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La economía tras las elecciones

Rebota el dólar, mientras el Gobierno define que el salario suba por mérito y no por inflación

El salario mejorará al que la empresa juzgue que rinde más, sin importar la inflación que lo reduce.

Alejandro Rebossio

28 de octubre de 2025 12:37 h

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Poco duró la baja del dólar después de la victoria electoral de La Libertad Avanza (LLA). Este lunes bajó de $.1515 a 1.460, pero este martes rebota 3% a 1.505 porque en la City porteña y en Wall Street también consideran que, aunque hayan ganado los candidatos de Javier Milei, el Gobierno tendrá que liberar el tipo de cambio y comenzar a acumular reservas internacionales. Entienden que eso derivará en un peso ni muy apreciado como a principios de año ni muy devaluado como antes de los comicios.

Pero Milei sostiene que no es depreciando el peso que conseguirá la competitividad de la economía argentina. Sino, bajando el costo laboral y tributario con las reformas de flexibilización del trabajo y de rebajas impositivas, que ya tiene casi listas. También con las privatizaciones para dejar muchas áreas en manos del sector privado: ya empezó con la ruta del Mercosur y continuará con otras, como las centrales hidroeléctricas de la región patagónica del Comahue, los trenes de carga y la Hidrovía del río Paraná.

Esta última en enero pasado se frustró en el medio de tensiones entre el asesor presidencial Santiago Caputo, sus amigos empresarios Juan y Patricio Neuss, y el expresidente Mauricio Macri, cada uno interesado en sostener a diversos oferentes.

“Un dólar libre y de equilibrio debería ser el valor del MEP (Mercado Electrónico de Pagos)”, opina el economista de un banco, que prefiere resguardar el anonimato. El dólar MEP, que se compra comprando y vendiendo bonos, está ahora a $1.475. “El MEP es lo más parecido que tenés a un dólar libre y de equilibrio. Para mí, esta demanda de dólares de hoy es súper transitoria, tiene que ver con cosas puntuales, como la demanda de bancos por la exigencia de efectivo mínimo en dólares que le hace el Banco Central a fin de mes, pero aflojará en los primeros días de noviembre”, añade.

Dólares en mano, el fetiche de muchos argentinos.

“Hoy es muy prematuro pronosticar a cuánto debería irse el dólar”, coincide Juan Pablos Ronderos, socio de la consultora MAP. “Las elecciones cambiaron por completo el panorama, pero faltan un montón de definiciones, siendo la principal si con esto se logra abrir el mercado internacional de financiamiento voluntario para el Gobierno”, agrega Ronderos. Es decir, si consigue dólares endeudándose con inversores financieros, no sólo con el rescate de Estados Unidos.

Por ahora, siguen las dudas del mercado y por eso el índice de riesgo país bajó de la zona de default de más de 1.000 puntos básicos a 652 el lunes, pero rebota 8,5%, a 708 este martes. Este es un nivel que aún no permite emitir deuda afuera.

“A pesar de la victoria en las elecciones, el mercado ya no le cree al sistema de bandas cambiarias, y menos aún cuando el dólar está muy cerca de la banda superior ya que genera incentivos a reducir la oferta y aumentar la demanda privada para hacerse los dólares que venda el Banco Central”, comentan en otro banco de inversión. “Hasta que las autoridades no expliciten un sistema más flexible, las presiones seguirán. Dicho esto, en un mercado más libre y con el mercado más normalizado en términos de oferta y demanda, un dólar alrededor de los $1,500 me parece razonable”; añade.

En cambio, Juan Miguel Massot, analista económico, especula con que “un dólar del orden de $2.000 el día de hoy podría reducir o eliminar el exceso de demanda de dólares”. “Esto se sustenta a que un nivel más elevado permitiría cambiar la dinámica comercial externa, de importaciones, exportaciones, servicios reales, y la financiera, el atesoramiento de privados. Esto facilitaría que, a corto y mediano plazo, el país crezca sin el temor a una crisis de balance de pagos”, agrega Massot, que concluye: “Si con el paso de los años el crecimiento de la productividad permitiese que esta se ubique en niveles más parecidos al de nuestros principales socios, el tipo de cambio real debería reducirse paulatinamente a niveles cercanos al actual. En caso contrario, el país seguirá necesitando el financiamiento externo y por montos elevados, lo cual ha dependido, básicamente, de la buena voluntad política de gobiernos como Estados Unidos y de organismos internacionales, algo que es absolutamente extraordinario”.

La reforma laboral libertaria

Mientras, el Gobierno ya ultima el detalle del proyecto de ley laboral que enviará al Congreso en diciembre próximo. Eso sí, en el oficialismo descartan la idea de ampliar la jornada laboral de 8 a 12 horas, aunque sí se creará un banco de horas, por el que un día puede suspenderse el trabajo por falta de actividad en el negocio y ese tiempo se compensaría a lo largo de otros días.

Los otros puntos clave de la flexibilización que planea el secretario de Trabajo, Julio Cordero son:

  • Paritarias por empresa, no por sector. Existen dos esquemas posibles: que el convenio de empresa tenga prioridad sobre el convenio de actividad o que, como ocurre actualmente, el convenio de actividad prevalezca, permitiendo que el de empresa sólo pueda mejorar las condiciones del primero. “A diferencia de los convenios por actividad, los acuerdos por empresa permiten ajustar las cláusulas a las realidades de cada empresa, sus trabajadores y la región donde desarrolla su actividad económica”, sostienen en el Gobierno.
  • Salario dinámico por mérito, no más aumentos generalizados para todos los empleados. “Las paritarias deben contemplar un principio esencial sostenido también por la OIT (Organización Internacional del Trabajo): la sostenibilidad económica de las empresas”, justifican en LLA. “Los convenios y las paritarias deben construirse sobre bases realistas, que luego puedan mejorarse a nivel empresa cuando las condiciones lo permitan. El salario dinámico por mérito y productividad es uno de los ejes centrales para modernizar las relaciones laborales. Busca incorporar criterios objetivos de rendimiento y resultados en las negociaciones colectivas, acuerdos de empresa o individuales. Su propósito es mejorar el salario y reconocer el mérito sin comprometer la sostenibilidad empresarial. Hasta ahora, las negociaciones salariales se centraron casi exclusivamente en la inflación, un modelo agotado”, argumentan en el Gobierno, pese a que ha sido una de las claves del Pacto de la Moncloa de 1977 que aún mantiene España y que ha permitido el desarrollo de este país en acuerdo entre las diversas fuerzas políticas, el empresariado y los sindicatos. Pero los libertarios pretenden otro modelo: “El cambio económico impulsado por Milei exige pasar de un sistema indexado a uno que premie el esfuerzo individual y fomente la eficiencia colectiva. El incremento salarial dinámico propone que el salario básico remunerativo se complemente con componentes variables vinculados al desempeño, la productividad y la eficacia. Así, el salario se convierte en un motor de mejora continua, con incentivos reales tanto para el trabajador como para la empresa. El que más produce, más gana; y la organización que reconoce el mérito, crece. Estos mecanismos ya funcionan en algunas empresas para el personal fuera de convenio; el objetivo es incorporarlos formalmente a las negociaciones colectivas, siempre en acuerdo con los sindicatos. Un sistema puramente solidario, donde todos perciben lo mismo sin importar el esfuerzo o los resultados, desincentiva la productividad y promueve la mediocridad”, alegan.
  • Eliminar “rigideces que frenan la creación de empleo, simplificar procesos y modernizar normas”: en el Gobierno prometen “mantener y fortalecer los derechos esenciales de los trabajadores”, pero no está claro cómo. “Se busca facilitar la contratación y la formalización, no eliminar protecciones. El propósito es generar más trabajo formal y de calidad en un marco legal ágil que acompañe los cambios del mundo productivo actual y futuro. Entre las reformas mencionadas por el presidente se encuentran: digitalización de los procesos de registro, eliminación de trabas burocráticas, libertad contractual para pagar sueldos en la moneda que se pacte, implementación de bancos de horas”, explican en el oficialismo.

Tras ganar las elecciones en la provincia de Buenos Aires y cumplir su promesa de raparse la cabeza, Diego Santilli se explayó este martes con que promocionar un modelo laboral como el de Paraguay: menos contribuciones patronales para blanquear personal. Sin embargo, seis de cada diez trabajadores del país vecino siguen empleados en la informalidad, un tercio cobra menos que el salario mínimo y el 12% de su población sigue viviendo en el exterior, ya que emigró para buscar mejor trabajo, como quienes están en la Argentina. Paraguay es uno de los países con menos impuestos de Latinoamérica, pero también de los de menos cobertura de salud y jubilaciones.

AR/MC

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