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LECTURAS

Buscar abogada, volver a leer el expediente

Donde no hago pie, el nuevo libro de Belén López Peiró

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1.

Toco el timbre del edificio de mármol gris sobre Santiago del Estero al 300. Por esta misma calle anduve a diario cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias Sociales, en pleno Constitución. La cuadra angosta está llena de locales de telas baratas, de ropa usada, pollerías y verdulerías. Llego media hora antes y espero parada en la esquina sobre la avenida Belgrano comiendo una manzana roja. Cuando la termino, tiro el esqueleto en el conteiner de basura verde. Llamo el ascensor. Subo al octavo y vuelvo a tocar el timbre. Luciana abre la puerta. Tiene puesto un vestido negro y unas sandalias con tiritas, a mí me transpira el bozo como cada vez que estoy nerviosa. Me hace pasar. A pesar del calor, no hay aire acondicionado: la fresca entra por el ventanal enorme que da a la avenida 9 de Julio, inusualmente callada. Es enero, plenas vacaciones de verano, todavía falta para la hora pico del tránsito.

2.

Luciana busca su cuaderno, una lapicera y trae el mate. Nos sentamos una a cada lado de la mesa. A mí me duele la espalda de tanto cargar el tomo de 180 fojas. La última hoja está fechada en marzo de 2017.

Ya pasaron dos años desde que Gabriela y Carolina me acompañaron a buscar el expediente. Llevamos a Yuyo, Pierri y Roja, sus perros, y comimos un sánguche con birra en las barrancas de San Pedro antes de volver.

Saco la carpeta de la mochila y la apoyo sobre la mesa.

—¿Así que te llamás VIRGINIA?

—Sí, pero prefiero que me digan Belén.

3.

El último año visité al menos tres estudios de abogados, pero me faltaba presupuesto: sus honorarios equivalían a seis meses de alquiler.

Con Luciana teníamos varias amigas en común y me daba tranquilidad que fuera lesbiana.

Conocía mi causa, había leído el libro.

—Tengo los recursos de una monotributista de 26 años que trabaja ocho horas y vive en Congreso con su mamá.

—Vení el jueves a mi oficina, así charlamos.

4.

5.

Ojea el expediente. Deben faltarle varias hojas, por lo menos tiene que haber uno o dos tomos más con las declaraciones de los testigos citados por ACUSADO y el pedido de elevación a juicio de FISCAL.

—Sabés qué significa, ¿no? —pregunta sin esperar respuesta—. Si FISCAL elevó tu causa a juicio es porque considera que hay pruebas suficientes para pelear una condena.

Acomoda sus lentes con aumento y me pide que me siente más cerca, así leemos juntas la causa.

Hacía tiempo que estaba guardada en el cajón de mi escritorio, cubierta de polvo. ¿Por qué imaginé que no tendría que volver a leerla?

6.

Dibujo un árbol genealógico como guía. Casi toda la familia está involucrada: a favor o en contra.

7.

Luciana recorre las páginas.

—Primero presentaste la denuncia en Capital, en 2014, mirá vos, acá cerca, en el centro, en la calle Tucumán. ¿Cuántos años tenías? ¿22? Y la ratificaste allá por 2015, perfecto.

—Pasó un año entre una cosa y otra.

—¡Cómo la durmieron! Y acá fue cuando vos no aguantaste más y fuiste a la Comisaría de la Mujer, en Provincia, y también hiciste la denuncia ahí, y enseguida el juzgado de Capital se lavó las manos y dijo que era incompetente.

—Dijeron que trasladaban la causa a San Pedro porque los hechos más graves habían ocurrido en Santa Lucía.

—¿Por qué no presentaron un amparo para impedir el traslado?

—No sabía que existía esa opción.

—Bueno, no importa, ya está. Acá dice que la causa siguió en San Pedro, hay otra declaración tuya, es la cuarta, y empiezan los testimonios de tus testigos, las pruebas que presentaste, el certificado de la ginecóloga, ¿desgarro vaginal, dice?

Hay un video en el que ACUSADO golpea a un pibe en una playa de Brasil durante el Mundial de 2014, cuando estaba con licencia médica en la fuerza.

—Sigue la pericia tuya con una nueva declaración, ¿es la quinta?

Habla rápido y sin pausa.

—Después la pericia de ACUSADO, la exposición de la asistente social que entrevistó a tus viejos y viajó al pueblo para hablar con tu prima Sofía y con tus tías, los testimonios de tus otras primas, un par de notificaciones más y ya...

Percibe algo en mí porque aclara que entiende mi enojo, las reiteradas declaraciones.

—Pero la fiscalía de San Pedro hizo bien su trabajo. La causa avanzó mucho gracias a ellos, podrían haberla cajoneado.

Dice también que los testimonios de mi mamá, mi papá y mi hermano fueron consistentes, que eso no siempre es así.

8.

Me siento cansada. Le pido permiso para ir al baño, respiro profundo, reviso los mensajes. Luciana renueva la yerba y regresa a sentarse frente a mí. Mis manos recién lavadas vuelven a transpirar. No me animo a hablar.

—Belén, estoy dispuesta a acompañarte. No tengo carnet de conducir ni tengo auto, pero puedo viajar igual, de alguna forma nos vamos a arreglar.

Debajo de la mesa me saco el pellejo de las uñas. Miro la ventana. A esta hora estaría saliendo del trabajo. El sol se pierde entre los edificios, la brisa es más fuerte, roza mi cara.

—Necesito preguntarte algo —dice y respondo que sí con la cabeza—. ¿Vos qué querés?

La miro sin entender. Repite:

—Quiero saber qué querés hacer, cuál querrías que fuera el resultado, qué te haría bien, ¿entendés?

Me quedo en silencio. Ahora sí se escuchan las bocinas de los autos, las puertas de los colectivos que abren y cierran, el escape de las motos. Ella ceba otro mate y me lo acerca.

—Escuchame bien. Los estudios que tienen plata les pagan a otras personas para que trabajen, para que hagan las investigaciones, los viajes, los trámites. Acá ni vos ni yo tenemos plata, así que vamos a tener que arremangarnos. La idea es que más allá del resultado final, del veredicto de JUEZ, esto sea una reparación para vos.

Cuando termina de hablar, abro la mochila y saco el cuaderno que llevé para tomar apuntes.

—Sí.

—Sí, ¿qué?

—Que sí, que yo quiero eso para mí.

Sujeta mi mano, deja pasar unos segundos y se suelta para empezar a hablar otra vez. Enumera un orden de pasos a seguir casi sin respirar, yo intento escribirlos.

• Hablar abogado: no quiero trabajar más con él.

• Domicilio en San Nicolás para notificaciones y procuradora → Ver el estado de la causa → Todas las semanas.

—No conozco a nadie que viva en San Nicolás.

—Yo tampoco, pero empecemos a mover fichas, seguro hay alguna agrupación de mujeres. 

Lo puede hacer cualquier persona, no necesita ser abogada.

—¿Cómo tiene que hacer?

—Va al Tribunal, pide la causa, si hay una nueva foja le saca fotos y las manda. Es para mantenernos informadas.

• Cambio de patrocinio.

—Tenés que pagar a un escribano para que haga un poder. Se usa para que pueda viajar y representarte.

• Investigar → Juicio por jurado.

—La selección del jurado es la parte más difícil. Leete libros o mirá series y películas norteamericanas. Yo también voy a empezar a profundizar en este tema.

Cierro el cuaderno.

BLP

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