María Becerra hizo historia y rompió récords en River con su show 360
El Monumental fue testigo del crecimiento que María Becerra atravesó en apenas un año. Tan solo con inaugurar su show este 12 y 13 de diciembre, la cantante argentina ya rompió récords al convertirse en la primera mujer argentina en dar tres shows agotados en River Plate, un logro que iguala los hitos de artistas de la envergadura de Taylor Swift y Madonna.
Frente a 85 mil personas en cada función, María Becerra se encargó de hacer historia. Se consolidó como una de las cantantes argentinas más convocantes de su generación al concretar tres sold out en el icónico estadio, sumando los del año pasado, sobre un escenario inmersivo y sin precedentes que permitió a todos sus espectadores envolverse en la experiencia conceptual de “Quimera”, su nuevo álbum. Este trabajo es una profunda exploración de las distintas facetas de la personalidad de la artista, cuyo universo tomó forma de manera espectacular dentro del Monumental.
El show 360°
Con Quimera recién estrenado, la propuesta conceptual de María Becerra se mostró muy diferente a la primera vez que se presentó en River Plate. El show de casi tres horas no solo fue un recital, sino una puesta teatral completa, dividida en cinco etapas que representaban el universo y la estética de sus cuatro alter egos: Jojo, Shanina, Maite y Gladys. La ingeniosidad se desplegó en un escenario circular en el centro del campo, con la banda ubicada en un pozo y pantallas gigantes estratégicamente ubicadas, asegurando una experiencia 360° de calidad internacional para los miles de asistentes.
A lo largo de la noche, María Becerra, con sensibilidad a flor de piel y cinco impactantes cambios de vestuario, se animó a correr riesgos, potenciando su faceta de actriz y mostrando una versión disruptiva y genuina, lejos del reggaetón de sus inicios. Más de 70 personas en escena , entre bailarines, performers y coristas, acompañaron el viaje de sanación y autodescubrimiento narrado por los alter egos.
El escenario circular volvió a ser el corazón de todo. María en el centro, el público rodeándola como un mantra colectivo. No había “campo” ni “platea”.
Invitados sorpresa
La estructura del show se construyó sobre los elementos que rigen a cada faceta de la cantante. Shanina (agua) fue la encargada de la apertura con “Ramen para dos” junto a Paulo Londra, el primer invitado sorpresa de la noche, un gesto audaz al compartir el protagonismo inicial con el trapero cordobés. Luego, la etapa de Maite (aire), la más sensible y vulnerable, contó con la ovación del público cuando Abel Pintos subió al escenario para interpretar “Recuerdo que nunca existió”, seguida por la aparición de Tiago PZK en “Entre nosotros”.
El tercer gran momento, regido por el elemento tierra, estuvo a cargo de Gladys, quien representó las raíces de María con una energía arrolladora y bailable. En un giro completamente teatral, la cantante montó una escena cómica que ilustraba una cena en su barrio natal, llegando a invitar a su propia familia al escenario. El sketch se coronó con la aparición de Ariel Puchetta, de Ráfaga, en un “medley” bailable de “Mentirosa” y “Adiós”.
Uno de los momentos más comentados de la noche llegó cuando Tini apareció como invitada sorpresa. El estadio explotó en un grito que mezcló admiración, complicidad y sentido generacional. No fue solo un cruce de hits, fue el encuentro de dos artistas que crecieron a la par del público que las miraba, dos carreras que dialogan desde el pop argentino hacia el mundo.
Y como si River necesitara un condimento más, Pampita desfiló en escena durante “Sexo es la moda”, sumando glamour y potencia simbólica a una noche que ya desbordaba estímulos. El concierto avanzó entre picos de euforia y momentos íntimos, con una puesta que combinó coreografías precisas, fuegos artificiales y cambios de vestuario.
Un cierre de emoción genuina
Tras casi dos horas de show, el último alter ego, Jojo (fuego), irrumpió con sensualidad e irreverencia, convirtiendo el escenario en un desfile de empoderamiento y diversidad. La artista encendió a todo el estadio, llegando a aparecer sobre un escorpión gigante, en un despliegue de producción que recordó a grandes íconos del pop global.
El broche de oro, luego de una voz en off a cargo de Gabriel Rolón que narró la transición emocional, llegó con la faceta más íntima de María. Después de invitar a su telonera Taichu para interpretar “Pierdo la cabeza”, el cierre definitivo quedó a cargo de una actuación íntima y conmovedora junto a su novio, J Rei. Mientras la pareja se elevaba sobre el escenario al ritmo de “Mi amor”, J Rei le mostró un tatuaje a la cantante, desatando sus lágrimas genuinas. María, visiblemente conmovida, se fundió en un abrazo con su pareja, sellando un final emotivo que cautivó al público masivo.
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