El 12 de marzo, Jonathan Navarro fue a la marcha de los jubilados después de ver a su padre angustiado por no poder pagar un medicamento de $70.000. Junto con un amigo viajó desde San Martín al Congreso en tren y subte para protestar contra el ajuste de Javier Milei. Fanático de Chacarita, se sumó así a los hinchas de su club y de otros equipos para acompañar a los jubilados. Nadie esperaba la feroz represión que desataron las fuerzas de seguridad de Patricia Bullrich: mientras un proyectil de gas lacrimógeno impactó en la cabeza del fotógrafo Pablo Grillo, casi al mismo tiempo en otro sector de la plaza Jonathan recibió un balazo de goma por parte de un miembro de la Prefectura. Con 33 años, perdió la visión completa del ojo izquierdo. Fue operado dos veces y espera una intervención más. Esta semana –cuatro meses después del ataque– un trabajo independiente logró identificar al prefecto que le disparó.
Aún no se conoce el nombre del efectivo que le disparó a Jonathan directamente en la cara, pero sí se difundió su rostro, su uniforme y su rol exacto en el operativo. La investigación no la realizó el Estado, sino un equipo civil que, desde hace años, registra, archiva y reconstruye episodios de violencia institucional: el Mapa de la Policía.
La reconstrucción del caso Jonathan que se presentó días atrás es la segunda de este tipo, después de la pieza forense sobre Pablo Grillo: a través del cruce de imágenes de testigos involuntarios y fotorreporteros, el trabajo del Mapa de la Policía permitió dar con el gendarme Héctor Guerrero, que ya fue convocado a declarar como imputado por la jueza federal María Servini para el próximo 7 de septiembre. La causa investiga el rol de las fuerzas durante la represión del 12 de marzo, donde hubo más de cien detenidos sin causa y más de 50 heridos.
La expectativa ahora es que la Justicia avance sobre la nueva revelación sobre Navarro, que nació junto con la de Grillo gracias al mismo método artesanal y colaborativo que el colectivo viene perfeccionando desde hace años. La novedad esta vez es que pudieron trabajar junto a la propia víctima.
“Eso fue clave. Laburamos con él, con su relato, con su testimonio. Eso no fue posible con Pablo porque estaba en terapia intensiva. En este caso, además de reconstruir, pudimos construir algo junto a Jonathan, que lo saca de la figura de víctima pasiva y lo pone en un lugar más activo, pudimos generar con él un elemento que vaya en la dirección contraria: el Gobierno tira contra Jonathan y Jonathan puede organizarse en la comunidad y devolverle algo a la agresión”, apunta Matías Castro, uno de los integrantes del Mapa, en diálogo con elDiarioAR.
Cocinar la verdad
El Mapa de la Policía se trata de un espacio de coordinación entre colectivos, medios autogestivos, activistas, fotógrafos y realizadores que se organizan de forma horizontal. Puntualmente para Jonathan se hizo un trabajo conjunto entre la revista Crisis, el CELS, Argentina Humana, la Asociación Contra la Violencia Institucional (ACVI) y el Instituto En Foco. También colaboró el Estudio CKZ Abogados, que representa legalmente a Jonathan.
En la plataforma del Mapa participan unas 25 personas de manera estable y con encuentros semanales, y hay un “segundo anillo” de colaboradores –reporteros sueltos, organizaciones aliadas, vecinos y testigos involuntarios– que se activan en coberturas de alto riesgo. Desde el 12 de marzo, están alertas a cada marcha de los jubilados de los miércoles.
A contramano del vértigo informativo, el método del Mapa se cuece lento. El insumo principal es la imagen, pero también lo son la paciencia y la precisión. Cada video o foto es geolocalizado, cruzado con metadatos, comparado con otros registros y finalmente incorporado en una secuencia narrativa. Las reconstrucciones —inspiradas en técnicas de arquitectura forense— permiten establecer responsabilidades: desde la posición de las fuerzas, el sentido de los disparos, hasta la posible identificación de uniformados.
En el relevamiento sobre Jonathan fue clave la cámara de un domo de la policía ubicado en el Congreso a la que se accedió gracias al pedido de la Justicia como parte del expediente que investiga el ataque a Pablo Grillo. Desde esa perspectiva quedó registrado el movimiento de la línea de prefectos sobre el costado de la plaza del Congreso que da a Rivadavia. Lo que hizo el Mapa fue cruzar esa toma con imágenes capturadas desde la calle y que dieron otra perspectiva de la represión.
El prefecto que atacó a Navarro fue identificado por varios elementos: el color naranja del rifle BYRNA TCR que portaba, una marca blanca en su casco, protecciones de antebrazo colgando de la cintura y un guante negro en una mano. No debería tardar mucho tiempo en conocerse su nombre.
La represión contra el hincha de Chacarita además permite pensar en una denuncia más ambiciosa: que las fuerzas de Bullrich actuaron en coordinación para reprimir ferozmente la manifestación. Porque Navarro recibió su disparo sobre la Avenida Rivadavia casi a la altura de Rodríguez Peña apenas tres minutos después de que en el otro costado de la plaza del Congreso, sobre Yrigoyen y Solís, cayó gravemente herido Grillo. Desde el Mapa entienden que la orden de avanzar con toda la fuerza bajó por igual desde el comando central que tenía Bullrich en el ministerio.
“Podemos distinguir un método porque las fuerzas operan bajo un esquema repetido, con lógicas y patrones de actuación que se pueden leer de esa manera”, comentó esta semana en Gelatina Alejo Fraile, editor del Mapa. “Queremos decirle a las fuerzas de seguridad que los vamos a detectar, vamos a mostrar quién fue el efectivo y cuando Bullrich se vaya van a perder el trabajo y es muy posible que vayan en cana”, advirtió Mario Santucho, director de Crisis.
El insumo del Mapa
El archivo denominado A.H.O.R.A. (Archivo Histórico de la Represión en Argentina) es el corazón del Mapa, donde se documenta todo el material que se aporta sobre cada marcha. “Nos llega más material que antes, pero seguimos haciendo un trabajo artesanal. Tres o cuatro compañeros revisan las fotos y los videos, separan lo que sirve, lo clasifican”, dice Castro. Como cada aporte cuenta, ante cada cobertura reiteran el pedido: quien participa de una manifestación y sea testigos de la represión policial puede enviar sus materiales a registrocolectivo.mapa@gmail.com.
Así, por ejemplo, están buscando desde junio dar con oficiales que en la marcha del 11 de ese mes le quebraron el tobillo a una mujer. Y se está ampliando la red, con un Mapa de la Policía La Plata y otro en Córdoba. La plataforma ya escaló por sí sola tras ser meramente un mapa con casos de la Policía de la Ciudad, ya que también cuenta con un podcast en Spotify con contenido sobre la temática. Otra reconstrucción reciente es sobre el abuso de efectivos a un joven en Mataderos: lograron identificar al oficial Mauro Prieto de la Comisaría 9A.
En el caso de Jonathan, el flujo de material se activó apenas se publicó la primera pieza visual. “Inmediatamente empezó a llegar más material. Y quienes ya tenían en mente lo que habíamos hecho con Grillo nos mandaron material nuevo para laburar sobre Jonathan”, relata Castro. Así, la circulación genera retroalimentación: la visibilización multiplica los insumos, que a su vez robustecen las piezas siguientes.
El Mapa no forma parte de ninguna estructura institucional, pero sus informes ya son utilizados en causas judiciales. En el caso Grillo y en el de Navarro, el material producido se puso a disposición de los juzgados que investigan los hechos. En paralelo, se está gestando una causa más amplia para analizar la totalidad del operativo del 12 de marzo. “Todo lo que recolectamos está también pensado para ponerlo a disposición de la justicia”, confirma Castro.
Aun así, el Estado parece operar en la dirección contraria: borrar, diluir, obstaculizar. La misma fuerza de seguridad que disparó es la que entrega los partes, y el ministerio de Bullrich nunca reconoció responsabilidad alguna. De hecho, la investigación dentro de la Gendarmería sobre el cabo Guerrero ya fue cerrada, sin encontrarlo culpable, pese a que disparó el gas lacrimógeno de manera indebida.
En este contexto, el Mapa funciona como contraarchivo. “No somos un medio de comunicación, pero salimos a disputar la verdad”, dice Castro. Frente al borramiento estatal, registra. Frente a la impunidad, nombra. Frente al discurso hegemónico, reconstruye.
MC