El peronismo de cara a las elecciones

Unidad bajo presión: cómo Máximo y Kicillof tejieron el Frente Patria entre la desconfianza y los vetos cruzados

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Máximo Kirchner acordó la alianza bonaerense con Axel Kicillof a tiro de dos atados de cigarrillos diarios y el uso frenético de Telegram. Porque Máximo Kirchner es fumador como su padre y no usa WhatsApp, como su madre.

Con Cristina Kirchner presa, al actual titular del PJ provincial no le quedó otra que sentarse a negociar personalmente con el gobernador provincial para lograr un frente de unidad obligado por las circunstancias. No era su deseo original, pero la cooptación definitiva del PRO por parte de La Libertad Avanza hizo más competitiva la contienda electoral. En septiembre se juega octubre, y con ello se plebiscita la gestión de Javier Milei.

Espalda con espalda con Sergio Massa, Máximo aceptó como interlocutor a Kicillof porque entendió las señales evidentes del mandatario para estar ahí: desdobló la elección local, se rodeó de 45 intendentes, amenazó con ir con un sello aparte.

El acuerdo, sin embargo, quedó marcado por la desconfianza: el Frente Patria se autoimpuso validar cada boleta en cada uno de los 135 municipios con firmas cruzadas. Cada tribu tiene poder de veto sobre el resto. La nominación de los candidatos para los miles de cargos en juego –senadores y diputados provinciales, concejales municipales, consejeros escolares– es lo que se discutirá hasta el sábado próximo a la medianoche, momento en que cierras las listas bonaerenses. Más allá del acuerdo, la discusión continuará.

–¡Nos vamos a matar! Olvidate… Pero lo importante es que estamos todos en un mismo ring. Nos peleamos, pero dentro –entendió un funcionario de un municipio del conurbano con un importante caudal electoral.

En las últimas semanas ya hubo fuertes peleas, la que más trascendió fue una discusión entre Máximo y el ministro bonaerense Gabriel Katopodis que habría incluido la participación de una tercera persona que ingresó para calmar los ánimos.

–Los tuvieron que separar, casi se van a las piñas –contó un testigo indirecto.

–Katopodis le gritaba “callate Máximo” y mientras Máximo le decía “dejá de hablar boludeces” entró un grandote y preguntó “¿callate qué? –reveló un testigo directo.

La pelea ocurrió en la quinta de San Vicente el día del homenaje de la muerte de Juan Perón pero terminó con una paz acordada en una reunión a solas. La unidad se concretó el sábado pasado en el congreso del PJ en Merlo en una foto donde no estuvieron ni Máximo ni Kicillof. Se vieron durante horas en reuniones que se sucedieron el lunes, el martes y el miércoles.

El frente se parió en la gobernación en La Plata. Y no es un dato de color más.

–Que haya sido en La Plata significa algo importante para Axel. Si era en el Instituto Patria, hubiera sido otra la lectura –dijo un kicillofista.

Al menos dos fuentes señalaron que la proporción para armar las listas será de 40-40-20: 40% para Kicillof-intendentes, 40% para el kirchnerismo, 20% para el massismo. Pero como en la política 2+2 no es 4, en la práctica el ordenamiento será “de abajo para arriba” y dependerá de cada distrito. Si es gobernado por una tribu peronista, ese intendente tendrá que abrir el juego al resto de los socios

–No hay un porcentaje. La idea es que haya una integración de listas, que haya representación de todos los espacios. En algún municipio la generosidad tendrá que ser del intendente de Axel, en otros de La Cámpora. Generosidad no implica equidad, pero sí justicia; garantiza que haya representación de todos los espacios –explicó una tercera fuente, ligada al Frente Renovador de Massa.

–Hubo un acuerdo en la macro y ahora hay que bajarlo. No hay duda de que todo peronista, si le preguntas, quería la unidad –dijeron en un municipio de La Cámpora.

Kicillof, Máximo y Massa son cabeza de una estructura que tiene en un nivel inferior a delegados de cada bando. Por el kicillofismo están su mano derecha Carlos Bianco y el ministro Gabriel Katopodis, y puso como apoderados a Agustina Vila –secretaria general de la Gobernación– y Mariano Cascallares –intendente de Almirante Brown–. Por La Cámpora están Patricia García Blanco –exfuncionaria de Wado de Pedro en Interior– y el diputado bonaerense Facundo Tignanelli –ojos y brazo ejecutor de Máximo en la Legislatura–. Y por el Frente Renovador están Eduardo Cergnul –quien fue mano derecha de Massa en Diputados– y Sebastián Galmarini –director del Banco Provincia de Buenos Aires–, pero también orbitan los legisladores bonaerenses Alexis Guerrera –presidente de la Cámara de Diputados– y Rubén Eslaiman.

En la base de la estructura hay al menos un negociador municipal de cada tribu: es decir, 405 “delegados”. El panperonismo está poniendo en movimiento todo su aparato y “fierros” para cerrar listas de unidad.

–Ahora tenemos que construir. Los intendentes armarán en su distrito y no hay que pasarse de soberbio. La Cámpora tenía la lapicera y ahora los pibes y Axel hicieron un reparto bastante equitativo. Hasta ahora Axel no tenía representación, hoy se sienta en la mesa y puede discutir –opinó un kicillofista que dialoga permanentemente con el kirchnerismo.

Entonces, ¿perdió Máximo y ganó Kicillof? ¿o cedió más Máximo que Kicillof?

–Sin duda Máximo tuvo que ceder más, pero inventaron que no era pragmático y al fin y al cabo el caprichoso fue Axel –atajó un operador–. Él tiene una visión de construcción del poder a lo Néstor. Te pega con el látigo y te aprieta con la billetera. Construye con La Cámpora y abraza con el PJ.

A partir de la construcción “de abajo hacia arriba”, la mesa chica de Kicillof, Máximo y Massa deberá definir las candidaturas para las secciones electorales, siendo las principales las de la Primera, que corresponde al norte del conurbano, y la Tercera, el sur. Para ese tramo de la boleta son elecciones simultáneas y separadas el mismo día, porque no todos los bonaerenses votarán los mismos cargos provinciales.

–Por eso es un quilombo desdoblar, la gente no sabe mucho qué va a votar. Pero esa discusión ya pasó. Los nombres que se elijan tienen que ser por consenso. Y hay que pensar que la lista de septiembre será espejo de la de octubre –plantearon en La Cámpora.

Máximo comanda el sello del PJ y con La Cámpora ostenta en el conurbano los municipios de Quilmes (Mayra Mendoza), Lanús (Julián Álvarez) y Hurlingham (Damián Selci). Entre los 40 jefes comunales que apuntalan a Kicillof aparecen importantes del conurbano como Jorge Ferraresi (Avellaneda), Fernando Espinoza (La Matanza), Mario Secco (Ensenada), Pablo Descalzo (Ituzaingó), Fernando Moreira (San Martín), Lucas Ghi (Morón), Ariel Sujarchuk (Escobar), Andrés Watson (Florencio Varela).

A falta de una semana, las candidaturas para las secciones están en el aire, pero ya hay señales. Para la Primera, que elige senador provincial, encabeza Katopodis. Para la Tercera, que renueva diputados y es donde iba a competir CFK, están en danza desde el axelista Mariano Cascallares a la camporista Mayra Mendoza, pero la unidad podría ser con la vicegobernadora, Verónica Magario, que suena como candidata testimonial.

–Va a ser traumático el cierre de listas, va a ser tenso, pero lo importante es que estamos adentro –subrayó un referente municipal.

La unidad peronista en las últimas horas quedó reflejada en la exposición pública del flamante Frente Patria. El nombre lo habría elegido Cristina Kirchner. El símbolo de la bandera argentina con las ondas lo plantaron desde el kicillofismo. Y el primer spot, con más tono nacionalista que bonaerense, fue creación de la usina de marketing de Lula da Silva, la agencia Urissanê, que le hizo la campaña presidencial a Massa.

MC