La economía de Milei: menos inflación por un dólar planchado, no por una macro sólida

Argentina sí es un país “normal” —similar a otros de la región— en la mayoría de sus indicadores económicos y sociales, pero no lo es en dos fenómenos espejados: la inflación y el dólar, el dólar y la inflación. En Argentina, la inflación es provocada por múltiples factores, pero la reacción de los precios es especialmente sensible a las variaciones del tipo de cambio.
Las causas que explican la dinámica de precios en otros países de la región y el mundo difieren sensiblemente de las que operan en el contexto argentino.
En diciembre de 2023 se evidenció, con la devaluación del peso y durante toda la gestión de Milei, una macro más ordenada en Argentina. Se repite desde un lado y otro de la grieta que hay que tener una “macro ordenada”, pero este eufemismo puede significar muchas cosas. La receta ortodoxa contra la inflación se conoce, la heterodoxa no tanto. Desde Futuros Mejores creemos que una macro ordenada en Argentina es acumular reservas de manera genuina y tener precios estables. El equilibrio fiscal y monetario son herramientas que ayudan a ese objetivo, pero no son objetivos en sí mismos.
El déficit fiscal genera inflación, pero no como lo cuenta Milei. El exceso de pesos en circulación no implica inflación de forma directa, sino por su impacto en el mercado de cambios. Los pesos que “sobran” no hacen subir los precios per sé, sino que se usan para comprar dólares y presionan sobre la paridad, generando así más inflación. ¿Qué políticas instrumentó el equipo económico Milei? Mientras proclama que la inflación ha descendido por el ajuste fiscal y monetario, los precios se ajustan siguiendo la cotización del dólar, que está planchada. Por eso, desde inicios de su gestión hay una búsqueda desesperada por conseguir financiamiento externo para acumular reservas y así sostener un tipo de cambio apreciado.
Desde comienzos del mandato de La Libertad Avanza, el peso argentino fue la moneda que más se apreció en el mundo. Pero esa apreciación no se sostiene sobre una economía sólida, sino en un esquema transitorio de endeudamiento, carry trade y apoyo del FMI. De los 24.000 millones de dólares acumulados en los primeros 19 meses de gestión, sólo 5.600 millones son “genuinos”.
Mientras tanto, ¿cuál es la política que siguen el resto de los países del mundo respecto del tipo de cambio? Globalmente, aun cuando se proclama que los bancos centrales “la miran de afuera”, la evidencia empírica muestra que los gobiernos intervienen activamente en el mercado cambiario, para limitar las fluctuaciones excesivas y acomodar el tipo de cambio acorde a mejorar la competitividad de su economía. La “flotación administrada” es la norma, no la excepción.
Desde nuestro espacio proponemos para un futuro mejor para la macro argentina lo siguiente:
- En material de política cambiaria, que la volatilidad del precio del dólar sea administrada, con bandas explícitas pero flexibilidad ante shocks externos, intentando que el tipo de cambio refleje los fundamentos de la estructura productiva, favoreciendo a los sectores intensivos en mano de obra y exportadores del país.
- Aplicar medidas macroprudenciales que resguarden al país de reversiones abruptas de flujos de capitales.
- Acumulación genuina de divisas. Esto sólo se logra con más exportaciones, y puntualmente, con más exportadores en rubros estratégicos. La cantidad de empresas exportadoras en el país está estancada en 7.000 firmas desde hace mucho tiempo, y para que ese número crezca no alcanza con la política tradicional de promoción a las exportaciones. Para poder ser competitivos se necesita inversión estatal en infraestructura —hoy recortada— y hubs logísticos, sistemas nacionales de calidad que certifiquen sus productos y alineación de esquemas impositivos.
- Equilibrio fiscal intertemporal. Ya que es tan peligroso mantener déficits fiscales crónicos, sin posibilidad de financiarlos con emisión monetaria, como inútil mantener superávits fiscales año tras año intentando controlar de esa única forma la inflación. El sendero fiscal debería buscar el balance de las cuentas públicas justificando un déficit en coyunturas críticas e intentando recomponer el equilibrio en tiempos de bonanza.
- La tasa de interés debe ser positiva. En Argentina una tasa de interés positiva en términos reales tiene el potencial de promover el ahorro en pesos sin desincentivar la inversión productiva, que reacciona más a la demanda interna. Por el contrario, una tasa de interés negativa no logró aumentar la tasa de inversión productiva y alentó la dolarización de los ahorros.
Una “macro ordenada para Argentina” a largo plazo, apunta a fomentar inversiones que diversifiquen la estructura productiva y promuevan el crecimiento con equidad social. En el mediano plazo, procura mejorar el perfil de deuda pública y garantizar tasas de interés sostenibles. Y a corto plazo, busca responder a crisis, como las de balanza de pagos, estabilizando la economía frente a shocks externos o endógenos.
*Los autores son miembros de la organización Futuros Mejores.
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