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Llegó como llegan las flechas: de repente y en silencio. Bastó un bocinazo y unas balizas para que en la vereda de América hicieran el minué de siempre. La agente de la Federal asignada a la custodia salió de la garita, saludó con la mano en alto y corrió los conos para habilitar un espacio exactamente en la puerta de entrada del canal. Dos maniobras bruscas después, Baby Etchecopar bajaba de la mercedes coupé descapotable plateada, con el teléfono en la mano y vestido para salir al aire en el programa que conduce cada noche, Basta Baby

Ahí viene Baby Etchecopar, 69 años, cuatro décadas dedicadas al teatro, la radio y la televisión. Viudo, tres hijos; ahora en pareja y con familias ensambladas. Se acerca Baby en esta noche de lunes, de niebla de plomo. Baby conduce Baby en el medio, que va de lunes a viernes entre las 12 y las 15 por Radio Rivadavia; y Baby también conduce Basta Baby, de 23 hasta pasadita la medianoche por A24. Acá está Ángel Pedro Etchecopar, El Baby, una miniatura, un varón hecho a escala. “¿Vos estás para mí?”, pregunta Baby y yo digo que sí, que qué tal, beso, beso. Entonces advierto el peligro: Baby Etchecopar es un tipo encantador.

¿Qué problema tenés con el feminismo, Baby?

Ninguno, mi amor, si a mí me encantan las mujeres. Pero, ¿cuál es el problema de las feministas? Y… que no aceptan una crítica. Porque cuando vos estás muy consolidado en tus principios, aceptás una crítica. Cuando vos no la tenés muy clara, a cualquiera que te dice algo saltás y decís “ay, qué machirulo”. Yo no soy machirulo, lo que pasa es que no bajo el morro adelante tuyo. 

Pero ante la Justicia, sí. En 2018 tuviste que incluir en tu programa a especialistas en Género a modo de probation…

Eso fue una payasada enorme. No sabés lo que se peleaban para aparecer en el programa. ¿Querés hablar? ¿Diez minutos? Hablá, qué carajo me importa. Un papelón fue eso. Nadie aprendió nada. Ahora, perdón, yo te pregunto, el feminismo: ¿Te da tiempo a aprender o te agrede?

 ¿A mí me preguntás?

Sí, te pregunto: ¿el feminismo te da tiempo para aprender o te agrede?

 Pasa que las preguntas las hago yo, Baby. 

Pero te pregunto a vos...

Es que no importa lo que yo piense. ¿Vos qué decís?

Que hay que darle tiempo a aprender a los de mi edad. No nacimos ayer. Si me equivoqué fue por viejo, no por misógino. Yo vengo del tango, de la percanta que te amuraste, que la mina, que te encajo dos cachetazos. Yo me crié con padres que escuchaban eso. Tuve que aprender, estoy aprendiendo.

 ¿Del feminismo?

Yo no sé qué es el feminismo. Porque nada que sea un ejército, sirve, eh. Tampoco los caretas de la falopa. Ni Milei. Los extremos son malos. Hay que ir por el medio, viste. Yo tuve que criar a una hija con problemas de salud. Cuidé mucho a su mamá, que tuvo cáncer, a mi madre... Yo sería incapaz de levantarle la mano a una mujer. Sería incapaz de putear a una mujer. Estoy a favor del aborto y en contra de la Iglesia. Pero no entiendo qué es el feminismo. Si el feminismo es estar en la puerta de la Catedral cagando, en bolas y con la espalda pintada con un “soy puta y abortera”, y… No me va. Yo quiero una mujer que sea como un hombre prolijo. 

“Me quiere todo el mundo. A mí nadie me putea”

Estamos en el pasillo que separa los molinetes de ingreso del estudio tres, donde Baby hace cada noche Basta Baby. La entrevista se interrumpe cada vez que alguien pasa por aquí porque lo saludan todos: el de seguridad privada, el de limpieza, los camarógrafos, los asistentes de producción, los productores... Baby devuelve besos, sonrisa, guiño de ojo derecho, guiño de ojo izquierdo. Hay complicidad en la gracia, como si guardara una historia o un secreto con el otro. Baby les dice: “¿Qué querés, fama? Acá no hay?” o “Estás dos kilos abajo vos”. 

Estoy hechizada por este tipo por el que rezongué tanto. Una vez me bajé de un taxi porque el conductor aprobó (y reforzó) un comentario más machista que la misoginia misma: la radio estaba sintonizada en el programa de Etchecopar. Pero Baby es el mismo que dijo “ella era el barrilete y yo la punta del hilo” cuando le preguntaron por su esposa, que murió hace ocho años. Baby es rápido para tejer una afirmación con otra, sin puntos seguidos ni comas. Baby no duda, porque Baby es anti incluso por las dudas.

Ya no le rinde la estrategia que lo popularizó a fines de los noventa, la de terminar a la puteadas con alguien, oyente o espectador, que gastó teléfono para comunicarse con él y decirle que gracias, que le gusta su programa porque le hace compañía. Igual no se trataba de Baby, sino del sadismo de aquella audiencia. Pero todavía recurre al artilugio de los remates indiscutibles y construidos con sentido popular: “Y qué querés, si la culpa es nuestra”. O el truco de responder con una pregunta y el ceño fruncido.  Dice Baby: “Me quiere todo el mundo a mí. A mí nadie me putea. Y ando por acá, por Palermo, ando por San Telmo, voy a las marchas…”

¿A cuáles?

A todas. A la del Tractorazo, a las pro Macri, anti Macri, Antivacuna, las pro vacuna. Me encantan las marchas, besarme con la gente, abrazarme con la gente... Yo voy a todos lados. Me gusta el calor del público. En verano le bajo la capota al auto y ando así, que me vean.

¿No te da miedo andar en ese coche?

A mí no me da miedo nada. No se puede vivir con miedo.

Es un auto llamativo.

Y pero... Pero disculpame, laburé 40 años. ¿Por qué no puedo tener ese auto? 

No te estoy diciendo que no te lo mereces.

Es que si me quieren meter un fierrazo en la cabeza, me lo van a meter en un Fiat 600. Mirá, a mí no me vieron el auto los que me pegaron los tiros. Ya estaban adentro de casa y yo estaba a gamba, comiendo pollo al horno con papas, con la perra que ladraba sin parar. Yo decía “qué raro que no haya nadie en casa”. Pero a mi familia la tenían secuestrada arriba

Contrafuego y la noche de los tiros

En 2012, tres ladrones secuestraron a su hijo, que iba en el auto junto a la novia. Forzaron a la pareja a conducir hasta la casa de Baby, en San Isidro. Al llegar, los obligaron a bajar del auto y entrar en la casa. Dentro de la casa estaban la esposa y la hija, embarazada de cinco meses. Los cuatro -hijo y novia, esposa e hija- fueron retenidos en el primer piso. Un rato después, cuando Baby entró en la casa, el silencio era absoluto. Pero la perra ladraba. Entonces Baby escuchó que alguien le gatillaba una arma a la altura de la nuca. Lo que pasó después fue un desastre. 

El disparo no salió. El ladrón llevó a Baby al primer piso de la casa, donde estaba la familia. En un descuido, el conductor tomó un arma que estaba guardada en la mesita de luz. Y arrancaron los tiros. El primero de parte del conductor dio en la tapa de la luz y se cortó la electricidad. Los 36 disparos que siguieron fueron con la casa a oscuras. Tres balas para Baby, todas en las piernas. Otra impactó en el pecho del hijo, que se salvó. En cuanto a los ladrones, uno escapó y a otro lo detuvieron. Baby mató al tercero.

¿Cómo es la sensación física de matar a una persona?

Es como preguntarle a alguien qué sensación física le queda cuando vuelve de una guerra. Es raro. Podés explicar un orgasmo, pero no podés explicar la muerte. Quedás medio loquito. A partir de ese momento me di cuenta de que no tiene sentido la violencia. Me hice un pacifista total. Soy un tipo que no contesta más. Antes me cagaba a trompadas.

¿Cuándo aprendiste a disparar?

Cuando preparé el personaje de Tito Bisleri, para Contrafuego. Ahí aprendí a tirar.

(Abro paréntesis. En el año 2002, Baby surfeaba un pico de popularidad. Canal 9 estrenó Contrafuego, una telenovela protagonizada por él que contaba la historia -escrita por él- de un policía, Tito Bisleri, que vengaría el asesinato de su mujer y su hija. A ambas las había matado un delincuente. Fue el año en que Baby se quedó con todos los premios Don Segundo Sombra, un Martín Fierro paralelo, que honraba a los peores productos de la televisión argentina. Me autorizo a asegurar que, veinte años después, Contrafuego es una serie de culto. Cierro paréntesis.)

Después de aquel episodio, ¿tenés armas en tu casa?

Ahora sí. Porque me las devolvió el juzgado, porque soy legítimo usuario y porque son mías. Y porque no me jode tenerlas. 

¿Pero están en la mesita de luz, donde estaban aquella noche?

No, están guardadas en un altillo. Metidas en grasa, descargadas. 

¿Estás a favor de la libre portación de armas?

Estoy a favor de la tenencia. Ah, quiero aclarar que estoy en contra de la matanza de animales y de la caza. Pero si un tipo quiere tener un arma en la casa porque le gusta o la heredó del abuelo, qué se yo. Pero la portación es imposible. Porque eso fomenta más violencia. En un país dónde te tiran una piedra cuando vas por la calle, es una locura que un tipo lleve un arma.

¿Y sobre legalizar o regular el uso recreativo de la marihuana?

Estoy de acuerdo con la legalización de la marihuana. No creo que tenga que haber un Estado rector de los gustos de la gente. Es una cuestión personal: si vos querés fumar, fumás; si querés tomar vino, tomás vino. Ahora, ¿y los centros de rehabilitación? ¿Qué centro de rehabilitación hay? ¿Adonde pongo a mi hijo que se droga? Esas son las preguntas que hay que hacerse. 

¿Y sobre el resto de las sustancias ilegales?

No las conozco. No hablo de lo que no sé.

Falta media hora para que arranque Basta Baby. En el estudio preparan luces y cámaras. Alguien ubica sobre la tarima el micrófono vintage, el que merece un front man, donde Baby hace su monólogo cada noche. Pregunto a Etchecopar cuál es su vínculo comercial con Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño: “A Larreta lo vi dos veces en mi vida. Sí conté que me habían ofrecido una pauta y no la acepté. Tengo por principio no aceptar guita de nadie y vivir de mi trabajo. A veces me lo reprocho, pero me hace vivir muy feliz”, dirá.

Viviana Canosa, que va antes que Etchecopar, deja 1.2 de rating: bastante poco. ¡Aire! Suena la cortina del programa de tevé con el que Baby partió las madrugadas en 1997, el blues de El ángel de la medianoche: Cuando se acaba la función/ y un viejo día terminó/ y te empezás a preguntar/ si fui, si soy, si quiero ser o no… Sube el rating: dos y medio. Falta un panelista porque ha sido operado de las hemorroides. Por supuesto, sobran chistes sobre el tema. Una hora sin cortes, la publicidad va al final y toda junta. Basta Baby termina la emisión del lunes con 3.5 puntos, más del doble que en el arranque. Baby sube al auto. Ahí se va el hombre breve y magnético. No sé si es un charco. No sé si es un espejo de agua. 

VDM/SH

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