La Pastoral Judicial desembarcó en Rosario y advirtió sobre el narcotráfico

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En una ciudad atravesada por la violencia narco y la desigualdad, la Iglesia busca tender puentes entre el Poder Judicial y los barrios más golpeados. Este sábado, en la sede de la Comunidad Padre Misericordioso —parte de la red del Hogar de Cristo— se lanzó en Rosario la Pastoral Judicial, una iniciativa que apunta a “humanizar la justicia” y acercarla a las realidades de exclusión.

El encuentro fue convocado por el arzobispo Eduardo Eliseo Martín y reunió a representantes de los tribunales provinciales y federales junto con organizaciones sociales que trabajan con personas en situación de encierro y adicciones. Participaron, entre otros, Daniel Erbetta y Roberto Falistocco, de la Corte Suprema de Santa Fe, y el juez Alejandro Slokar, de la Cámara Federal de Casación Penal.

La Pastoral Judicial nació en el conurbano bonaerense bajo el impulso del obispo de San Justo, Eduardo García, y ahora empieza a replicarse en otras diócesis del país. Su propósito, explicó García, es generar espacios de diálogo entre magistrados y comunidades vulnerables: “Tenemos que trabajar juntos con el poder judicial para que aquel que por su condición social es víctima no termine despedazado por los cuatro costados como Tupac Amaru”.

Durante la jornada, integrantes de la Comunidad Padre Misericordioso compartieron sus testimonios sobre el consumo problemático y la recuperación comunitaria. “Perdemos el físico, la mente y el espíritu por culpa de la droga”, resumió uno de ellos.

El ministro de la Corte santafesina Daniel Erbetta recordó una antigua práctica judicial: “Teníamos una acordada que obligaba a los jueces —incluso a los de la Corte— a visitar las cárceles. Es hora de retomar eso: los presos son responsabilidad de los jueces”.

En la misma línea, Falistocco señaló que fue “el propio Jesucristo quien incluyó entre las obras de misericordia visitar a los presos”. También participó Virginia Barreyro, directora de la DCAEP del Ministerio Público de la Defensa, quien remarcó la necesidad de articular el trabajo institucional con las comunidades “poniendo en el centro la dignidad de cada persona”.

El cierre estuvo a cargo del padre Fabián Belay, referente de la Pastoral de Adicciones, que sintetizó el sentido del encuentro: “El crimen está organizado. Necesitamos organizar el bien”.

Con el encuentro rosarino, la Pastoral Judicial suma una nueva escala en su camino nacional: un intento de acercar jueces, obispos y militantes barriales en una ciudad donde la justicia y la fe buscan hacerse cuerpo frente a la violencia y la indiferencia.