Informe

Fútbol y violencia machista: ¿sirven los protocolos de género?

Con las conquistas de derechos y el avance del feminismo, muchos clubes de la Argentina crearon áreas, secretarías y subsecretarías de género, espacios donde se abordan cuestiones que antes no eran consideradas por las instituciones. Allí discuten y elaboran los protocolos de acción institucional para prevenir, abordar y sancionar las violencias. Las particularidades de los protocolos dependen de cada club y de los acuerdos que consiguieron las mujeres que participan de las instituciones. La pregunta es si los protocolos sirven: si desalientan conductas inapropiadas y protegen a las denunciantes.

Hace unos días, Sebastián Villa, jugador de Boca, fue denunciado por violencia de género, abuso sexual y tentativa de homicidio. Ya tiene antecedentes: en abril de 2020 su expareja, Daniela Cortés, presentó una denuncia penal contra el futbolista y la justicia ordenó una restricción perimetral. En un primer momento, el colombiano fue desafectado del equipo, pero luego fue reincorporado. La causa, que en junio pasado fue elevada a juicio oral, es “por lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género en concurso real con amenazas coactivas”. Luego de que se conociera la segunda denuncia, el delantero integró el primer equipo que disputó la semifinal del torneo. Sobre el caso Villa opinó el vicepresidente de Boca, Juan Román Riquelme: “Como profesional nos tenemos que sacar el sombrero con este chico, lo que pasa fuera de la cancha es otro tema”.

Según un relevamiento del INADI, el 19% de los clubes del país tiene protocolo en caso de violencia de género, el 23% lo está elaborando, y el 58% no tiene. En 2018, Vélez Sarsfield fue el primer club del fútbol argentino en implementar un protocolo de acción institucional contra la violencia de género. En junio de 2019, Miguel Brizuela fue denunciado por su ex novia Melina Neto y la institución de Liniers lo separó de forma provisoria. Pero en septiembre, la Justicia archivó la causa por la imposibilidad de determinar cómo surgieron los hechos y la ausencia de testigos. Luego, los abogados del defensor le solicitaron la reincorporación a los entrenamientos.

Sin novedades a un año de la denuncia de las jugadoras de la Selección contra un técnico por acoso

Desde el comienzo de su gestión en AFA, en 2017, Claudio “Chiqui” Tapia manifestó su deseo de “ser el presidente de la igualdad de género para el fútbol argentino”. En 20 diciembre de 2019, durante la primera Jornada de Mujeres Dirigentes, la AFA presentó Departamento de Equidad y Género, un espacio nacido con el objetivo de “trabajar en la inclusión de los colectivos vulnerados y con la igualdad de género”.

En mayo de 2021, hace un año, cuatro jugadoras de fútbol que integraron la selección Nacional denunciaron ante la Comisión de Ética de la FIFA a un entrenador por acoso sexual. El técnico habría hecho comentarios sexuales explícitos y amenazado a jugadoras que en ese momento eran menores de edad. El caso lo dio a conocer la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FifPro), organización que vela por los derechos de las y los futbolistas y que representó a las denunciantes. Luego de la denuncia, Tapia publicó en su cuenta de Twitter: “Iremos hasta las últimas consecuencias”, y además adjuntó un comunicado oficial en el que desde la entidad aclaraban: “No somos parte dentro del proceso señalado, y en virtud a la confidencialidad del mismo desconocemos tanto la identidad de la persona denunciada como la de sus denunciantes”.

A un año de la denuncia ante la FIFA, allegados a la AFA aseguran que no tienen nada que decir al respecto y también afirman que al momento de iniciada la causa el entrenador acusado ya no era empleado de la institución. Hoy, el director técnico -cuyo nombre se sabe, pero no trascendió públicamente- trabaja en las categorías juveniles de fútbol femenino del Club Defensa y Justicia. Según información a la que accedió elDiarioAR, la decisión de FIFA está tomada, pero se desconoce el contenido de la misma y se daría a conocer en dos semanas.

Leila Grayani, Directora de FutFemProf y Coordinadora de género en la Secretaría de Deportes de Nación, se refirió a la denuncia y dijo que los dirigentes tienen que dar respuestas: “Las denuncias por abusos en el fútbol argentino surgen cada vez con más frecuencia. ¿Hasta cuándo van a mirar para otro lado? Si el actual titular de AFA dice ser ‘el presidente de la igualdad’ que tome cartas en el asunto y empiece a demostrarlo, porque todavía la balanza sigue demasiado inclinada para los varones en este deporte”. Respecto de los protocolos, para Grayani sirven. “Son necesarios para actuar rápidamente y para dar un marco normativo. El problema es que muchas veces son aplicados o no dependiendo el caso, el club y la presión mediática-social”, explica.

Las denuncias por abusos en el fútbol argentino surgen cada vez con más frecuencia. ¿Hasta cuándo van a mirar para otro lado? Si el actual titular de AFA dice ser ‘el presidente de la igualdad’ que tome cartas en el asunto y empiece a demostrarlo.

Cada club con el suyo: no hay protocolos unificados

El mes pasado, otro jugador de Boca también fue denunciado: Eduardo Salvio está acusado de haber atropellado con su auto a Magalí Aravena, quien fuera su pareja y es la madre de sus dos hijos. De acuerdo a lo que estipula el “Protocolo de Prevención y Acción Institucional para casos de discriminación, acoso y violencia por razones de género y orientación sexual” -aprobado por Boca en agosto del 2021- la activación del protocolo requiere de la presentación de una denuncia de la víctima o allegado a ella ante el Departamento de Inclusión e Igualdad del club. La institución Xeneize no actúa de oficio aunque los hechos sean de público conocimiento.

En 2020, Vélez dio un paso más: incorporó una cláusula por comportamiento o violencia de género en todos los contratos. Fue a partir de la contratación de Ricardo Centurión, un futbolista que tenía denuncias previas por violencia de género. Si el jugador no cumplía los lineamientos del estatuto social de la institución o el Protocolo de Violencia de Género podría ser sancionado con la rescisión del contrato.

Existen otros casos recientes de violencia de género que involucran a futbolistas. En octubre, el entrenador Carlos Torres de la Primera División femenina de Deportivo Español fue denunciado por estupro. En ese caso, el protocolo sirvió para resguardar a la víctima y apartar al acusado, que está detenido a la espera del juicio. En febrero, el futbolista Diego García fue denunciado ante la Justicia por tentativa de abuso sexual por una joven y Estudiantes, tras activar el protocolo, decidió que el mediocampista “no se encuentre a disposición del cuerpo técnico hasta tanto se avance en la investigación del hecho y se esclarezca su situación procesal”. En noviembre de 2020, tras una denuncia por acoso sexual contra Johan Carbonero, delantero de Gimnasia, el Departamento de Género del club activó el protocolo de género, y el futbolista fue descartado para el partido de esa semana.

Para Julia Hang, socióloga, especialista en género y deporte, los protocolos son una herramienta muy importante porque les permiten a los clubes actuar rápidamente ante situaciones de violencias con motivo de género en base a dos principios que son fundamentales: el de confidencialidad y el de no revictimización. “Esto significa que ante una situación de violencia la víctima tiene un lugar donde acudir y hay acuerdos institucionales de acerca cómo actuar”, señala.

Hang explica que es importante discutir y pensar en torno a las violencias para poder visibilizarla y abordarla. “Como la violencia es una categoría que está en disputa, entre distintos actores que en los clubes tienen distinto grado de poder y que no todos entienden lo mismo por violencia, también están en disputa los criterios de Justicia, es decir, los criterios de reparación, los criterios de sanción, qué sanción repararía el hecho, qué pasa con un jugador que ejerce violencia de género hacia una mujer ¿solucionamos el problema echándolo? ¿Sancionándolo? ¿Qué pasa con su derecho a trabajar? Como por ejemplo pasa cuando no son casos judicializados. Estas discusiones se dan y son producto de que estos protocolos hayan llegado a constituirse”, dice.

La irrupción de estos espacios en donde se discute la violencia de género contribuyó a hablar de esta problemática. Los protocolos estipulan que los diversos actores del club se capaciten y sensibilicen en cuestiones de género, dos aspectos fundamentales para la prevención. “Antes que una persona ejerciera violencia de género contra su mujer parecía una situación del ámbito de lo doméstico y en el último tiempo eso comienza a ser visibilizado y problematizado desde lo público, es decir, que lo que sucede en la vida privada no puede entenderse como un problema aislado sino que es un problema público y por lo tanto es responsabilidad del club hacer algo con respecto a eso”, agrega Hang.

ADE/VDM