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El debate vuelve a cero

La tarta de atún de Luque, el llanto de las hijas de Maradona, el tiempo incierto: eso que dejó un juicio que no fue

El médico Leopoldo Luque es custodiado este jueves tras la anulación del juicio por la muerte de Maradona
29 de mayo de 2025 19:25 h

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A Leopoldo Luque le ofrecieron entrar al Juzgado de San Isidro por una puerta lateral, pero se negó. Gafas Rayban, barba crespa, un traje entallado color azul, con su cuerpo entrenado fue haciéndose lugar entre el gentío y las cámaras amontonados en el ingreso principal de los Tribunales. Luque entró este jueves con la intuición de que el juicio se caía. Y con una certeza: en ese documental protagonizado por la jueza Julieta Makintach, él ya estaba condenado. La puerta de al lado o la central, le daba lo mismo. De su hombro colgaba una mochila de cuero. Adentro llevaba un tupper. El menú proteíco del día era tarta de atún, sin harinas. Previsor, llevó la vianda por si la audiencia se alargaba. Sin embargo, no superó los veinte minutos. El presidente Maximiliano Savarino y la vocal Verónica Di Tommaso anunciaron la nulidad del proceso e indicaron que se sortearía un nuevo trío de magistrados para que tome el caso.

Dalma, Gianinna y Jana, las hijas de Maradona, se ubicaron en un ciego de la sala de audiencias. Jana venía de pasar un fin de semana encerrada con su gatito en su departamento de Montevideo. No quiso ver a nadie. Dalma acompañó los últimos días a su marido, a quien operaron y terminó con un yeso en la pierna izquierda. A Gianinna la acompañó un amigo: Dani Stone sólo asistió a la primera audiencia y nunca más. Iban, como Luque, preparadas para lo que se venía, esas 20 audiencias ya no servían. Pero cuando escucharon que el juicio quedaba nulo rompieron en llanto como se rompen los vidrios, un estallido y las estrías. Verónica Ojeda, madre de Dieguito Fernando, el menor del clan Maradona, bajó la vista.

Que un juicio se declare nulo significa que hay que volver a la etapa preparatoria de un debate, “la 338”. Es una audiencia donde las partes acuerdan sobre las pruebas que van a presentar, qué testigos van a ser convocados y calculan cuántas jornadas llevaría el debate. Es, algo así, como “la previa” al arranque de un juicio, una intención de organizarlo. Con la decisión de hoy, la nulidad, el juicio por la muerte de Maradona vuelve a ese tiempo de encuentros y puestas en común. Pero antes, hay que sortear un nuevo Tribunal porque sin jueces no hay juicio posible. Aquí el sistema judicial tiene un problema: faltan nombramientos, hay estrados incompletos. elDiarioAR pudo saber que sobre este debate en particular hay cierta presión para que el tribunal se conforme lo más rápido posible.

Aun así, los tiempos son inciertos. Para las querellas, el nuevo tribunal se armaría rápido y en agosto podría reanudarse el debate. ¿Pero dónde, si la sala estaba reservada hasta el 17 de julio y además el calendario judicial ya tiene el año programado? Una posibilidad es que cedan el anfiteatro del Colegio de Abogados de San Isidro. Esta vez sí habrá estricto control para prensa y público. Para las defensas, no hay chances de que la urgencia agilice las cosas -cuestiones administrativas del sistema judicial, que todavía el documenttal de Makintach sea un tema instalado en la agenda de conversación pública- y el juicio se re-haría el año que viene.

La nulidad implica que aquellos testigos que declararon vuelvan a hacerlo, aunque es posible que depuren la lista. La maqueta de la casa de Benavídez donde murió Maradona -y que fue aportada por Fernando Burlando, representante de Dalma y Gianinna- tendrá que ser mudada y preservada. En el Juzgado no hay lugar y están viendo dónde meterla. Los chats y los audios deberían volver a ser exhibidos. Lo mismo sucede con los videos de los peritajes. El cuerpo de Maradona sobre la cama de plaza y media en la habitación de esa casa del barrio San Andrés, el cadáver sobre la camilla fría de la sala de autopsias, la disección de los órganos, las imágenes de las tomografías, la planilla de medicación, las tomas de la cámara de seguridad que muestran que ese 25 de noviembre de 2020 entraron nueve ambulancias, una detrás de otra.

En estos casi tres meses de audiencias nunca llegamos al lapso puesto en cuestionamiento, esos catorce días entre que el exfutbolista salió de la Clínica de Olivos operado por un hematoma subdural y el día de su muerte, en Tigre. Hay otro un problema. Algunos imputados como el médico clínico Pedro Di Spagna y el coordinador de Medidom (que proveía a los enfermeros), Mariano Perroni, tuvieron asistencia perfecta en todas las jornadas. Agustina Cosachov, la psiquiatra, asistió a varias y llegó a declarar de manera parcial. También el psicólogo Carlos Díaz fue como oyente. Las damnificadas, sobre todo Jana que sólo estuvo ausente algunos días, escucharon a testigos e imputados. Las estrategias de ambas partes podrían cambiar a partir de lo-que-ya-pasó. El juicio empieza de cero, pero está de antemano viciado.

De todas maneras, las querellas y defensas apoyaron la propuesta hecha por la fiscalía el martes: que se sortee un nuevo tribunal. Pero esa idea tenía un revés, que fue el que sucedió ayer: que el juicio se caiga. Consultados por elDiarioAR, los abogados que representan a los hijos y las hermanas de Maradona, coinciden en que lo mejor es que se anule ahora porque, luego del escándalo por el documental, las defensas de los imputados podrían pedir la nulidad de todo el debate, es su derecho.

Podría pensarse que la nulidad conviene a los imputados. Pero para Pedro Di Spagna, el médico clínico acusado como el resto por homicidio simple con dolo eventual que apenas atendió una vez al ex futbolista, volver a cero es traumático. Allegados a Cosachov dijeron a elDiarioAR que “la psiquiatra quedó en un limbo, con la vida en suspenso”. El psicólogo Díaz se quedó con ganas de declarar. Su abogado, Diego Olmedo, insistió para que lo dejen hablar incluso cuando todo indicaba que el proceso se caía. Díaz parece relajado. En el cuarto intermedio del martes almorzó bastones de kanikama de pie en el hall de ingreso del Juzgado.

Los jueces contra Makintach

En el estrado había un sillón vacío, el de Julieta Makintach. La anulación del juicio se basó, para el TOC3, en el comportamiento de la jueza. “Consideramos que los motivos que determinaron la recusación de (Julieta) Makintach conllevan a declarar la nulidad del juicio oral”, arrancó la audiencia de hoy el presidente Savarino. Dijo que se verificó con claridad que Makintach poseía un interés personal con el resultado de la causa, que los elementos de prueba -imágenes de cámaras de seguridad, crudos, el guion y el teaser- eran contundentes. Que no intervino de modo imparcial en el debate. Que Makintach provocó un perjuicio para acusados y acusadores. Savarino afirmó que ni él ni su colega Di Tommaso tenían conocimiento del documental. Y recordó que a su tribunal hace cinco años que le falta un juez.

Di Tommaso, tomó la palabra después. Dijo a las partes: “Quiero mencionar que ha sido muy ordenado el modo en el que produjeron la prueba. Lamentablemente quien no está en el estrado hoy no tenía las mismas intenciones. Hubo una persona que se equivocó y pagó. Pero la Justicia no se mancha”. La audiencia, la 21, había terminado cuando la vocal se acercó a hablar con Dalma, Gianinna y Jana. No fue un pedido de disculpas. Fue más bien un intento de alentarlas: les dijo que lo lamentaba, pero que un nuevo tribunal les iba a dar las respuestas que buscaban. Dalma y Gianinna dejaron San Isidro. Jana cruzó al bar de enfrente, La Cuchilla, y se sentó a almorzar con Félix Linfante y Gustavo Paredes, sus abogados. “Los odio a todos”, se rió Jana. No había renuncia en esa carcajada.

VDM/DTC

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