Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Opinión
Opinión

Tras el huracán libertario, economistas progresistas buscan un nuevo relato que supere al kirchnerismo

Milei celebra el triunfo en las legislativas

0

Javier Milei logró uno de los mejores porcentajes de un oficialismo en elecciones intermedias desde el regreso de la democracia, aunque con la salvedad de que nunca votaron tan pocos en 42 años como el pasado domingo. Raúl Alfonsín alcanzó el 43,5% en 1985, pero perdió en 1987, cuando los gobiernos duraban seis años, y el radicalismo dejó el poder en 1989.

Carlos Menem venció con 40,8% en 1991, tras derrotar la hiperinflación, y con el 43,4% en 1993. En 1995 fue reelecto con el llamado voto cuota, el de aquellos que temían que si perdía el entonces presidente peronista neoliberal no iban a poder pagar los préstamos que habían sacado para consumir o comprar vivienda. Después hay que saltar hasta 2017 para volver a ver a un oficialismo ganando elecciones de medio término por más del 40%: Mauricio Macri, con el 41,7%. Dos años después fue el primer presidente de la historia argentina que perdió su reelección.

Ahora Milei triunfó con el 40,3% y la principal fuerza opositora, el peronismo, aparece hundida sin un discurso que proponga algo nuevo para la población sino un regreso a un pasado supuestamente dorado de 2007 a 2015, cuando gobernó Cristina Fernández de Kirchner. Difícilmente puede despegarse por ahora de ese relato el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que fue el ministro de Economía de esos últimos dos años (y en los dos previos, el vice), y que ahora le cuesta ensayar las nuevas canciones que prometía cantar. Implicaría una autocrítica. En la práctica lo está haciendo con unas cuentas públicas bonaerenses ordenadas sin mutilar al Estado, como amputa el Presidente, pero a la hora del discurso tararea una melodía críptica para el gran público cuando, por ejemplo, justificó en un reportaje con el diario Clarín los subsidios energéticos de su gestión, pero da entender que no los repondría en un eventual presidencia suya.

Axel Kicillof en el búnker de la derrota

Quizás, a los 54 años, Kicillof pueda seguir el camino del tornero y sindicalista Lula Da Silva, que perdió las elecciones de 1989, 1994 y 1998 con un discurso anticapitalista y socialista y que en 2002, a los 57 años, llegó al poder en alianza con centristas y empresarios tras escribir una Carta al Pueblo Brasileño que prometía: “Queremos un cambio, pero un cambio tranquilo y seguro. El cambio que proponemos no es una ruptura, sino la construcción de un nuevo modelo de desarrollo que combine crecimiento económico con distribución de ingresos y estabilidad. Cumpliremos todos los contratos y obligaciones del país. El superávit fiscal y el control de la inflación son conquistas del pueblo brasileño y serán preservadas. El objetivo del nuevo gobierno será garantizar la estabilidad, incentivar la inversión privada y ampliar el mercado interno a través del consumo de los más pobres”. Y así lo ha hecho hasta ahora. Incluso para derrotar a Jair Bolsonaro se alió con sus exenemigos de centroderecha.

Algunos economistas progresistas están empezando a componer músicas que se diferencia de la doctrina kirchnerista. El pasado 13 de agosto, casi una semana después de la fugaz victoria peronista en la provincia de Buenos Aires, se presentó en público Futuros Mejores, donde están el exviceministro de Economía del inicio del gobierno de Alberto Fernández, Haroldo Montagu, Mara Pedrazzoli -periodista de Página/12-, Lucía Cirmi –ex subsecretaria de Políticas de Igualdad–, Leandro Mora Alfonsín –exdirector de Política Industrial– y Tomás Lukin –fue vocero de Mercedes Marcó del Pont en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)–, entre otros profesionales, no sólo economistas. Está claro que critican al gobierno de Milei, pero también a lo que sucedió en los dos últimos gobiernos peronistas (2011-2015 y 2019-2023).

“El modelo de tipo de cambio alto (se refiere al paralelo), restricciones a la demanda sobre el dólar y protección para la industria, genera empleo, o al menos no lo destruye, pero provoca una dinámica inflacionaria y de arbitraje sobre los distintos precios del dólar que termina erosionando el día a día de la producción, sin terminar de lograr hasta ahora la tan mentada diversificación productiva”, dice el documento inicial de Futuros Mejores. “Proponemos un programa alternativo y actualizado para lo que necesita nuestro país, sin desatender la vinculación de la política macro con otros objetivos de la política pública (algo que suele ocurrir en las filas más ortodoxas) pero sin desentendernos de su importancia y especialmente de la necesidad de proponer caminos sostenibles (algo vacante en filas ortodoxas y heterodoxas)”, apunta el informe de estos economistas.

Haroldo Montagu.

Uno de ellos lo simplifica: “No es posible sostener el déficit fiscal con emisión monetaria porque impacta. Esos pesos se van al dólar y el dólar se va a la inflación, pero tampoco obsesionarse con un superávit fiscal que impacta en lo social y no resuelve la macro, como ahora que faltan dólares”. Se autoperciben del “campo nacional y popular”, en el universo PJ, pero no responden a un dirigente determinado. También están preocupados por el 43% del trabajo en la informalidad.

Tres días después de aquella presentación en sociedad el llamado Grupo Paternal publicó su propio documento, “Por una Argentina desarrollada. Lineamientos estratégicos alternativos”. En ese barrio porteño, intelectuales de la autodenominada “izquierda democrática” vienen reuniéndose desde 2024 en busca una alternativa política. Entre ellos hay economistas, como el investigador del Consejo de Investigaciones Científicas (Conicet) y reciente candidato a diputado del Movimiento Ciudadano del socialista Estebán Paulón, Juan Martín Graña, el consultor Martín Kalos, Diana García, Pedro Gaite –nieto y discípulo del exministro de Economía Aldo Ferrer y economista jefe de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), que preside Marcó del Pont–, el asesor financiero Adrián Rojze, Nicolás Bertholet y Ricardo Martín, entre otros.

“Argentina enfrenta una situación complicada. Acumula años de estancamiento, de deterioro del entramado productivo, de creciente precariedad laboral y social. La estabilización es necesaria, de la mano de un programa económico que siente las bases para un desarrollo futuro”, reza el documento del Grupo Paternal. “Pero hoy el Gobierno de Milei prefiere buscar éxitos políticos de corto plazo, mientras profundiza problemáticas estructurales como el bimonetarismo, la heterogeneidad productiva y el deterioro del mercado laboral. El de Milei no es el único Gobierno que, frente al dilema de desarrollar la economía o ganar elecciones, prioriza su autoconstrucción partidaria. Pero cada oportunidad dilapidada, cada apuesta (seria o delirante), tiene un costo mayor que la anterior para nuestra sociedad e hipoteca más años de nuestro futuro. Este documento es un aporte del Grupo Paternal al debate público. Es la tarjeta de invitación hacia quienes buscan una alternativa a la actualidad y a los errores del pasado”, rezaba la profesión de fe del colectivo, en el que quedan asuntos por debatir pero hay consenso sobre evitar déficits fiscales ante desbordes macroeconómicos o en años de crecimiento. Quedan por debatir cuestiones dentro del progresismo sobre qué hacer con la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cepo cambiario o las retenciones a la exportación.

Esteban Paulón y Juan Martín Graña.

Las ideas alternativas progresistas también se incuban en la fundación Fundar, que fundó y preside Sebastián Ceria, un empresario tecnológico –accionista de la alemana Qontigo, que le compró su firma Axioma, y dueño del Racing de Santander– que se diferencia en el pensamiento de colegas suyos como los oficialistas Marcos Galperin (Mercado Libre), Martín Migoya (Globant) o Martín Varsavsky. En su área de economía está al frente Guido Zack –execonomista jefe del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE)–; en la de planificación productiva, Daniel Schteingart –exdirector del Centro de Estudios de la Producción (CEP) en el gobierno anterior–; en la de estrategia, Ingrid Bleynat; y en la de integración socioproductiva, la politóloga y exministra de Desarrollo Humano y Hábitat del gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta, María Migliore.

En Fundar se diferencia del kirchnerismo en que defiende la estabilidad macroeconómica, aun a costa de pagar costos de corto plazo como no se hizo ni en 2011, en el inicio del segundo gobierno de Cristina Kirchner, ni en 2022, cuando Sergio Massa asumió como ministro de Economía. Allí también consideran que se necesita superávit fiscal en estos tiempos en que no hay acceso a los mercados internacionales de deuda. Descartan la vía de financiar déficit emitiendo moneda. Rechazan el cepo o la sobreprotección de industrias como la textil o la electrónica fueguina y defienden la búsqueda de eficiencia en el gasto público.

Daniel Schteingart

De Martín Guzman a Rodríguez Larreta

Uno de los primeros en buscar un giro es el exministro de Economía Martín Guzmán, pero su intento quedó frustrado por el rechazo de la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el insuficiente respaldo de un débil presidente como era Alberto Fernández. El año pasado, vinculados por el papa Francisco, Guzmán y el ahora diputado electo Juan Grabois ensayaron una alianza, pero este último se terminó encolumnando en las últimas elecciones dentro de la lista ordenada por la expresidenta y aún jefa del PJ más allá de su condena judicial.

Por experiencia propia, Guzmán es de los que cree que hay cada vez más consenso de los economistas progresistas en que es necesaria una consistencia macroeconómica para bajar la inflación como método de justicia social y con un Estado que mejore la productividad de la economía, no como empresario, pero advierte que falta el respaldo político a estas ideas en la cúpula del peronismo. El exministro, que se mantuvo al margen de la campaña, mantiene diálogo con gobernadores y sindicalistas, pero considera que esos ganadores del domingo –los de Formosa, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero y La Pampa– deben unirse y plantarse en una disputa una interna con Cristina Kirchner para vencerla y presentar en 2027 al electorado una propuesta superadora a Milei, un presidente que la mayoría elige pese a las penurias porque no quiere volver al pasado y también por temor a que si Donald Trump retiraba el rescate por el resultado electoral se avecinaba un lunes catastrófico para el dólar y la inflación.

Guzmán, ahora consultor y profesor en las universidades de Columbia y La Plata, confía en que pueda ser Kicillof quien encabece esa movida, pero para eso deberá diferenciarse más de su rival interna y de su propio pasado. Mientras, este experto en deuda ya calcula que un futuro gobierno deberá suspender pagos al FMI con apoyo de Europa y Asia, posicionarse como Lula ante Trump, sin romper pero negociando firme, y canjear bonos con los inversores para alargar plazos.

Martín Guzmán, exministro de Economía del gobierno de la coalición peronista Frente de Todos.

Al tiempo que algunos economistas del campo nacional y popular o la izquierda democrática ensayan nuevas canciones, el legislador porteño electo Rodríguez Larreta viene corriéndose del centroderecha que abrazó desde joven, cuando comenzó a militar en el menemismo, al desarrollismo de su padre, dirigente histórico del antiguo Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Tras alejarse del PRO, fundó el año pasado el Movimiento al Desarrollo (MAD), que viene difundiendo diversos artículos que muestran un cambio en su discurso.

En agosto pasado, tras el decreto que restringió la migración, el legislador Claudio Romero escribió en su contra una nota titulada “Migrantes: otra grieta”. En septiembre, después de las insistencias del ministro de Economía, Luis Caputo, de poner como modelo a Perú, el sociólogo Tomás Delgado se preguntaba “Argentina: ¿Noruega, Perú o ninguna?”, mientas que el equipo de MAD escribía “Desregular no es desarrollar. La verdadera desburocratización no es eliminar normas al azar, sino darle a la ciudadanía un Estado confiable, cercano y previsible”. Mensaje para el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger.

Larreta celebró que su espacio obtuvo tres bancas en la legislatura porteña

Gabriel Delgado, que iba a ser pero no fue secretario de Agricultura del gobierno anterior, publicó después en el MAD su visión de este sector. Después vino otro artículo que difundió el movimiento de Larreta sobre el rescate norteamericano: “Si el apoyo financiero de la administración Trump al gobierno nacional ayuda a acelerar el desarrollo, amplía la autonomía futura. Pero si se usa como especulación financiera, nos ata”. Este martes, el director ejecutivo de MAD, Francisco Resnicoff, agregó: “Un paso adelante en la dirección equivocada. El apoyo de Estados Unidos nos mete en la disputa del poder global, cuando nuestra política exterior debería estar asociada explícitamente al imperativo categórico del desarrollo”. Son tiempos de reseteo.

AR/MG

Etiquetas
stats