedar a la merced de la oposición. Y le ofrecieron firmar el suyo con disidencias, con el compromiso de que luego pudieran ser incluidas en el debate en el recinto. 

El Gobierno dijo que se lo iba a pensar.

El desafío opositor

La oposición más dura está resignada. Sabe que le quedan, como mucho, dos semanas para hacerle daño al Gobierno y que, luego, quedará a la merced de la nueva hegemonía oficialista. Por lo que el desafío es a corto plazo: aprovechar su fugaz mayoría, mientras exista, y forzar al Gobierno a tratar el Presupuesto 2026 este año

El peronismo y el pichettismo tienen sus propuestas de dictamen, que buscarán imponer en el recinto. La del peronismo es un dictamen de rechazo, con algunas propuestas de gastos para áreas claves. Pero la del pichettismo, que está trabajando el cordobés Oscar Agost Carreño, representa una alternativa general al proyecto de Presupuesto presentado por el Gobierno. La base es la misma que la del oficialismo, pero incluye las tres leyes sancionadas por el Gobierno e incorpora varios de los reclamos realizados por los gobernadores: es la propuesta que, muchos de los opositores del “centro”, pretenden que sirva como guía para negociar con Casa Rosada

Necesitan, sin embargo, llegar a las 25 firmas para poder presentarlos. Esperan que, con las 20 del peronismo, las 3 de DPS, 1 de la izquierda y al menos 1 de EF, puedan llegar a tener el número. Pero desconfían de algunos gobernadores y, hasta tarde a la madrugada, los teléfonos de los diputados opositores continuaban encendidos.

MCM/CRM