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Diseño de interiores

¿Casas o no-lugares? Qué dice sobre nuestra economía el auge del “falso escandinavo” en los hogares

Un living estilo nórdico.

Violeta Olivera

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Toda época tiene una corriente de diseño de interiores dominante. En la actual, los elementos que se repiten son los que proceden del diseño escandinavo y minimalista. Esto se puede observar en los muebles de ángulos curvos, las plantas de interior en macetas de cerámica, colores neutros y abundante luz natural. Un motivo que explica el fenómeno es su accesibilidad: en los locales y plataformas de venta las opciones más económicas y visualmente “estéticas” responden a este patrón escandinavo-minimalista, como sucede con la popular silla imitación Eames, por ejemplo. Ante la caída acumulada del 24% en el sector mueblero argentino durante 2024 —según datos del Instituto del Mueble Argentino— no sorprende que muchas personas opten por alternativas más económicas para amoblar sus casas. 

“Falso escandinavo” 

Los materiales nobles, fundamentales en lo escandinavo, se comercializan en versiones low cost: el cuero se transforma en cuerina, la madera de roble en pino o melamina y los pisos de madera en placas de porcelanato. Los muebles ideados en el siglo XX por diseñadores escandinavos como Alvar Aalto y Aino Aalto llegan a la Argentina en forma de réplicas desde China, y los géneros “naturales” que recomiendan usar los blogs de interiorismo como lino o pieles se comercializan en sus versiones sintéticas de imitación. Tenemos a disposición, entonces, algo que podríamos llamar “falso escandinavo”. 

En el siglo XX, la pareja Aalto pensaba los muebles para que sean fácilmente reproducibles y, en consecuencia, más económicos y accesibles para la clase trabajadora, lo que sucedía también en Norteamérica con la pareja de diseñadores Eames, por ejemplo. Se puede pensar entonces que hoy este tipo de muebles no se ponen de moda arbitrariamente, sino que responden a la necesidad de producir muebles visualmente atractivos y funcionales a bajo costo. En Mercado Libre, por ejemplo, la ya mencionada silla Eames se consigue por un precio relativamente accesible y ocupa un lugar importante en la lista de los muebles más vendidos.

El impacto del afuera 

Sin embargo, según el arquitecto Fernando Pardo, hay otra razón detrás de la popularidad en el consumo del “falso escandinavo”. Él considera que “la proliferación de dichos espacios es de índole comunicacional, donde los clientes

procuran la aceptación social en vez del interés por la búsqueda individual“. Es innegable que en todas las épocas se instauran modas que moldean la manera en que las personas eligen decorar los espacios. Sin embargo, hoy en día el algoritmo decorativo profundiza la estandarización del gusto. Aplicaciones como Pinterest, Instagram y TikTok generan tendencias y establecen con fuerza lo que es deseable para la mayoría. El resultado: las casas se vuelven espacios de colores neutros con los muebles indispensables, donde es difícil encontrar lo particular de las personas que las habitan. 

En los últimos años, se fue imponiendo en la oferta de diseño de interiores el greige, un color que mezcla el gris y el beige. Acompañado de una paleta de colores neutros característica de lo escandinavo, generaría un efecto “calmante” en los espacios. En un mundo acelerado y demandante, donde el estado generalizado es la ansiedad, los espacios interiores minimalistas sin color podrían funcionar como un refugio mental para las personas. 

Sin embargo, priorizar lo neutro implica un riesgo: que las casas se conviertan en lo que el antropólogo Marc Augé llamó no-lugares para nombrar lugares públicos como los aeropuertos. Allí, el ser humano permanece anónimo y no deja marca en el espacio. Con el “falso escandinavo” minimalista sucede algo parecido, ya que se aplican lógicas del diseño de espacios públicos (funcionalismo, colores como el gris y el beige, etc) para los espacios íntimos. Las casas ya no contendrían lo particular de la historia de una persona, como los muebles antiguos y la vajilla heredada, sino que idealmente deberían ser algo neutro. 

Mirar hacia adentro 

Pero ¿se puede escapar a esta homogeneización de los espacios y que las casas no se vuelvan un no-lugar, en un contexto de crisis económica, donde lo que ofrece el mercado son las mismas sillas para todo el mundo? En principio, María Tórtola, autora del libro Conquistá tu casa (Monoblock) y fundadora de Casa Chaucha, nos dice que hay que dejar de mirar afuera y empezar a mirar adentro. 

En su “terapia de casas”, observa que la mayoría de las personas se sienten avergonzadas de sus hogares. Están frustradas porque los objetos y muebles que tienen no parecen ser los adecuados, por lo tanto deberían comprar nuevos. La sobreexposición a las redes contribuye a esa sensación, ya que la distancia entre lo que se ve y lo que realmente se puede tener parece insalvable. María propone dejar de buscar las referencias en lo que está de moda o en el afuera, sino en uno mismo, en las cosas que a uno lo conmueven, como el cine, las series y el arte. De esa forma, uno puede volverse capaz de dar con interiores que sean representativos de la propia historia, bordeando las modas y encontrando respuestas en lo que ya se  tiene.

VO/MT

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