EL MAPA ELECTORAL

El voto local, el caos nacional y ofrendar victorias, las razones del desdoblamiento

Antes de que haya un menú definido de candidatos presidenciales, casi la mitad de las provincias tendrán definido quién las gobernará hasta el 2027. El raid de elecciones locales, despegadas de la pelea nacional, confirma una tendencia: en los territorios, para no contaminarse con las peleas de la macro política, gambetear agendas ajenas o ganar tiempo para alguna aventura personal de un cacique local, se consolida el formato de votar solos, lo más lejos posible de la definición sobre quien ocupará la quinta de Olivos.

Entre abril y junio, antes de que la medianoche del 24 de ese mes se inscriban las lista de candidatos a presidente, al menos nueve provincias habrán elegido a su próximo gobernador. Con un panorama nacional impreciso, sin claridad sobre cómo se ordenarán las dos grandes coaliciones, el Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC), y qué despliegue territorial tendrá el espacio de Javier Milei, las provincias buscan despegarse del caos y la incertidumbre que presenta el ring presidencial.

El comportamiento lo aplican, por igual -aunque con motivaciones y argumentos diferentes- gobiernos oficialistas, opositores y los silvestres. En La Pampa, que abrirá el calendario el 12 de febrero con una interna en la que competirán el radical Martín Berongahray y Martín Maquieyra del PRO, y elegirá gobernador el 14 de mayo, el peronista Sergio Ziliotto avisó que su decisión de anticipar la votación, algo que ya se había hecho en la provincia en el 2019, respondía a una táctica de “disputa local” pero, también, era un aporte climático en la pelea nacional porque le ofrendaba un triunfo al FdT.

Sin una planificación fina, porque no hay una mesa de arena que haya ejecutado el movimiento, el 14 de mayo -que será un super domingo electoral porque se elegirán, hasta acá, cuatro gobernadores- puede funcionar como eso que planteó Zioliotto: una foto de peronismo ganador porque el mismo día se vota en Tucumán, en San Juan y en Salta. En las dos primeras, gobierna el peronismo -con el sello FdT- mientras que en la tercera, Gustavo Sáenz es un peronista autónomo, orbital al FdT, pero que incorporó hasta sectores del PRO en su frente.

Puede, por el contrario, funcionar en el sentido inverso: en Tucumán, donde Osvaldo Jaldo, actual vice con funciones de gobernador, encabezará la fórmula junto a Juan Manzur, el peronismo repitió el modelo del 2019, apuró la votación y apuesta a que la oposición, cruzada por internas de entre casa, no logre ordenarse en una sola lista. Si eso no ocurre, las chances de Jaldo-Manzur se potencia. Sí, por el contrario, JxC se alinea detrás de Roberto Sánchez, hay coincidencia general en el clima de la elección se vuelve más incierto.

En San Juan, en tanto, Sergio Uñac preparó un terreno para tratar de garantizarse la continuidad: eliminó las PASO e instauró un sistema de lemas, similar al que funciona en otras provincias, y sirve para permitir que espacios diferentes tributen a un mismo candidato o varios candidatos sumen a un mismo espacio en beneficio del más potente. Pero Uñac tiene algunos ruidos: uno, legal, sobre su intención de reelegir porque sectores del PJ y la oposición objetan que pueda presentarse. Otro, interno: José Luis Gioja, su antecesor, está de campaña y amaga con presentarse.

“En San Juan cambió el votante: antes se parecía más al de La Rioja, ahora se parece al de Mendoza”, explica un funcionario de Uñac que advierte sobre el riesgo electoral. El gobernador, que ya anunció que quiere reelegir, viene de tener un ruido interno en torno al juicio a la Corte Suprema: no apoyó el proyecto, y en el peronismo lo acusan de no haberlo hecho porque su plan de reelección podría llegar a discutirse en el máximo tribunal de Justicia de la Nación.

En Salta, Sáenz busca un acuerdo amplísimo que abarque a todo el peronismo y tenga, incluso, aliados que vayan más allá. Pero también el tema del juicio político generó cortocircuitos porque el salteño no acompañó el proyecto y eso alteró una conversación que venía llevando a cabo con dirigentes del FdT, entre ellos el senador Sergio “Oso” Leavy y el dirigente y funcionario nacional Gonzalo Quilodrán. Esa negociación está, todavía, en proceso mientras Sáenz se perfila con posibilidad para lograr otro mandato. El caso salteño, aunque puede considerar filo PJ, tiene el rasgo típico de un armado provincialista como ocurre con Misiones, donde gobierna el Frente Renovador de la Concordia.

El ruido en el armado salteño expresa otro fenómeno: el impacto de la agenda nacional sobre las agendas locales, aunque muchas veces estén en planos distintos. Aparecen, además, otras limitaciones: normas, incluso constitucionales, que establecen que la elección local debe ser en fecha distinta a la nacional, o cuestiones de sistema electoral, como Córdoba o Santa Fe, que tiene formatos difícil de compatibilizar con el régimen federal de elección.

Patagónicos

Antes del superdomingo del 14-5, el calendario levanta temperatura en la Patagonia con la elección, en simultáneo, de gobernadores en Río Negro y en Neuquén, el 7 de abril. Con lógicas propias, las dos votaciones impactan sobre armados de otro orden, en particular como pueden emerger bloques legislativos o de gobernadores que luego se conviertan en socios del Ejecutivo nacional. Sea cual fuere el signo que venga. Por lo pronto, aplican una lógica puntual: despegarse todo lo posible de la elección nacional para que, en ese caso, no haya un arrastre de abajo hacia arriba que potencie a candidatos locales o que, peor, obligue a los partidos provinciales a tener que tomar partido por alguna de las ofertas nacionales.

En mayo, mes hiperactivo en materia electoral, tendrá otro domingo movido el 7 cuando voten Jujuy y Misiones, una gobernadora por el radical Gerardo Morales, y la otra por el provincialismo de Oscar Herrera Ahuad, donde buscará volver a ser gobernador Hugo Passalacqua, que ya lo fue durante la presidencia de Mauricio Macri. Morales, en tanto, apuró con una intención específica: tratar de ganar bien y temprano en su provincia para, luego, subirse a la pelea nacional, con anuncios de candidatos presidencial, pero una negociación para ser el vice, todo indica que de Horacio Rodríguez Larreta.

No es el único que quiere usar la plataforma provincial para saltar al ring nacional: Manzur, de hecho, irá de vice de Jaldo pero en paralelo construye una posible candidatura nacional. Uñac, aunque apunta a lo provincial, si tuviese algún tropiezo jurídico, podría reordenar su camino en dirección a una disputa nacional. Algo parecido puede hacer Alberto Rodríguez Saá, que hace díez días anunció fecha en la provincia y bendijo a un sucesor: Jorge “Gato” Fernández. Rodríguez Saá, sin posibilidad de reelegir, se mostró este viernes con Juan Schiaretti y juguetea con la idea de armado del peronismo no K junto a Juan Manuel Urtubey.

En San Luis se vota el 11 de junio, con un reinstaurado sistema de Ley de Lemas, y un supuesto acuerdo entre los hermanos Rodríguez Saá, Alberto y Adolfo, para tratar de preservar la provincia. El mismo domingo, en Mendoza, hay PASO y la discusión es puramente de JxC: Alfredo Cornejo planea regresar a gobernar la provincia mientras Omar de Marchi, armador nacional de Rodríguez Larreta, no quiere ir a una PASO sino que quiere competir por afuera, un tema que requirió la intervención del jefe de gobierno porteño.

El desdoblamiento local se consolida este año pero no es novedad: en el 2019, solo cuatro provincias votaron en simultáneo a la Nación, el 27 de octubre. En el 2015 el número había sido más alto: once de las 22 provincias que eligen el mismo año que la presidencial, votaron en simultáneo. Detalle: dos provincias, Corrientes y Santiago del Estero, tienen calendario cruzado. En tanto, en el 2011, nueve de las 22 votaron en paralelo a la presidencial, donde Cristina Fernández de Kirchner logró su reelección con el 54% de lo votos.

PI